martes, 31 de mayo de 2016

puZle 2016 [abril]

Rómpete la cabeza pinchando en las letras verdes



En abril no creemos que exista biblioteca alguna en nuestro país, que haya dejado de tener como protagonista el aniversario cervantino.Afrontar la figura de Cervantes aspirando a ser originales no es cosa fácil, así que tampoco lo hemos pretendido.

Pero aún así, modestia aparte, no nos ha quedado nada mal. Una estupenda exposición, un photocall cervantino, una selección de obras para retirar en préstamo, y vistosos diseños en vinilo para decorar paredes y suelos de las salas de la biblioteca. Y más cosas que quedan para la crónica del mes de mayo, con las que seguimos celebrando el aniversario de Cervantes; puesto que el de la BRMU (20 añitos), se queda sin celebrar, a la espera de que vengan tiempos mejores.


Pero no sólo de Cervantes se puede vivir el hombre o la mujer (aunque sean bibliotecarios), así que hubo espacio para unas cuantas cosas más a lo largo del mes; aunque con facilidad se pueden relacionar con episodios cervantinos. Luchar contra molinos de viento es algo que llevamos haciendo la mayoría desde que empezó esta maldita crisis; por eso, que los recortes de la BRMU hayan sido protagonistas en los medios, era algo que tarde o temprano tenía que pasar. Demasiados años  yendo a menos.

Afortunadamente, en este caso, nos pudimos apear de la actualidad más inmediata con otro tipo de noticias algo más relajantes.

Relax, capitalismo, ecología y artilugios de lo más extravagante para centrarse, única y exclusivamente, en la lectura; una combinación que pese a todo, terminaba teniendo sentido (o al menos nosotros se lo veíamos). Al final del post, no podíamos evitar un guiño a un tema candente en las calles de Murcia (y seguro que en otras ciudades también): la convivencia entre peatones y ciclistas.





El cómic hizo su cameo (nunca mejor dicho), a principios de mes; y por continuar en los aledaños del universo bibliofriki; en Artesanía digital, confrontábamos lo tosco y cálido de los efectos especiales del pasado, con la impoluta (pero fría) perfección de los efectos digitales del presente. ¿El resultado del combate?: un KO técnico a favor de la imaginación, que es lo único que da vida a un efecto, sea especial o digital.

Y de batallas entre púgiles iba en cierta forma la entrada con que se cerró el mes: Adrenalina en versos, o cómo la poesía se puede convertir en una competición tanto o más emocionante, que una final de liga futbolera.





viernes, 27 de mayo de 2016

Mi library is soooo cool

Cartel de nuestro servicio Yes, we can
(en este caso el uso del inglés estaba plenamente justificado)


En este blog nos hemos justificado/excusado por recurrir de vez en cuando a los anglicismos, sobre todo a la hora de lanzar nuevos proyectos (Packs de préstamo, Biblioteca Top Secret, BRMU Bizarra...), aunque luego hayamos compensado con casticismos como Biblioteca Quitapesares. Pero tanto da, como cualquiera que pisa el planeta Tierra en estos años, el número de anglicismos que salpican nuestras conversaciones (laborales o personales) cada día va en aumento. Y si en el post previo hablábamos de la risa como instrumento para estereotipar, nada como el humor para dejar al aire lo tontos que estamos todos (tecnología y medios de masas mediante) en el uso y abuso de anglicismos.

La RAE junto con la Agencia de publicidad han lanzado una campaña que no tiene desperdicio, a la hora de reírse de este asunto.


 



Pero antes de esta campaña, ya existían vídeos que demuestran a las claras hasta qué punto perdemos el oremus en cuanto oímos una palabra en inglis pitinglis. La agencia de publicidad Y&R desarrolló los siguientes vídeos en Lima, en los cuales queda a las claras lo mucho que nos tienen sorbido el seso: los dentríficos con crystal white, los concursos con coaches y talents, los detergentes con power, los frigoríficos no frost o los coches con ziritione (el colmo de los colmos, porque encima nunca supo nadie qué era eso del ziritione). Después de ver estos siguientes vídeos sobran las palabras, sobre todo si son en inglés.








Así pues, in english please, pero cuando proceda y cuando no haya un equivalente en nuestro idioma. El abuso de anglicismo para quedar más guays lo que termina haciéndonos parecer es más paletos; y deja al aire un complejo de inferioridad que la lengua de Cervantes no se merece.

Mientras tanto, estudiemos y practiquemos el inglés, por supuesto, pero sin complejos de ningún tipo, y en Murcia tenemos de quién tomar ejemplo. La simpar Charo Baeza (no por nada musa de nuestra BRMU Bizarra) volvió a alegrarnos en un anuncio reciente de Burger King. Tras décadas formando parte de la cultura popular estadounidense, nuestra paisana preserva su pronunciación intacta (no sabemos si por ser demasiado murciana como para mimetizarse, o porque queda estupendamente para su personaje). Sea por lo que sea, es todo un ejemplo de impermeabilización lingüística digno de estudio. Charo, we love you.





miércoles, 25 de mayo de 2016

De la risa y la ofensa

Definoción de Alber Romero cuyo
perfil en Facebook juega con el lenguaje


Hace cosa de una semana en la Comicteca de la BRMU, pusimos un cartel (que también compartimos por redes) en el que mostrábamos nuestra repulsa ante la agresión que había sufrido la directora de la revista El Jueves, en el portal de su domicilio.

Dicho ataque vino provocado por la portada de su publicación, en la que deseaban una enfermedad mortal a los movimientos nazis que están surgiendo a lo largo del continente europeo.

Tanto presencialmente como en las redes, hubo algún comentario sobre lo inapropiado de utilizar un humor tan negro para denunciar esta situación, y que la Comicteca pareciera refrendarlo. En la Comicteca al publicar dicho cartel lo que pretendíamos era expresar nuestro rechazo a la violencia, máxime cuando atentaba a la libertad de expresión de un medio, que tanto bien ha hecho para la supervivencia del cómic español durante las últimas décadas.

Lo idóneo, o no, de la portada en cuestión, no era el asunto de dicho cartel; pero sí que nos dio un buen ejemplo de un asunto que nunca pierde vigencia: el humor y su capacidad para ofender.






Recientemente Bertín Osborne en una entrevista junto con su compadre Arévalo, se quejaban de que ya no pudiesen contar chistes de mariquitas, ni gangosos con la misma libertad que lo hacían antes. Elvira Lindo en una columna reflexionaba sobre el asunto, y llegaba a la conclusión de que simplemente puede deberse a que ese tipo de humor está perdiendo su público, por una mera cuestión de edad. Que se les mueren los espectadores, vamos.


Arévalo y sus casetes, reyes durante años de las gasolineras


Pero aparte de no lamentar que cierto tipo de humor se extinga, no por ofensivos (que lo eran en muchos casos), sino por desfasados: lo que planteaba el cantante y presentador da pie para mucho más. Plantea lo asfixiante que resulta el discurso de lo políticamente correcto que no deja de implantarse en los medios, y lo que es peor, en las cabezas; ahogando la libertad de expresión que tanto pregona defender ese mismo discurso.

El bufón siempre tuvo bula para decir cosas que nadie tenía autorización para decir; pero bien se cuidaría de morder la mano de quien le daba de comer. Hace unos años, Mario Vaquerizo hacía gracia en las tertulias de la emisora COPE, su cháchara intrascendente, su gracejo, y su imagen de estrella pop: cubrían el cupo de modernidad asumible por la cadena. Pero todo fue posar para el provocador fotógrafo Bruce LaBruce, junto a su mujer emulando a la Piedad, para que fuera despedido de inmediato.


 
Ya se sabe que la risa es un asunto muy serio, y Andrés Barba en su ensayo, recién publicado, La risa caníbal (ya disponible en nuestras colecciones) hace un repaso al humor a través de su relación con la parodia, el sexo, los chistes, los cómicos, los ventrículos o el cinismo.

La risa como arma arrojadiza, como agresión; y la risa como unión, como la forma más rápida de conexión entre las personas; la risa que nos deja el subconsciente al aire, y dice más de nosotros, que muchas de nuestras palabras y gestos. No faltan tratados estudiando la risa, pero como todos los asuntos verdaderamente importantes, siempre es una constante para tomarle el pulso a cada época y momento.

Hace unos días, Televisión Española tuvo que presentar sus excusas por un sketch en el programa del humorista José Mota, en el que un paciente le pedía al médico que le suavizara la noticia de padecer una enfermedad terminal. El aluvión de críticas recibidas hizo que el canal público presentara disculpas; y viendo el gag en cuestión, lo que provoca es simplemente miedo. Miedo del nivel de intrasigencia y falta de humor al que se está llegando.


Humor de Héctor Bometón, más conocido como Mierdecitas en Twitter


El humor marciano de Miguel Noguera,
presente en nuestra Comicteca

El bronco debate público, los linchamientos digitales, el tono de algunos discursos: pareciera que todo se confabulara para imponer el resentimiento y el gesto agrio en la esfera pública. Si hasta nuestra inofensiva encuesta sobre ¿Eres un Quijote o un Sancho del siglo XXI?, recibió alguna crítica por ¿¿¿sexista??? (que afortunadamente fue retirada después, al argumentar que no conseguíamos ver dónde estaba el sexismo).

El totalitarismo de lo políticamente correcto, de seguir exacerbándose, terminará dándose la mano con ese fascismo cotidiano, del que se hablaba en el cartel que publicamos sobre la agresión a la directora de El Jueves.

Precisamente por eso, vamos a cerrar predicando con el ejemplo. Una nueva polvareda de esas que tanto gustan a algunos, saltó otra vez en TVE, a cuenta de un episodio de la exitosa serie el Ministerio del Tiempo. En la serie, es habitual un cierto tono paródico que juega con los estereotipos, y en uno de sus episodios les (nos) tocó a los funcionarios.




Como no podía ser de otro modo, las redes sociales hirvieron con el asunto. Todos los estereotipos tienen antecedentes reales en los que sustentarse; y jugar al solitario o al buscaminas, vestirse con aspecto viejuno, apalancarse junto a la máquina del café y el gesto malhumorado sempiterno (que son los tópicos a los que recurre la citada serie, aunque desde dentro podríamos aportar unos cuantos más), se han dado, y siguen dándose, lamentablemente, entre algunos funcionarios. Como en otros gremios y sectores de la población, se dan mil lugares comunes a los que se puede recurrir a la hora de parodiarlos, con mayor o menor intención crítica.



Los tópicos que aspiran a retratarnos a través del humor no se desactivan ofendiéndose, sino reconociendo la verdad que pueda haber en ellos, y desmarcándose de ellos en nuestro día a día, a través de nuestro trabajo; que es lo que demuestra nuestro compromiso con el servicio público. Lo malo son aquellos que aún reconociéndose no se dan por aludidos, o aún peor, los que ni siquiera se reconocen cumpliendo todos los requisitos. Elias Canetti dijo, que una ofensa tiene valor en la medida en que te hace reflexionar; así que lo mejor para desactivarlas será recuperar el saludable e inteligente hábito de reírse, reflexionar y ejercer la autocrítica, sin que nos salgan sarpullidos a cada paso.





jueves, 19 de mayo de 2016

Fetichismos culturetas

En recuerdo de nuestra BRMU Bizarra. Cuarta entrega, aquí van algunas 
portadas de discos que no sabemos si habrían provocado el actual 
resurgir del vinilo


El término postureo, que hasta los políticos han convertido en coletilla (tal vez sea la primera señal para empezar a desterrarlo). Proviene de poser, una palabra que en inglés venía a describir a aquellos que adoptaban las pintas, perdón, el look de determinadas tribus urbanas sin tener ni idea del discurso que había detrás.

Algo mal visto allá por los 80, cuando lo de la autenticidad aún se tenía en cuenta; pero cuando hasta los que entonces se llamaban pijos, ahora llevan camisetas de Los Ramones o del Ché Guevara: está claro que lo de acoplar estética con discurso, está más desfasado que decir carroza para referirte a lo viejuno.

Precisamente allá por los 80, la ahora agonizante industria del disco tuvo una de sus épocas gloriosas.  Aún no se atisbaba en el horizonte lo que aquellos simpáticos ordenadores terminarían haciendo con la música, primero; y las películas, los taxis, las agencias de viajes, los libros y que cada uno sume lo que se le ocurra a la lista: después. Pero como todo vuelve (menos las hombreras como pistas de aterrizaje): los DJ, por un lado, y los (ahora también acosados por la caducidad) hipsters, por otro: han hecho que los vinilos regresen, y cada vez se vendan más.

El punto vintage, la liturgia del vinilo, el fetichismo de su diseño, todo aquello que los que vivieron los 80 (y décadas previas) reconocían como el placer del melómano, como esos valores añadidos a la experiencia musical que la engrandecían, ha vuelto. Una reacción a la falta de respeto con que se consume ahora la música, que se usa y se tira igual que un chicle masticado sin apenas haberle sacado el sabor. Pero como todo en este tiempo, este revival no está exento de postureo.




Según un reciente estudio realizado en el Reino Unido, el 48% de las personas que compran vinilos tienen tocadiscos pero no lo usan, y el 7% ni siquiera tiene tocadiscos, ni tiene en mente adquirir uno. Sorprendente, ¿no? Bueno depende de cómo se mire, según el mismo estudio, las razones provienen del placer de disfrutar del diseño de los discos, de su valor como objetos bellos; y por otro lado, su simple afán de coleccionar.

Pero no hace mucho, tras la muerte de Umberto Eco, circuló por las redes un vídeo en el que una cámara le seguía mientras recorría todo el piso que había consagrado a su biblioteca. Un placer para cualquier bibliófilo, y un sueño/pesadilla para cualquier bibliotecario que tuviera la suerte de recibir tan impresionante legado en donación. ¿Se habría leído todos los libros que atesoraba en su biblioteca el gran Eco? En su caso nadie se atrevería a hablar de postureo, dada la talla intelectual de Eco, pero ¿cuánto de fetichismo habría en ese coleccionar libros y libros, sabiendo que probablemente no llegaría a leérselos todos?





Esa bibliofilia galopante que ha afectado a tantos literatos, no nos parece en cambio tan sospechosa de postureo como la de los discos. Un libro, por miles que se tengan, siempre es susceptible de ser leído: un disco sin tocadiscos, es un absurdo. Pero siempre se puede interpretar como algo positivo, y sobre todo, muy humano.

Es la añoranza por un cierto ritual, por alguna forma de liturgia (comprar el disco, desprecintarlo, colocarlo con cuidado en el plato, coger la aguja, ponerla en el surco, y escuchar las primeras notas mientras se contempla las fotos del interior, se leen las letras, y los más apasionados, hasta los créditos): es en cierta forma una nostalgia de pequeñas ceremonias de las cuales, lo digital nos ha ido privando. Y ahora, hasta los nacidos en un tiempo sin tocadiscos, añoran algo que no vivieron y compran vinilos.


Si todas las portadas hubieran sido así, 
nadie echaría de menos a los vinilos


La industria de la música fue la primera en caer bajo el imparable avance digital, y si ahora se producen fenómenos como este fetichismo por los vinilos en el Reino Unido; precisamente del mismo país, llegan noticias al respecto de los libros.

Según nos revelaba Librópatas esta semana: las ventas de libros de papel suben, mientras que las de libros electrónicos bajan. Según el director ejecutivo de Publishers Association, que ha dado a conocer estos datos: "Aquellos que hacían predicciones sobre la muerte del libro podrían haber subestimado lo mucho que la gente ama el papel".

Portadas de libros bizarras tampoco faltan
¿Somos en el fondo conservadores a la hora de consumir música (y por eso añoramos los vinilos), y a la hora de leer? No, es simplemente que los cambios pese a lo vertiginosos que parecen, no hacen cambiar las costumbres tan rápidamente. Algo negativo en muchos casos; pero en cambio, positivo cuando hablamos de cultura.

Según relata Bob Stanley, en su imprescindible ensayo Yeah, yeah, yeah, la historia del pop modernoEn 1978 como reacción al éxito que tenía la música disco en las listas de éxitos, medios como la revista Rolling Stone (guardiana de las esencias del rock) anunciaba en sus páginas camisetas con frases como "Muerte a la música disco", "Mata a los Bee Gees". Ese mismo año,  en un estadio de beisbol, incluso se llegó a celebrar un "derby de demolición de la música disco", explotando un contenedor con 10.000 discos de este estilo, mientras los espectadores gritaban: ¡El disco da asco!

En fin, habría que ver a alguno de esos espectadores cada vez que, cíclicamente, la música disco ha vuelto a renacer sobre sus cenizas en las listas de éxitos. A estas alturas de la película, ya deberíamos admitir que a la hora de consumir música, libros, cine o cualquier otro arte: todo suma, nada resta, y en que en definitiva de lo que se trata es de disfrutar y tener una dieta lo más variada posible.





jueves, 12 de mayo de 2016

Acto de contrición



Nos hemos reído de ellas, o al menos cachondeado, sin ánimo de ofender, de acuerdo; pero tomándolas un poco a chanza. Y hoy, un ¡¡ZAS!! en toda la boca más que merecido para este blog.

Nos referimos a las pequeñas bibliotecas libres (Little Free Libraries), un movimiento del que nos hemos choteado (cariñosamente podríamos decir, pero choteo al fin y al cabo) primero a cuenta de su guerra contra los gnomos de jardín, por su capacidad para subvertir el orden mundial; o por sus relaciones con el mercado inmobiliario. Y ahora desde la ciudad de Rochester (condado de Olmsted, Minnesota) nos llega una noticia que nos pone en nuestro sitio.



La Biblioteca Pública de Rochester está estudiando abrir nuevas sucursales en el condado, ante el éxito que están teniendo las pequeñas bibliotecas libres. El programa Neighbors Read (Vecinos que leen) que puso en marcha la biblioteca en los diferentes barrios del condado, instalando estas pequeñas casitas: ha conocido tal expansión, que les está llevando a plantearse ir un poco más allá.

El programa arrancó en 2013, con 13 bibliotecas en el área de Slatterly Park; y actualmente ha crecido hasta 120 pequeñas bibliotecas libres. Por esta razón, han abierto un plazo para que los vecinos que quieran actuar como anfitriones, en sus jardines, de una de estas bibliotecas; presenten sus solicitudes.

Hasta donde le habíamos seguido la pista a este movimiento; eran iniciativas privadas, de los propios vecinos, que decidían instalarlas en sus propiedades Pero es la primera vez que sabemos de bibliotecas que las instalen y promuevan.



Se nos está bien merecido por utilizar ese tonillo de hipster resabiado al cachondearnos de lo kitsch y pequeñoburgués que sonaba todo esto de los gnomos de jardín, y de las pequeñas bibliotecas libres. Más que nada, porque ahora se nos ocurre lo maravilloso que resultaría que desde la Red de Bibliotecas Públicas de la Región, lanzásemos un programa para instalar pequeñas bibliotecas libres por los distintos municipios. De este modo, por los carriles de la célebre y castigada huerta murciana, podrían proliferar pequeñas bibliotecas libres, convenientemente maqueadas con estilo de barraca autóctona. ¿No sería genial?


El ¡¡ZAS!! en toda la boca se amplía. A raiz de publicar este post
Luis Sánchez Martín nos informa vía Twitter, de que su libro Sin anestesia está
disponible en una de las Little Free Libraries de Rochester. En la foto se puede ver.


El idílico paraje del Molino del amor
en la huerta de Murcia
Sobre todo ahora que existen proyectos serios para rehabilitar espacios huertanos como el Molino del amor, y otros espacios emblemáticos de lo que fue la huerta murciana. Pero claro, eso sería contando con un civismo y un respeto por el bien común por parte de la ciudadanía, que no sabemos hasta qué punto se observaría a tenor de ciertos vandalismo a cuenta del servicio de bicicletas públicas

Pero sin desviarnos del asunto (algo prácticamente imposible con el estilo errático de este blog), y sin que sirva de justificación; pese a este ¡¡ZAS!! en la boca, que nos ha supuesto la noticia de Rochester, no prometemos nada. La cabra tira al monte; y puede que en el futuro volvamos a las pequeñas bibliotecas libres y los gnomos de jardín. Resultan francamente inspiradoras, en todos los sentidos.



miércoles, 4 de mayo de 2016

¿Cómo somos los murcianos?: un test para murcianos y no murcianos

En la BRMU proseguimos con la celebración del aniversario de Cervantes. La estupenda exposición (hasta el 30 de mayo), la selección de obras, el photocall cervantino, y por supuesto los vinilos que decoran toda la biblioteca. Pero ahora añadimos algo más, y además con premio. Este año el Día de la Región de Murcia (9 junio) va a tener un sesgo claramente cervantino. Porque...

¿Cómo somos los murcianos? ¿Idealistas o materialistas?, ¿soñadores o pragmáticos?, ¿luchadores o conformistas? ¿De entre los rasgos que tan magistralmente tipificó Cervantes a través de sus personajes de Quijote y Sancho: cuáles son los que nos caracterizan?

Cada uno tendrá su opinión al respecto, pero en la BRMU queremos aprovechar el aniversario cervantino para averiguarlo y, contando con la colaboración de Isabel Muñoz González, hemos elaborado un cuestionario “psicolúdico” cuyos resultados no serán muy rigurosos científicamente hablando, pero nos harán llegar a unas conclusiones divertidas y sorprendentes.



Tanto si el resultado te retrata como un Quijote, como un Sancho o como un veleta, si nos proporcionas tus datos entrarás en el sorteo de algo que haría las delicias del fiel escudero: una cena para dos personas en el magnífico restaurante Rincón de Pepe, que colabora en esta iniciativa dando ejemplo de inteligencia empresarial, y apoyo a la cultura desde la empresa privada.



 
 La encuesta estará disponible hasta el 4 de junio. Una vez concluya, publicaremos los datos globales justo para el día 9, Día de la Región de Murcia; y saldremos de dudas sobre si los murcianos tenemos más de quijotes, de sancho o nos quedamos en un término medio.


Completa la encuesta y entra en el sorteo pinchando en este enlace