viernes, 25 de abril de 2014

Biblioteca terrorista



Shoefiti es el término anglosajón, que se utiliza para referirse a esa costumbre urbana de colgar zapatillas deportivas en cables eléctricos. Las interpretaciones sobre su significado van desde el lenguaje que utilizan algunas bandas urbanas para “marcar” sus territorios, hasta señalar zonas de venta de drogas, o supuesto arte urbano.

Pero durante estos últimos días en la Biblioteca Pública de Boston, la razón de las deportivas colgando no ha tenido nada que ver con ninguna de estos motivos.

Deportivas colgadas en los aledaños de la Biblioteca de Boston


El recién celebrado maratón de Boston nunca había recibido tanta cobertura mediática. La razón de este interés, tristemente, no fue por sus valores deportivos, sino por los atentados que justo hace un año, convirtieron lo que era una celebración en un suceso trágico.

Muchos de los actos que se organizaron para conmemorar y honrar a las víctimas, se han realizado en torno a la Biblioteca Pública de Boston. Toda una institución en el mundo bibliotecario estadounidense, y un orgullo para su ciudad. Por eso, la exposición de zapatillas de deporte apiladas en su vestíbulo, fue el homenaje más emotivo que se podía realizar; y una biblioteca, el mejor lugar para elevar pacíficamente la voz contra el fanatismo.

Zapatillas expuestas en el vestíbulo de la Biblioteca de Boston

Osama bin Laden travoltizado por el artista
español Eugenio Merino
Pero como en la crónica diaria cada noticia tiene su reverso, precisamente también en estos días, y en otras latitudes, concretamente en Pakistán, otra noticia relacionada con bibliotecas suena a broma macabra.

En Islamabad, la escuela coránica Jamia Hansa, reservada a mujeres, ha decidido bautizar a su biblioteca con el nombre de Osama bin Laden. Un homenaje a una figura que actualmente ya se ensalza como a un mártir, en una placa que luce en la escuela.

Nosotros humildemente, si finalmente se adopta este nombre, nos atrevemos a sugerir algunos títulos para que se incluyan en sus colecciones. Por ejemplo, no debería faltar Contra el fanatismo de Amos Oz, en la cual el autor israelí sostiene opiniones como que:

 "la semilla del fanatismo siempre brota al adoptar una actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo" 

El biopic sobre Hannah Arendt ya está en
nuestra biblioteca
También sería aconsejable el ensayo de Susan Sontag, Fascinante fascismo, que vendría bien a aquellos cuya fascinación por las icónicas imágenes de las Torres Gemelas derrumbándose, les hace plantearse el terrorismo como una solución para algo.

O la novela Chicago del egipcio Alaa Al Aswani, todo un éxito en el mundo árabe, en cuya presentación dijo algo, que podría servir para grabarlo en el frontispicio de cualquier biblioteca:



"si eres fanático no entenderás la literatura, y si te gusta la literatura (y por tanto las bibliotecas, añadimos nosotros) nunca serás fanático"

Y hasta nos atrevemos a recomendarles una película: Hannah Arendt, un interesante aperitivo para quienes quieran adentrarse en la obra de la filósofa alemana, autora de Sobre la violencia, y que acuño la célebre frase de la banalidad del mal.

Todo eso y mucho más les recomendaríamos, sin ninguna esperanza de que nos hicieran caso. Pero ya lo decíamos en Biblioteca corrupta: la palabra biblioteca repele ciertas asociaciones, y unirla a determinados nombres sólo puede derivar en un oxímoron.

Portada del último disco del fantástico grupo Mashrou' Leila

Por eso vamos a terminar con alegría y optimismo en árabe. No es la primera vez, y probablemente no será la última, que recurramos al más que interesante grupo libanés Mashrou'Leila. Si hay un país asolado por el conflicto y la violencia, ése es Líbano, y por eso tiene mayor valor la obra de estos músicos. La portada de su último disco, titulado Raasuk, es perfecta: un hombre inflando su chaleco salvavidas. 

Una imagen que tal y como van las cosas por el mundo, nos resume a todos los que soplamos cada día el chaleco imaginario con que nos rodeamos el cuello para poder seguir a flote. 





3 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente los fanatismos son tóxinas embriagadoras, son la droga dura de algunos movimientos religiosos, políticos y culturales.

Está canción en su momento me enseñó que los prejuicios hacia otras culturas sólo se pueden curar conociéndolas más a fondo y desde luego recapacitando que ante todo están las personas y en lo básico todas somos iguales.

//www.youtube.com/watch?v=Bb4NfJL9w8E


Anónimo dijo...

Con la primavera, vienen las alergias, lo antihistaminicos y las apatias. Espero que la medicación no me impida continuar con la alergia a los fanatismos.

El blog de la BRMU dijo...

Es de lo poco por lo que alegrarse de que no tenga cura.