miércoles, 15 de octubre de 2014

El infierno son los demás

Tony Manero en pleno disco inferno

Que las bibliotecas estamos empecinadas en sobrevivir, le queda claro a cualquiera que haya seguido mínimamente este blog. Por eso nos gusta fijarnos en las ideas que tienen las bibliotecas estadounidenses: tan desprejuiciadas a la hora de buscarse la vida, para conseguir mantener su oferta e incluso hacerla crecer.

En la ciudad norteamericana de Coueur d'Alene (Corazón de Alene, nombre poético donde los haya para una ciudad), se han inventado una forma para recabar fondos para sus bibliotecas que no puede ser más divertida. Disco inferno, es un maratón de canciones y baile disco cuya taquilla irá destinada a la adquisición de documentos para sus bibliotecas escolares. ¿Qué mejor manera de celebrar la importancia y vigencia de las bibliotecas que un festival de música disco? Aquí no celebramos este tipo de eventos, pero aspirantes a Tony Manero bibliotecario, no iban a faltar.

Si por algo brillaba la era de la música disco era por la falta de prejuicios, por la defensa del hedonismo más libre y despreocupado. La alegría de lo hortera como máximo exponente de las ganas de vivir. Así que sacudirse al ritmo de himnos como I will survive, High energy, Knock on wood o Stayin' alive, sienta muy bien para espantar cualquier pesimismo sobre el futuro de las bibliotecas. Viendo este montaje de estampas de la época, no puede resultar más divertido y deseable el Disco Inferno que da nombre al evento, y al que cantaban The Trammps.





Hace décadas para recaudar fondos para un centro cultural como una biblioteca, lo conveniente habría sido recurrir a una velada literaria, a un recital de poesía, o algún evento apropiado de un templo de la alta cultura como eran las bibliotecas. En la actualidad, es la música disco la que sirve a tales fines; lo que decíamos en la última entrega de nuestra BRMU Bizarra demuestra toda su vigencia: “la cultura más viva no puede respirar en lo académico sin dejarse contaminar”. 

Y precisamente en el Babelia de este pasado sábado, se preguntaban: ¿por qué cultura es la palabra más buscada? Un artículo a cuenta del hecho de que entre las palabras más buscadas en la edición digital del diccionario de la RAE se encuentren precisamente: cultura, y bizarro. Respecto a bizarro, los académicos sospechan que la razón de que este término en desuso despierte tanto interés se debe no tanto a su significado en castellano (valiente, generoso) como a la influencia del término inglés bizarre (estrafalario, raro). En este blog reconocemos nuestra culpa en este sentido, así la utilizábamos en nuestra serie bizarra, pero todo hay que decirlo, plenamente conscientes de este barbarismo.

Dante y Virgilio en el noveno círculo del infierno

Pero lo que más nos gusta es la reflexión del argentino José Emilio Burucúa con que se cierra el artículo, y que encuentra la explicación a que la palabra cultura sea tan buscada. Según el ensayista argentino, ese interés es porque la vemos como nuestra tabla de salvación. Una tabla que ya flota tanto sobre la cultura según el concepto más clásico, como sobre el más popular. Y en ocasiones en el filo de ambas, como es el caso del precioso corto animado con que cerramos el post. Dos representantes de la alta cultura: el ilustrador Gustave Doré soñando el infierno de Dante, en un corto animado de indudable aire decimonónico y lirismo postmoderno.

Tras haber pasado por el infierno disco, y el infierno de Dante, sólo nos queda invocar a Sartre cuando decía aquello de que el infierno son los demás. Es cierto. Estamos de acuerdo. Entre todos formamos el infierno cuando nos falta la suficiente cultura como para desarrollar nuestro propio juicio crítico. Tal es así, como la RAE define la palabra cultura en su primera acepción. 




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que cada cual tiene sus propios infiernos. A veces no hay que muy lejos, la mayoría de las veces los infiernos están en nosotros mismos, de ahí la necesidad de la CULTURA como tabla de salvación para evadirnos de todo, incluso de nosotros mismos.

El blog de la BRMU dijo...

Lo suscribimos por completo.