miércoles, 26 de junio de 2013

Biblioteca-nido

Barbie modelo Tippi Hedren en Los pájaros

La lectura (y en este caso, da igual que sea impresa que digital) tiene algo de voluntaria reclusión, algo de hogareño y de excluirse de lo que nos rodea durante el tiempo que nos absorbe. Por ello, la obra del artista estadounidense Mark Reigelman, es bastante acertada no sólo en el título: Nido de lecturas, sino también en su ubicación: a las puertas de la biblioteca pública de Cleveland.

Podría ser perfectamente una de nuestras acciones artístico-bibliotecarias, sólo faltaría la selección de títulos que las acompañan. Pero más allá de las bellas (y cursis) analogías que podamos hacer entre el concepto de nido y la biblioteca, hay datos empíricos y nada ñoños, que demuestran que la biblioteca-refugio en estos tiempos en que arrecia el temporal, es una realidad incontestable.



El nido de lecturas de Reigelman

Como declara el director de la Biblioteca Pública de Andalucía, Javier Álvarez, en un artículo de El País:

“Los desempleados y los inmigrantes son, junto a los indigentes, nuevos usuarios que se suman a los estudiantes, investigadores, jubilados, menores y aficionados a la lectura que tradicionalmente llenan las salas”
Pero hay otras declaraciones que nos gustan especialmente en dicho artículo, por ejemplo, las palabras de Ana Isabel Fernández, de la biblioteca Infanta Elena de Sevilla:

Bibliotecarios, superhéroes del día a día
Las bibliotecas son centros democráticos por excelencia, sobre todo ahora, que cada vez se limitan más los servicios públicos. Aquí, en un mismo edificio puede encontrarse un mendigo que viene a leer, con un empresario millonario que viene a una presentación”

Pero las que terminan de elevarnos la moral son las del director general de Industrias Creativas y del Libro, David Luque: 
Los bibliotecarios son los superhéroes de la cultura. Están haciendo malabarismos para dar un buen servicio a los usuarios”  
Realidades que constatan la validez de ese nido de lecturas. Su estructura de tablones superpuestos, recuerda a las ventanas selladas por el protagonista de Los pájaros de Hitchcock, para protegerse de los ataques voladores. Tal cual como las bibliotecas, pertrechadas de cultura, ahuyentamos a los pájaros de mal agüero que nos sobrevuelan.



Trailer del ¿innecesario? remake para 2014 de Los pájaros de Hitchcock

 

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