martes, 9 de julio de 2013

Críticos cítricos

El crítico de arte de Norman Rockwell

Llegan las vacaciones y nuestros usuarios se aprovisionan de lecturas. Las listas de espera para los títulos de moda se colapsan aún más (si es que acaso eso es posible) y no queda estantería sin remover en busca del libro deseado. Como se decía en BRMU Bizarra. Décima entrega y final:

“apocalípticos/integrados, lectura impresa/lectura digital, gafapastas/chonis, devoradores de best seller/letraheridos exquisitos, pobres/ricos, ancianos/niños […] las bibliotecas públicas a todos acogen, y a todos procuran contentar”
Nosotros aportamos nuestro granito de arena a través de nuestro servicio Picoesquina (actualmente Escandaloso), cumpliendo una de nuestras funciones: ayudar a descubrir títulos que quedan fuera del marketing editorial del momento. Rehuyendo el dirigismo cultural, pero inevitablemente apoyando obras que tienen más papeletas para perdurar en el futuro, que las aves de paso impresas que invaden grandes superficies.

Campos, Grandes y Milá: ¿TV versus literatura? 

Y precisamente, con motivo de la pasada Feria del libro en Madrid, surgió una polémica entre algunas estrellas televisivas de las que hablamos en literatura tupperware, y la escritora Almudena Grandes, a cuenta de su artículo Elogio de la literatura. Este pequeño rifirrafe pone en evidencia el panorama cultural en el que nos desenvolvemos, y nos ha recordado al dialogo que aparecía en la película Amor y letras de Josh Radnor sobre el megahit editorial de Crepúsculo:





En tiempos en que las recomendaciones en redes sociales o las invasivas publicidades de las multinacionales, han terminado de dar la puntilla a la figura clásica del crítico especializado: ¿somos realmente más libres a la hora de elegir qué leemos, vemos o escuchamos?

Arduo debate para el limitado espacio de este post, pero no deja de ser sintomático que en el reciente Congreso sobre "La Biblioteca de Occidente en contexto hispánico", celebrado en la Universidad Internacional de La Rioja, se haya elaborado un listado de libros que deben formar parte de una biblioteca familiar mínima de máxima calidad.


Pauline Kael, mítica crítica de cine estadounidense


Statler y Waldorf, los críticos implacables
de Los teleñecos
La mítica crítica de cine estadounidense Pauline Kael, dijo unas palabras que podemos extrapolar a las bibliotecas: “la grandeza del cine es que puede combinar la energía de un arte popular con las posibilidades de la alta cultura”, y esa tal vez sea también la grandeza de las bibliotecas públicas.

El cartel de Los amantes pasajeros,
para algunos lo único estimable de la
última de Almodóvar
Pauline Kael fue un revulsivo en el campo de la crítica cinematográfica a la hora de combinar desprejuiciadamente alta y baja cultura. Y es que la figura del crítico, del experto, con todos los reparos que se le quieran poner, sigue siendo necesaria, aunque sea por la vidilla que da al mundo cultural (¿qué sería ya de un estreno de Almodóvar sin un enfrentamiento con Carlos Boyero?)

Y si bien no es el papel de la biblioteca, con nuestras sugerencias o a través de las recomendaciones en nuestra revista ActualBiblioteca, actuamos como asesores (e inevitablemente se filtran nuestras querencias). Eso sí, siempre procurando ser abiertos de mente, ojos y oídos, desprejuiciados y glotones culturalmente, para así atender mejor a nuestros usuarios.

Y también, para qué negarlo, porque no queremos terminar como el crítico cítrico de El atlas de las nubes. Nuestra entrega a la cultura después de todo tiene sus límites.



4 comentarios:

Luis Sánchez dijo...

¡Hola! Os he nominado para el Liebster Award.
Aquí lo explico todo: http://sinanestesia-sanchez.blogspot.com.es/2013/07/liebster-award_9.html
Supongo que al ser el blog de una institución responder a las preguntas se hace complicado, pero no quería dejar pasar la ocasión de recomendaros.
Saludos ;)

El blog de la BRMU dijo...

Muchísimas gracias Luis, nos has dejado sin palabras. Desconocíamos la existencia de estos premios, vamos a estudiarlos, y comentaremos en tu blog, aunque como bien dices, no sabemos si podremos responder a las preguntas que formulas. Con seguidores como tú, nos sentimos más que premiados. Muchas gracias de nuevo. Un abrazo.

Joselu dijo...

Leer, leer, leer siempre … mezclando bestsellers como La verdad del caso Harry Dequert con libros clásicos, con Thomas Mann, con Melville, con Luis Mateo Díez … Cuanto más uno lee, más siente ganas de leer. El problema es la pérdida del hábito de lectura por cien mil razones … Hay que ponerse frente a los libros aunque no apetezca y entrar en ellos poco a poco, absorbiendo su universo narrativo en el que nos sumergimos y comprendemos la verdad o no verdad del autor.

El blog de la BRMU dijo...

Totalmente de acuerdo Joselu. Leer, siempre, de todo lo que nos apetezca, y en cuanto podamos. Es como la dieta, cuanto más variada mejor, y en la biblioteca tenemos dietas personalizadas al gusto de todos. No obstante, el debate sobre lectura de consumo rápido, y literatura de altura, seguirá eternamente.