martes, 7 de enero de 2014

Venganza bibliotecaria

"Quiero que devuelvas todos los libros a la biblioteca
pública de Gotham City"

No quisiéramos iniciar el año con un aire de reprimenda, ni por supuesto en plan biblioteca plañidera. Pero tras estrenarlo recreándonos en los usos y costumbres de la etiqueta: surge una noticia abierta a la polémica, que no podíamos dejar de comentar.

En la ciudad tejana de Copperas Cove, ha sido encarcelado un hombre por no haber devuelto un libro a la biblioteca, desde hacía tres años. Tras infructuosas reclamaciones, un juez dictaminó su ingreso en prisión durante unas horas: las que tardó en pagar una fianza de 200 dólares para ser liberado, y quedar a la espera de juicio. Todo en virtud de una ordenanza municipal que permite el arresto de usuarios que acumulen retrasos de más de 90 días. Y no sólo en Tejas, medidas similares o multas ejemplarizantes se han adoptado en Iowa, Vermont o Maine.


¡Batgirl fue una bibliotecaria!
Este exceso de celo judicial suena demencial, sobre todo cuando hay tantos delincuentes a gran escala a los que la ley no alcanza tan fácilmente. Pero más allá de estos excesos, por otra parte, tan genuinamente norteamericanos: lo cierto es que pone sobre la mesa un asunto, que raramente se aborda abiertamente, y sobre el que tanto bibliotecarios como usuarios, deberíamos de pronunciarnos. ¿Qué hacer cuando no devuelven los documentos en las bibliotecas? ¿Se podría considerar una apropiación indebida de un bien público? ¿Se podría tipificar como delito?

Lógicamente nos referimos a la no devolución, no a retrasos más o menos amplios; que desde hace un año se "redimen" fácilmente gracias a nuestra Biblioteca Quitapesares.

Chuck Norris bibliotecario: Devuelve mis libros en plazo

En estos tiempos de presupuestos menguantes cuando no inexistentes: cada no devolución es un drama. Y lo más importante, no es ya el daño que se hace a nuestras colecciones, sino que privan al resto de usuarios de disfrutar de unos bienes que nos pertenecen a todos.

No estamos necesitados precisamente de normativas represivas, ni de justicieros solitarios. Pero a poco que nos ponemos a comentar en petit comité la última no devolución de alguna novedad: ni Freddy Krueger, Jason Voorhees, ni tan siquiera Leatherface con su sierra mecánica, nos llegan a la suela de los zapatos a los bibliotecarios, a la hora de imaginar las venganzas más gore.

Pero convencidos anti-violencia como somos, estamos barajando alternativas, que puede que no causen daños físicos, pero sí morales. Una vez agotadas todas las fórmulas de cortesía posibles, estamos estudiando una nueva estrategia. Acoso y derribo a base de mensajes en el contestador del moroso, con rancheras dedicadas de Paquita la del Barrio.

Ni Batgirl, ni Batwoman (que también conoció una impagable versión mexicana) con todo su furor justiciero, podrían nunca igualar a la rotunda Paquita. Sólo hay que detenerse en las letras que tan fieramente entona, para que cualquiera se sienta cuando menos acoquinado. Así pues, no va por ustedes, va por todos aquellos que se merezcan tremenda filípica.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la no devolución de algo no es un drama es un dramón. Cómo hacer entender esto a los defraudadores. No sé, supongo que habrá miles de ideas, entre las solidarias y las represivas, me quedo con las solidarias, pero claro yo no soy defraudara. Habría que saber que motiva más a los defraudores, todo un trabajo de campo propio de un estudio sociológico. Mientras tanto que no falte el buen humor

El blog de la BRMU dijo...

Lo malo es que quien defrauda (en cualquier ámbito público) para empezar no comulga con el concepto de solidaridad. Pero, sí, que el buen humor no lo perdamos al menos.