miércoles, 12 de febrero de 2014

Visión de mosca

Fotograma de la película La mosca (1958)


Si ya dijimos que las bibliotecas son como ratas y cucarachas, es justo que los bibliotecarios seamos como moscas. Y es que sólo a través de la mirada en mosaico de una mosca, es posible atender a tantos asuntos a los que tenemos que prestar atención, si queremos seguir sobreviviendo.

Ya hemos hablado varias veces de la importancia de incluir a los videojuegos en la oferta bibliotecaria; los pros y contras de hacerlo darían para un largo debate, pero lo que está claro es que ya están ganando terreno, y tal y como antes hicieron el cómic o el arte urbano, están llamando con fuerza a las puertas de la alta cultura.



El último ejemplo, la decisión del MoMA de Nueva York de proseguir adquiriendo códigos de videojuegos clásicos, y alguno moderno, que conformarán su colección permanente de estas creaciones, que de esta manera alcanzan el estatus de arte por su diseño. La decisión no ha ido desprovista de polémicas, unas provenientes del mismísimo mundo de los videojuegos por los criterios de selección; y por otro, por críticos de arte a los que chirría que Picasso o Van Gogh compartan espacios con SuperMario Bros. o el Pac-Man.

Sin entrar en consideraciones de ese tipo, desde las bibliotecas, lo único que podemos lamentar es la falta de presupuesto para acometer nuevas colecciones y servicios en los que los videojuegos, entrasen sin reservas a formar parte de nuestra oferta. Ya hablamos de los beneficios que los videojuegos proporcionan según algunos estudios; y ahora además la oferta se amplia para atraer a todo tipo de estéticas y paladares exquisitos. Lo indie también ha invadido la industria del videojuego.

Imagen de Hyper Light Dryfter, una de las novedades indies para 2014

Cine indie, música indie, ropa indie…, lo que nació con un espíritu de independencia, como un gesto airado con el que singularizarse saliéndose de la corriente principal, ha terminado siendo una etiqueta como cualquier otra. Frente al estridente y comercial cromatismo de peto azul con camiseta y gorra rojas de SuperMario, la nueva hornada de creadores de videojuegos indies proponen escenarios y temáticas muy distintos, buscando esa sensibilidad alternativa que te hagan sentir exclusivo hasta en el modo en que agarras el mando.

Indies, mainstream, o como quieran catalogarlos, lo único que nos queda claro es que seguiremos pendientes del desarrollo del mundo del videojuego, pensando en ese día en el que finalmente las bibliotecas subamos de nivel, y podamos abrirles nuestras colecciones.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi opinión las manifestaciones culturales como tales evolucionan y la BRMU ha de evolucionar en su función de proveedora de las nuevas tendencias, siempre que no se pierda de vista el objetivo principal que son los libros. Ya ha quedado demostrado que los video juegos pueden entenderse como un soporte de expresión que permite interactuar con su creador. Cuando el Moma así lo cree, como no lo va hacer la BRMU en su afán de conectar con todo lo enriquece el mundo cultual de Murcia. Pues si, estaría bien poder tener una sala de video juegos y de una video-juegoteca.

Ampliando Horizontes siempre.



El blog de la BRMU dijo...

Ese es nuestro deseo, a ver si los tiempos mejorasen y pudiéramos acometer éste y otros tantos proyectos.

Luis Sánchez dijo...

A mí, que llevo sin jugar a videojuegos casi 20 años y los que me quedan (no me atrae ese mundo, qué le voy a hacer) me parecería estupendo que se prestara el servicio en la biblioteca, me gusta que 'ocio' y 'cultura' se cojan de la mano. Tampoco leo comics y se me haría rarísima la primera planta sin dicha sección.
En cuanto al Moma, pues también creo que hace bien adaptándose a los tiempos. No sé qué es el arte, como no creo que nadie pueda dar una definición (al menos única), pero si un videojuego no es 'artístico', al menos sí es más 'creativo' que ponerle un marco a un desconchado de una pared o tumbarse a dormir en mitad de una sala. Sí, admito que eso que muchos llaman 'arte contemporáneo' a mí, como que no...

El blog de la BRMU dijo...

El arte contemporáneo para muchos no pasa más que de una broma conceptual, pero sí es cierto que guste más o menos, te produzca más rechazo o menos, en cambio leer sobre el arte contemporáneo siempre resulta cuando menos curioso. Aunque sea luego para criticarlo con más fundamento.

Y sí, la biblioteca tiene que estar abierta a la creatividad, el formato o soporte cada vez importa menos.