miércoles, 6 de marzo de 2013

Ski-Ba-Bop-Ba-Dop-Bop

"¿Por qué gastar buena tecnología
en ciencia o medicina?"
Ya avisábamos en Biblioteca gore, que los videojuegos y su presencia en bibliotecas, iban a dar mucho juego en este blog.

La Universidad de Padua acaba de publicar un estudio según el cual los niños con dislexia mejoran sus aptitudes para la lectura, gracias a los videojuegos de acción. Pero este estudio no deja de ser uno más del largo rosario de artículos y estudios, que durante los últimos meses, están glosando las bondades de los videojuegos.

Y no sólo hablan de jóvenes jugadores, también otros artículos abordan los beneficios a cualquier edad, e incluso aseguran que mejoran el comportamiento juvenil basándose en investigaciones de la Universidad de Iowa.

"¡Realidad!, no jugar a videojuegos
es para perdedores"
Todo muy interesante, y no queremos pecar de suspicaces, pero qué coincidencia esta avalancha de estudios científicos precisamente cuando la industria del videojuego, lleva camino de convertirse en el sector del entretenimiento con más potencial económico a nivel mundial.

Coincidencias en tiempo y espacio, sin duda. Pero si unimos la acción trepidante de los videojuegos, con las redes sociales, y el lenguaje SMS: tras la generación X, la nini o la generación Click, quizás sea el momento para la GENERACIÓN SCAT.


Ski Ba Bop Ba Dop Bop era el frenético estribillo de un músico de jazz en los 90: Scatman John. Un tartamudo que había hecho del piano su forma de expresión jazzística, y que cumplidos los 50, decidió unir el scat (un tipo de improvisación en el que las palabras se agolpan vertiginosamente, y que contó nada menos que con Ella Fitzgerald o Louis Armstrong como maestros) con la música house y el dance para conquistar las pistas de baile de todo el mundo.



Tal cual como estos estudios científicos sobre los videojuegos, Scatman John publicitaba su música como un acicate para que los niños tartamudos superasen sus problemas en el habla; y tampoco se libró de suspicacias periodísticas ante la sorprendente fluidez con que hablaba en las entrevistas. En cualquier caso, el scat parece la música más apropiada para estos tiempos: no se entiende nada, es frenéticamente rápida, y tiene un ritmo que te arrastra sin remedio.

Y como botón de muestra, retornamos a los clásicos. Louis Prima, el rey del swing, que hizo suyos hits como Just a gigolo en actuaciones que rezuman encanto viejuno y buen rollo como en este vídeo.

Pero ya que hablábamos de niños y entretenimiento, mejor cerrar con Louis Prima haciendo scat a través de un orangután, en la genial banda sonora de El libro de la selva versión Disney.





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