La gran ola de Kanagawa de Hokusai, uno de los pintores japoneses que influyeron en los impresionistas franceses |
En el programa de estudios de la infanta Leonor se incluye el aprendizaje del chino mandarín; un idioma hasta hace unos años casi impensable en cualquier escuela de idiomas o academia de nuestro país, y que ahora los españoles estudian cada vez más.
Catarata Amida |
Más allá de los restaurantes chinos, las artes marciales, los productos manufacturados, las lavanderías y los todo a cien reconvertidos en Mercachinos: ¿qué sabemos de los chinos fuera de los cuatro tópicos?
En el apasionante estudio del periodista Frédéric Martel, Cultura mainstream, se relata una anécdota sobre el magnate de los medios (entonces aún no caído en desgracia) Rupert Murdoch, y su intento infructuoso por “invadir” el mercado chino.
Las autoridades del país primero le dieron todo tipo de facilidades, y una vez hechas las inversiones para hacerse con el suculento pastel, cambiaron la legislación, se quedaron con lo invertido, y dejaron fuera de juego a Murdoch, que en el proceso incluso había llegado a casarse con una mujer china.
El monte Fuji con tiempo claro |
El salón manga de Murcia en su 5ª edición para 2013 |
Toda potencia que aspire a perpetuar su poderío económico, debe tener en cuenta algo que la economía voraz nunca contempla como variable, y que en cambio, asienta imperios como pocos: la cultura de masas.
Pescando en las olas |
Si nos atuviéramos a un artículo reciente, los índices de lectura en China son preocupantemente bajos, y según otro, su industria editorial aunque impresionantemente productiva, se encuentra totalmente constreñida por el régimen.
La película española que arrasa en China |
Otras economías en ascenso como Brasil, Perú o Colombia, si acaso llegaran a dominar el panorama, ya tendrían mucho terreno ganado culturalmente hablando, lo latino lleva años arrasando en todo el mundo. Es lo que ha hecho la cantante argentina La Yegros con su cumbia Viene de mí (“no miento, es un sentimiento”) que ha conquistado Francia y Alemania (y ahora totalmente a nosotros), sin necesidad de espionaje industrial, ni agresivas ofensivas comerciales.
Y es que siempre será más fácil colonizar los bolsillos, si antes se han conquistado los corazones.
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