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Lone sloane de Philippe Druillet |
Que el mundo del cómic tiene peculiaridades propias es algo innegable.
Para los que no se enteran, seguirá siendo cosa de niños o frikis; pero hasta
los que sabemos algo del tema (no por nada tenemos una de las mejores
comictecas de España) no dejan de sorprendernos
encuestas como la que se ha realizado en Francia a autores de
bande dessinée (que así llaman a los
tebeos nuestros vecinos).
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Deadman de Neal Adams |
Según los resultados, el cómic a diferencia del resto del mundo editorial,
no está sufriendo especialmente la piratería, de hecho, la mayoría lo
consideran un problema marginal.
Sólo hace falta echar un
vistazo a los autores que engalanan este post. ¿Cómo se va a trasladar la
experiencia de un Chris
Ware, un Alex Ross o un Philippe Druillet a las limitaciones de una pantalla digital? Y máxime, cuando las editoriales optan por
ediciones
absolute: en las que ilustraciones, colores y presentación, hacen de los cómics
unos verdaderos fetiches impresos.
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Chris Ware |
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Kingdom come de Alex Ross |
Son la prueba palpable de esa reinvención del libro impreso como objeto,
sobre la que hablaban en
un artículo de
El País. Y si el cómic sube escalafones en
el mundo cultural, es hasta cierto punto
comprensible que algunos debates apolillados en la esfera de la alta cultura, reverdezcan
aplicados a la pujante novela gráfica.
Durante años se ha elucubrado sobre las peculiaridades de la literatura
escrita por mujeres, sobre
una sensibilidad femenina, que ha encendido
apasionadas y a la vez aburridas disquisiciones al respecto. Y eso justamente
es lo que ha surgido a raíz de la creación de la
Asociación de Autoras de Cómics que se presentan con la siguiente declaración:
"surge
por la necesidad de agrupar en un colectivo a todas las autoras (y autores) que
luchan por la igualdad real y efectiva en un mercado tradicionalmente dominado
por el hombre como es la historieta"
Y ha
sido una autora de cómics, Carmen Pacheco, la que en su artículo:
De la discriminación positiva en el mundo del cómic y lo harta que estoy del tema,
expone las contradicciones
del discurso
de dicha
asociación, y que tanto recuerdan, a los debates que hace años se abrían en el
seno de la literatura a cuenta de idéntica cuestión.
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George Sprott de Seth |
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Los experimentos gráficos deWare |
Nosotros no entramos a valorar, simplemente nos quedamos con lo que viene a
constatar todo este debate: que cada vez hay más lectoras y autoras de cómics. En definitiva, que el cómic, por fin, ya no es
ni tan azul, ni tan rosa, y todos sus lectores salen beneficiados.
Y hablando de cómic resulta lógico acabar con dibujos animados. Precisamente
hablando de la edición de cómics digitales, uno de los argumentos que se
esgrimían era que permitiría incluir animaciones, pero como muy bien apuntaban
algunos: ¿eso sería un cómic u otra cosa?
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