Imagen de la famosa casa okupa de Berlín, Tacheles. Toda una institución en la ciudad, desalojada en 2012 |
No llegamos a los 300 seguidores dados de alta oficialmente (cifra que parece se considera el límite a partir del cual eres alguien importante en la blogosfera), pero nuestro poder de influencia social a través de este blog es cada vez mayor. Y para quien no nos crea, sólo hay que cotejar fechas.
En marzo del 2012 mencionábamos por primera vez el concepto de
Biblioteca okupa en este blog. En aquella ocasión nos referíamos a la tendencia
en los E.E.U.U. de abrir bibliotecas en centros comerciales abandonados; y en
febrero de 2013, un grupo de jóvenes okuparon la Biblioteca Central de Rivas-Vaciamadrid
(el nombre en sí ya era una incitación a la ocupación), que como aquella biblioteca sin puerta a la que dedicamos un poema: había sido abandonada a su suerte por
las autoridades municipales, sin ni siquiera inaugurarla.
La BOA (Biblioteca Ocupada Autogestionada) es gestionada por los
jóvenes okupas, y comparte espacio con asociaciones de culturales tales como Célula
Radical Arterrorista (al Arterrorismo que tanto predicamento está teniendo en Rusia) u organizaciones como Sureste Obrero. Según reza en la web
de Okupatútambién: “son las vecinas y vecinos los que tienen la responsabilidad
de trabajar para mantenerlo a flote” El colectivo se define como
anticapitalista, feminista, antifascista y horizontal, que nace para organizar
la actividad política de Rivas-Vaciamadrid al margen de las instituciones, a
las que consideran obsoletas.
Intervención de una biblioteca londinense por parte de Banksy, el artista urbano más famoso a nivel mundial |
Pero volviendo a lo que nos interesa, ¿deberíamos exigir derechos de
autor al colectivo okupa por apropiarse del concepto de Biblioteca okupa? Se
empieza con cosas así y se termina acusando de plagio literario a Ana Rosa
Quintana. Mejor nos centramos en cosas menos paranoicas y más prácticas.
Por ejemplo, en resaltar la vigencia que la institución de la
biblioteca sigue preservando como instrumento para el cambio social. Dentro de
los objetivos (ilusorios o no, eso ya se lo dejamos a cada uno) de cambiar la
sociedad que tienen estos grupos, el que la biblioteca se considere un espacio
deseable para okupar, nos reafirma en su importancia como símbolo; y eso, no
puede más que gustarnos y halagarnos. Es como la coquetería de una dama más que
centenaria, que pese a todo aún se siente deseada.
Pero volviendo a los okupas, y a las raves, no tenemos noticia de si
finalmente la fiesta Sharnaval hortera llegó a buen fin, pero nuestra propuesta
de cierre no puede ser más festiva y revolucionaria. El buenísimo vídeo del
grupo Daft Punk para su tema de los 90, Revolution 909, es de lo más apropiado
para pegarse un baile en cualquier rave de provecho. Y a la par, su historia
nos sirve de moraleja: en ocasiones, un simple tomate puede cambiar nuestra suerte de la manera más inesperada.
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