martes, 12 de marzo de 2013

SÍ LOGO

Nuestro logo "logleado"

Hace pocas semanas se inauguraba la Biblioteca Nacional de Rumania, en cuyo frontispicio en lugar de un lema dando la bienvenida al sediento de cultura, se incita a la adquisición de productos de la marca Samsung. Según el ideario pop de Andy Warhol, sería la institución perfecta, él fue el que dijo aquello de que “comprar es mucho más americano que pensar, y yo soy el colmo de lo americano”. A lo que podríamos añadir que, en ese sentido: ahora todos somos el colmo de lo americano.

El caso es que la Biblioteca Nacional rumana ha sido financiada por la marca coreana, y de ahí el enorme cartel que adorna su fachada. Nosotros llevamos meses anhelando que las empresas en nuestro país también se decidan a financiar bibliotecas, pero de momento poco hemos conseguido. De ahí la imagen nada subliminal con que coronamos este post: el logo de la BRMU customizado a base de los logos de empresas, a ver si por aquello de que una imagen vale más que mil palabras, alguna empresa capta la idea.

Fachada principal de la Biblioteca Nacional de Rumania
No seríamos pioneros desde luego en algo así, la avalancha de bibliotecas que ceden sus espacios y edificios como vallas publicitarias va en aumento según este artículo. En San Diego las empresas locales pueden alquilar ventanas de las bibliotecas para colocar sus anuncios; o en Toronto, la biblioteca pública ha diseñado un ambicioso plan para publicitar empresas a través de todos sus canales sociales, las fachadas de los edificios, carteles, folletos, webs y su flotilla de bibliobuses.

El papel higiénico publicitario
para bibliotecas
Pero la que se lleva la palma es la Biblioteca Pública Port Cheste-Rye Brook de Nueva York, en la que han conseguido recortar gastos haciendo que les financien el papel higiénico, el cual va convenientemente impreso con anuncios publicitarios. En fin, no queremos caer en lo escatológico, pero sin duda una idea muy interesante para aquellos a los que les gusta leer mientras están sentados en el trono. Los anunciantes pagan 99 euros para unos 20.000 anuncios que aparecen en un total de 160 rollos.

En la BRMU disponemos de una fachada inmensa en una de las arterias principales de la ciudad, una media de 75.000 usuarios mensuales, 5 bibliobuses que recorren toda la Región, un servicio tan, tan dado a la publicidad como los Packs de préstamo, web, redes sociales, mochilas de la Biblioteca Top Secret, y por si todo esto fuera poco, además también disponemos de papel higiénico en los aseos.

Después de todo esto, ¿alguien imagina mejor escaparate para la imagen social y publicidad de las empresas a través de la cultura, que las bibliotecas?


El libro clásico de Naomi Klein sobre los abusos de las multinacionales
que dió lugar a este documental


4 comentarios:

Sigrid dijo...

Me parece genial. Dado que ya hay personal que paga una pasta por llevar el logo de Hunter en las botas, el cocodrilo de las narices en las camisetas o cualquier otra chuminá, al menos, que nos paguen. Hombre, mola más llevar publicidad de Sephora que es como más fisna que, pongamos el caso, una fábrica de recauchutados, que siempre se da a malas interpretaciones, pero que no se diga: todo por la pasta (Gallo o Barilla, no ponemos pegas) :-)

El blog de la BRMU dijo...

Eso, eso, la pasta al dente. También hay voces que abominan de que en espacios públicos se ponga publicidad, o de que en las bibliotecas (templos del saber) entre el consumismo a través de las marcas. Pero dado que estamos todos metidos en esta vorágine, al menos, como bien dices, que saquemos beneficios de ello.

La gente paga un pastón por llevar marcas, y luego les hacen de valla publicitaria gratuita a las empresas, así las bibliotecas puede revertir las ganancias en el bien común.

Y claro lo de Sephora queda muy fino, pero tampoco es cuestión de ponernos exquisitos, el caso es que nos patrocinen cual ciclistas.

Anónimo dijo...

Para todos los entusiastas de colocar publicidad urbi et orbe, recomiendo encarecidamente la lectura del libro mencionado en el artículo:"No Logo". Con el primer capítulo vale para enterarse perfectamente de lo que aquí no cabría por mucho que intentara sintetizar. Sería algo así como que la empresa privada patrocinando la cultura acaba siendo la zorra cuidando a las gallinas. Así que, por la parte que me toca:
LOGO NO, GRACIAS. (Y mira que queda bonito el anagrama de la bibloteca con todas las pegatinas esas que le han superpuesto para la foto)

El blog de la BRMU dijo...

Nos encanta el debate motivado por este post, sirve para un intercambio de opiniones con nuestros usuarios que resulta siempre enriquecedor y nos motiva mucho. Precisamente la referencia a la obra de Klein era para provocar ese debate, y por supuesto para que se dieran todas las opciones. Pero iniciativas como las planteadas por el Instituto Cervantes de Nueva York no nos parecen tan “peligrosas”, ¿y si pudieramos hacer algo así?: http://www.elconfidencial.com/ultima-hora-en-vivo/2013/03/cervantes-nueva-lanza-iniciativa-pionera-obtener-20130310-109920.html