Todos somos como Homer perdidos en el cuadro de Munch |
Vaya por delante nuestra ignorancia, pero no sabemos si existe un nombre médico para definir la imperiosa necesidad de gritar a pleno pulmón. Pero si habláramos de patologías típicamente bibliotecarias, ésta sería sin duda una de las que más nos caracterizaría.
Es el efecto de la presión por preservar el silencio en nuestras salas; y aunque en estos días, todos tengamos la imperiosa necesidad de gritar, no es tanto la denuncia como el impulso irracional, el que nos hace añorar el concurso de gritos que dio popularidad en los años 90, al pueblo madrileño de Colmenar de la Oreja.
El concurso de Colmenar ganó popularidad internacional al aparecer en "La flor de mi secreto" de Pedro Almodóvar |
Lo que no dice la noticia es si los participantes gritan algo en concreto, o simplemente se desfogan forzando sus gargantas sin lanzar ningún mensaje al mundo. En caso de hacerlo, a los bibliotecarios no nos faltarían motivos para mugir cual morlacos a punto de embestir.
El Roto siempre poniendo voz a los que no gritan |
Claro está, que los impulsos aunque gratificantes y terapéuticos también tiene sus inconvenientes. Solo hay que ver este divertidísimo y galardonado cortometraje de hace unos años, para constatar lo arriesgado e incómodo que en ocasiones puede ser el dejarnos guiar por nuestro sistema límbico.
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