Reflexionando: tarde o temprano se hace la luz
El título de este post es denunciable desde el primer momento como publicidad engañosa, porque pese a anunciar un poema, está escrito en prosa y de lo más prosaica. Y es que no nos salen las rimas ante ciertas noticias, aunque prometemos que la entrada evoluciona hasta alcanzar el más alto grado de lirismo en su final.
Hace dos semanas la portada del semanal de El País se dedicaba a las Cicatrices del ladrillo, los restos abandonados de urbanizaciones y edificios que la burbuja inmobiliaria ha dejado desperdigados por toda nuestra geografía; y algo de eso hay en la tristemente famosa biblioteca sin puerta de Valencia. Una obra acometida en 2009, y que sin poder ser inaugurada debido a la situación económica, ha quedado completada, pero sin que se le construya una puerta de acceso.
¿Qué narraciones inspiraría esta noticia a genios como Borges o Cortázar? Si no fuera por la constancia de que es cierta, pareciera algo propio de un relato de aires kafkianos e ilustrado por otro genio, como fue Roland Topor.
Un estupendo añadido al relato, sería el hecho de que la biblioteca no tenga puertas, pero sí ventanas. Nadie puede mirar a través de ellas para ensoñarse viendo las nubes pasar, pero siempre es un consuelo. Y eso buscamos en la siguiente noticia que enlazamos: una señal de esperanza en las nubes. Se trata del proyecto de la Nubeteca, un servicio pionero que la Fundación Germán Sánchez Ruipérez ha lanzado.
¿Quién lo iba a decir?, pero la volatilidad de la nube ha venido a arrasar con las fonotecas y las videotecas. Ahora lo que se propone es una experiencia única en el espacio de la biblioteca, en la que el usuario pueda acceder a través de un equipo lo mismo a un libro, que a una música, a consultar su correo, que a chatear. De forma autónoma, o dejándose aconsejar por las rutas y propuestas que los bibliotecarios le hagan. Por eso el rostro sigue sin rasgos como en Topor, pero se llena de nubes gracias a Magritte. El viaje de lo siniestro a lo luminoso prosigue en este post.
Y que mejor manera de abrir ese muro, y dibujar una puerta, que recrearnos en nuestro Orgullo bibliotecario. No pecamos de originales al bautizar esta sección en nuestro blog, pero nos hace gracia que concretamente en Italia se haya celebrado el Bibliopride, o lo que es lo mismo el Orgullo bibliotecario. Concretamente ha sido en Nápoles, donde los bibliotecarios han salido a la calle para reivindicar que: "las bibliotecas y los bibliotecarios italianos son un recurso irreemplazable".
Y ahora sí que hemos cumplido lo prometido: hemos partido de la biblioteca sin puerta, hemos subido a las nubes, y tomado las calles orgullosos de ser bibliotecarios. Ahora sí que llega la poesía de la manera más lírica que quepa imaginar.
Del rostro inexpresivo, al culmen de la expresividad en el bellísimo rostro de la excelsa Jessye Norman, interpretando When I am laid in earth de la ópera Dido y Eneas de Purcell, ataviada cual reina del glam (un trono que pertenece por derecho propio a las bibliotecas, como ya demostramos en este post). El ejemplo perfecto para demostrar que si no se abren las puertas no habrá cultura; y si no hay cultura no habrá civilización; y si no hay civilización, no habrá nada.
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