Aunque la idea sea ingeniosa, no estamos muy seguros de que la editorial argentina Eterna Cadencia haya acertado con su último lanzamiento, dados los tiempos que estamos viviendo.
El libro que no puede esperar, es el eslogan bajo el que se lanza la reedición de textos de algunos de los mejores autores latinoamericanos bajo el título de El futuro no es nuestro; hasta ahí todo normal, lo peculiar es la tinta en que se ha impreso dicho libro. Esa tinta es altamente biodegradable, tanto es así, que a partir del instante en que se abre el libro empieza la cuenta atrás para que vaya desapareciendo, hasta quedar el libro tan blanco y vacío como un bloc sin estrenar.
Este post se auto-destruirá en 5 segundos |
El invento en cuestión tarda unos 60 días en desaparecer por completo, y ese es el plazo que tendremos para leer el libro. Un auténtico estrés, con el que según dicen pretenden fomentar la lectura. Sería curioso conocer la opinión del académico Christopher Kelty, que a raíz del cierre del sitio web Library.nu, declaró que en el futuro: “leer será tener una copia ilegal en el cerebro”. En este caso, algún neurólogo debería constatar si al leer el libro que no puede esperar, se corre el riesgo de quedarnos con la memoria de un pez.
Lo de la lectura relajada se acabó con este invento cuya obsolescencia está más que programada. Eso sí, podremos sentirnos cual James Bond o Inspector Gadget, leyendo un libro que se autodestruirá, o como los Pizzicato Five, banda sonora para una cuenta atrás con alegría:
Fuente: ABC
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