lunes, 5 de noviembre de 2012

Dia de la marmota bibliotecario



Las bibliotecas somos como las ratas y las cucarachas. Dicho así suena fatal, pero pese a ello aspiramos a serlo por si acaso hay algo de verdad en esa leyenda urbana, según la cual, serían las dos únicas especies capaces de sobrevivir a una deflagración atómica.

La profesion bibliotecaria, puede que no sea la más antigua del mundo, pero lo cierto es que desde los mesopotámicos hasta nuestros días: bibliotecas y bibliotecarios han sobrevivido aún en las condiciones más adversas para la cultura.


Evolución bibliotecaria: del primate, pasando por el amanuense, el  bibliotecario
que chista, hasta llegar al profesional de la información
 
Y sea ante desastres naturales o provocados por los humanos, el caso es que la supervivencia de las bibliotecas se comprueba día a día. Por ejemplo, en Estados Unidos tras la devastación del huracán Sandy, las bibliotecas han vuelto a convertirse en refugio de muchos ciudadanos, en un caso parecido al que ya contábamos el verano pasado.

Otro ejemplo, es la noticia recurrente sobre el incremento en el uso de las bibliotecas motivado por otro desastre, pero esta vez plenamente humano, como es la crisis económica. Sin ir más lejos, en la Regional de Murcia el número de préstamos en lo que llevamos de año es significativamente superior a los mismos datos del año pasado. Y el logro tiene doble mérito si pensamos que el volumen de novedades que ha entrado en nuestras colecciones, y las actividades que hemos podido llevar a cabo, se han reducido drásticamente.

La biblioteca superviviente en el desastre: no es la primera vez que usamos esta foto,
pero nos gusta demasiado para dejar de hacerlo

No por eso lanzamos las campanas al vuelo, pero por seguir con otra leyenda urbana, aquella que dice que "crisis" en chino significa oportunidad, sería buen momento para salir del día de la marmota bibliotecario en que muchas veces nos perdemos cual Bill Murray en Atrapado en el tiempo, y aprovechar esta travesía por el desierto para la tan cacareada (pero imprescindible) reinvención.

Una iniciativa reciente de la que podemos aprender, es la apertura de la Zona Franca de Industrias Creativas y Culturales en Madrid o HUB Madrid, precisamente en el Barrio de las Letras. Se trata de un espacio social donde innovadores de diferentes ramas puedan reunirse y trabajar cada uno en su área, y de esta manera establecer sinergias. Algo similar a lo que se ha dado en llamar coworking, y que uno de los promotores de esta idea ve más propio de bibliotecas, frente a esta iniciativa que describe como un Facebook físico en el siguiente artículo.

 
Uno de los espacios de HUB Madrid
 
Nosotros no vemos tan clara esa diferencia, y no entendemos porqué las bibliotecas no podemos ser esos espacios físicos para que los más diversos profesionales desarrollen sus proyectos, socializando al mismo tiempo. Algo similar recogíamos en Asesinando bibliotecarios, y es una idea que refuerza nuestro actual enfoque a la comunidad.

Por eso estar atentos a este tipo de proyectos, quizás sea la manera de evitar las migrañas atómicas que nos produce el tropezar una y otra vez con la misma realidad, y gracias a estas nuevas posibilidades para nuestros centros, terminemos alcanzando esa resistencia que la leyenda otorga a ratas y cucarachas.


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