miércoles, 4 de septiembre de 2013

Lecturas que engordan

Publicidad de McDonald's apropiada para nuestra serie: ¿Qué estás mirando?
Pan, ensalada, tomate, queso, carne y de nuevo pan

Podemos soportar (y resistir) la idea de que lo digital nos esté quitando clientela, de que pese a todos nuestros esfuerzos pervivan visiones arcaicas de las bibliotecas: pero que nuestro nuevo competidor (o aliado, según se quiera valorar) sea el payaso Ronald McDonald, parece una broma de lo más inquietante

Ronald McDonald
Hace más de un año, en McBibliotecas ya planteábamos un debate muy interesante sobre el mecenazgo privado de bibliotecas (un tema que casi nos obsesiona). En aquella ocasión se expresaba un cierto escrúpulo a que la famosísima cadena de hamburgueserías McDonald’s, aprovechase a las bibliotecas para publicitarse entre los niños estadounidenses, y por las noticias que nos han llegado, parece que la cosa va a más.

Ronald versión Joker
Tras haber retirado en Estados Unidos los juguetes que acompañaban a sus menús; la cadena ha optado por otra manera más “respetable” de mejorar su imagen. Ya en el 2011, los
Happy Meal que se servían en los locales británicos de la franquicia, se acompañaban de un libro gratis del escritor Michael Morpurgo. En Francia, fue en el 2012, cuando se inició la colaboración con una editorial para distribuir libros educativos, y el proyecto se seguirá desarrollando en el 2014, persiguiendo crear Happy lectores.

Pero no queda aquí la cosa. El payaso de las hamburguesas también se ha lanzado a la edición de libros electrónicos a través de una plataforma. La idea con la que lanzan el proyecto no puede dejarles en mejor lugar: ofrecer contenido interactivo y entretenido para los niños, que complemente de manera diferente la experiencia de la lectura de un libro tradicional.

Un empeño loable, qué duda cabe. Pero el payaso Ronald, después de verlo en el portentoso corto Logorama (no perdérselo en McBibliotecas), nos recuerda demasiado a otro payaso famoso: el de It de Stephen King. Si eso lo unimos, a que en nuestro país contamos con la dieta mediterránea, y a lo que denunciaba el documental Super size me sobre la industria de la comida rápida: las sensaciones que producen estas noticias tienen efectos contrapuestos.

Puestos a publicitarse, preferimos las fantásticas campañas de dos cadenas de librerías. Por un lado, el anuncio de Gandhi Bookstore, una auténtica gozada que capta, en escasos segundos, la emoción de la lectura.

Y después, la magnífica campaña de las librerías israelíes Steimatzky. Entre el payaso de las hamburguesas, y soñar con lo que leemos, siempre resultará más seductora la segunda opción. Sale beneficiado el fomento de la lectura, y por añadidura, nuestro nivel de colesterol. Aparte de que para McDonald's, que los niños lean puede terminar siendo un arma de doble filo: leyendo y leyendo también se adquiere una cultura gastronómica, y entonces...






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