viernes, 18 de octubre de 2013

BRMU en órbita

Estación espacial BRMU en misión intergaláctica

Hay noticias que de vez en cuando nos sacan de la crónica deprimente de estos tiempos, y nos hacen soñar con las estrellas, sin que sea agosto, ni la noche de San Lorenzo.

Que la NASA confirmara que la sonda espacial Voyager 1 ha salido del sistema solar, hace que todos seamos un poco como el agente Mulder: mirando al cielo esperando alguna señal extraterrestre. Pero lo que más nos ha llamado la atención (deformación profesional mediante), ha sido el contenido del disco de oro que va en la nave, y en el que se grabaron documentos representativos de la cultura terráquea, ante la eventualidad de un posible contacto con vida extraterrestre.


Mirando a las estrellas según Norman Rockwell


Desde diferentes saludos y deseos de paz y armonía universal en 55 idiomas, hasta sonidos de la naturaleza, animales, música e imágenes. Pero hay ciertas cosas que en nuestra cortedad bibliotecaria no alcanzamos a entender. Entre las músicas elegidas se encuentran desde La flauta mágica de Mozart al Jonnhy B. Goode de Chuck Berry, y las imágenes van desde un feto humano hasta un supermercado. Pero ¡¡¡NI UNA SOLA IMAGEN DE UN LIBRO O UNA BIBLIOTECA!!!!

¿Cómo es posible que los recipientes más importantes de todos los conocimientos de la humanidad, no tengan ni una triste representación?

Bibliotecarias uniformadas en plena cuenta atrás

Cartel vintage para Gravity
Tal vez, ahora que tantos agoreros hablan de jubilación forzosa para las bibliotecas, sería el momento de plantearse decisiones drásticas, y directamente lanzarlas al espacio. ¿Cabe imaginar mejores embajadas interestelares que las bibliotecas públicas? A los bibliotecarios por si acaso se nos puede criogenizar, y despertar sólo si merece la pena el encuentro en la tercera fase.

Astronautas y bibliotecarios tenemos mas en común de lo que pueda parecer: estamos acostumbrados a la ingravidez de no saber si tendremos suficiente oxígeno (cámbiese por presupuesto) para completar nuestra misión. Tal cual como Sandra Bullock en la impresionante Gravity.

Ursula K. Le Guin, un nuevo nombre para
nuestro santoral bibliotecario
En Los desposeídos, Ursula K. Le Guin narraba la historia de un planeta capitalista, y de
su luna en la que malviven los exiliados del sistema, que aspiran a una sociedad anarquista. Como toda buena novela de ciencia-ficción, está abierta a mil interpretaciones. Se nos ocurre una, en torno al planeta de la industria editorial y la luna biblioteca, en la galaxia del libro electrónico.

Pero es la propia Le Guin la que tiene ideas propias sobre la relación entre editoriales (ya les lanzamos un mensaje en Se ofrecen cobayas),  y las bibliotecas. Y hace unos meses las dejó claras en una extensa entrada en su blog personal de la que extraemos lo siguiente:

"La existencia o desaparición [...] de una biblioteca no es un tema sexy. Pero es absolutamente básico para [...] la continuidad del conocimiento humano [..] si las bibliotecas son diezmadas o eliminadas [...] sólo podremos acceder a los libros a través de las grandes corporaciones. No va a ser fácil conseguir un libro que las empresas han decidido que no es rentable [...] seríamos inteligentes si mantenemos [...] el apoyo a las bibliotecas públicas en su esfuerzo heroico [...] por llevar a cabo su trabajo en la era electrónica. [...] El objetivo de la biblioteca pública es el mismo de siempre: dar acceso ilimitado a todos los libros (impresos, electrónicos) a todo el mundo. 
Es algo que merece la pena apoyar, ¿o qué?"

Poco más se puede decir. Por eso concluimos con el músico español de apellido más galáctico. Guille Milkyway (Guille Víaláctea) que a través de La casa azul, canta al amor y a las estrellas con un estilo naif inconfundible. De incluirse en el disco de oro de la próxima Voyager: los alienígenas o nos amaban de inmediato, o nos mandaban a toda su flota de naves de guerra.





2 comentarios:

Luis Sánchez dijo...

Me he quedado de piedra :O
Y mira que me alegré cuando supe que el proyecto incluia el tema de Chuck Berry, pues he sido, soy y seré un defensor del rock and roll primigenio a capa y espada, por algo lleva más de 60 años ahí y nadie lo jubila.
Pero no podía ni imaginarme que no hubiera libros. ¿No hay ninguna clase texto escrito? Insisto, me quedo muerto, me parece inconcebible un proyecto de esas características sin literatura :(

El blog de la BRMU dijo...

Hemos repasado los contenidos en varias fuentes (si bien es cierto de Internet, no directamente de la NASA) y desde luego aparecen muchísimas cosas, pero en ningún sitio se menciona a un libro, ni por supuesto a una biblioteca.

Igual ahora que son digitales, incorporan alguno...