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jueves, 19 de mayo de 2016

Fetichismos culturetas

En recuerdo de nuestra BRMU Bizarra. Cuarta entrega, aquí van algunas 
portadas de discos que no sabemos si habrían provocado el actual 
resurgir del vinilo


El término postureo, que hasta los políticos han convertido en coletilla (tal vez sea la primera señal para empezar a desterrarlo). Proviene de poser, una palabra que en inglés venía a describir a aquellos que adoptaban las pintas, perdón, el look de determinadas tribus urbanas sin tener ni idea del discurso que había detrás.

Algo mal visto allá por los 80, cuando lo de la autenticidad aún se tenía en cuenta; pero cuando hasta los que entonces se llamaban pijos, ahora llevan camisetas de Los Ramones o del Ché Guevara: está claro que lo de acoplar estética con discurso, está más desfasado que decir carroza para referirte a lo viejuno.

Precisamente allá por los 80, la ahora agonizante industria del disco tuvo una de sus épocas gloriosas.  Aún no se atisbaba en el horizonte lo que aquellos simpáticos ordenadores terminarían haciendo con la música, primero; y las películas, los taxis, las agencias de viajes, los libros y que cada uno sume lo que se le ocurra a la lista: después. Pero como todo vuelve (menos las hombreras como pistas de aterrizaje): los DJ, por un lado, y los (ahora también acosados por la caducidad) hipsters, por otro: han hecho que los vinilos regresen, y cada vez se vendan más.

El punto vintage, la liturgia del vinilo, el fetichismo de su diseño, todo aquello que los que vivieron los 80 (y décadas previas) reconocían como el placer del melómano, como esos valores añadidos a la experiencia musical que la engrandecían, ha vuelto. Una reacción a la falta de respeto con que se consume ahora la música, que se usa y se tira igual que un chicle masticado sin apenas haberle sacado el sabor. Pero como todo en este tiempo, este revival no está exento de postureo.




Según un reciente estudio realizado en el Reino Unido, el 48% de las personas que compran vinilos tienen tocadiscos pero no lo usan, y el 7% ni siquiera tiene tocadiscos, ni tiene en mente adquirir uno. Sorprendente, ¿no? Bueno depende de cómo se mire, según el mismo estudio, las razones provienen del placer de disfrutar del diseño de los discos, de su valor como objetos bellos; y por otro lado, su simple afán de coleccionar.

Pero no hace mucho, tras la muerte de Umberto Eco, circuló por las redes un vídeo en el que una cámara le seguía mientras recorría todo el piso que había consagrado a su biblioteca. Un placer para cualquier bibliófilo, y un sueño/pesadilla para cualquier bibliotecario que tuviera la suerte de recibir tan impresionante legado en donación. ¿Se habría leído todos los libros que atesoraba en su biblioteca el gran Eco? En su caso nadie se atrevería a hablar de postureo, dada la talla intelectual de Eco, pero ¿cuánto de fetichismo habría en ese coleccionar libros y libros, sabiendo que probablemente no llegaría a leérselos todos?





Esa bibliofilia galopante que ha afectado a tantos literatos, no nos parece en cambio tan sospechosa de postureo como la de los discos. Un libro, por miles que se tengan, siempre es susceptible de ser leído: un disco sin tocadiscos, es un absurdo. Pero siempre se puede interpretar como algo positivo, y sobre todo, muy humano.

Es la añoranza por un cierto ritual, por alguna forma de liturgia (comprar el disco, desprecintarlo, colocarlo con cuidado en el plato, coger la aguja, ponerla en el surco, y escuchar las primeras notas mientras se contempla las fotos del interior, se leen las letras, y los más apasionados, hasta los créditos): es en cierta forma una nostalgia de pequeñas ceremonias de las cuales, lo digital nos ha ido privando. Y ahora, hasta los nacidos en un tiempo sin tocadiscos, añoran algo que no vivieron y compran vinilos.


Si todas las portadas hubieran sido así, 
nadie echaría de menos a los vinilos


La industria de la música fue la primera en caer bajo el imparable avance digital, y si ahora se producen fenómenos como este fetichismo por los vinilos en el Reino Unido; precisamente del mismo país, llegan noticias al respecto de los libros.

Según nos revelaba Librópatas esta semana: las ventas de libros de papel suben, mientras que las de libros electrónicos bajan. Según el director ejecutivo de Publishers Association, que ha dado a conocer estos datos: "Aquellos que hacían predicciones sobre la muerte del libro podrían haber subestimado lo mucho que la gente ama el papel".

Portadas de libros bizarras tampoco faltan
¿Somos en el fondo conservadores a la hora de consumir música (y por eso añoramos los vinilos), y a la hora de leer? No, es simplemente que los cambios pese a lo vertiginosos que parecen, no hacen cambiar las costumbres tan rápidamente. Algo negativo en muchos casos; pero en cambio, positivo cuando hablamos de cultura.

Según relata Bob Stanley, en su imprescindible ensayo Yeah, yeah, yeah, la historia del pop modernoEn 1978 como reacción al éxito que tenía la música disco en las listas de éxitos, medios como la revista Rolling Stone (guardiana de las esencias del rock) anunciaba en sus páginas camisetas con frases como "Muerte a la música disco", "Mata a los Bee Gees". Ese mismo año,  en un estadio de beisbol, incluso se llegó a celebrar un "derby de demolición de la música disco", explotando un contenedor con 10.000 discos de este estilo, mientras los espectadores gritaban: ¡El disco da asco!

En fin, habría que ver a alguno de esos espectadores cada vez que, cíclicamente, la música disco ha vuelto a renacer sobre sus cenizas en las listas de éxitos. A estas alturas de la película, ya deberíamos admitir que a la hora de consumir música, libros, cine o cualquier otro arte: todo suma, nada resta, y en que en definitiva de lo que se trata es de disfrutar y tener una dieta lo más variada posible.





lunes, 14 de diciembre de 2015

Biblioteca pop



¿Qué tienen que ver Michel Houellebecq y Mario Vaquerizo? Para saber la razón de esta extraña pareja, habrá que esperar al final del post. De momento, para lo que nos sirve esta unión, es para hablar de música pop y rock en su relación con la literatura.

Cuando uno es fan, pero fan de verdad, no un mero consumidor ocasional de la música de alguna estrella: lo más natural es que termines por indagar todo lo que conforma el universo creativo de tu ídolo. En ese sentido hay figuras que resultan de lo más nutritivas culturalmente hablando, no ya tanto por sus creaciones, sino por la exhibición que hacen de sus gustos a través de sus creaciones o declaraciones.

Nietzsche, el rockstar de la filosofía
Precisamente hace unos días: el músico de hip-hop murciano, Piezas, reconocía en un programa de la 7RM, su deuda con su ídolo de adolescencia Marilyn Mason, que le llevó a descubrir a Nietzsche por las citas que hacía el roquero norteamericano del filósofo alemán en sus composiciones.

Y hace poco más de un mes, Santiago Auserón, el que fuera cantante de Radio Futura, después reencarnado en Juan Perro: leía su tesis titulada Música en los fundamentos del logos en la Universidad Complutense, siendo investido doctor en Filosofía.


No es que Auserón haya trufado sus canciones de citas filosóficas o literarias, pero es indudable que su obra tiene un poso que trasluce bien la riqueza de sus referentes. Y si seguimos instalados en músicos que copaban las listas de éxitos allá por los 80, es curioso constatar la cantidad de grupos y solistas que aún renegando de los de la pana (los cantautores que les precedieron, tan aficionados a recurrir a clásicos literarios), se remitían a la literatura para inspirarse. 

A vuela pluma, nos vienen a la memoria temas como el kafkiano Colecciono moscas de Golpes Bajos (su clásico Malos tiempos para la lírica, ya era todo un manifiesto literario en forma de canción pop); a la Orquesta Mondragón, algunos de sus éxitos se los escribió directamente el poeta Luis Alberto de Cuenca; Carlos Berlanga era un compositor omnívoro culturalmente cuyas referencias literarias, cinematográficas o provenientes del mundo del cómic se contaban por mil.

Pero las referencias cultas no eran exclusivas de los grupos encuadrados en lo que se dio en denominar movida; también grupos tan dirigidos a las masas como Mecano, se recreaban con asiduidad en lo literario: desde la lorquiana Hijo de la luna o Cruz de navajas, hasta la poesía de Gertrude Stein en Una rosa es una rosa

Este post nos está quedando un poco viejoven con tanta referencia a los 80, ni que esto fuera un especial de Cachitos de hierro y cromo. Pero lo cierto es que en la actualidad, aunque figuras como Madonna, publiquen en su cuenta de Instagram, fotos con textos incitando a la lectura, es difícil encontrar universos creativos tan repletos de referencias literarias, como en el pasado lo fueron los de figuras como: Patti Smith, The Doors, Bob Dylan o Morrisey. 

¡Atrévete a leer un libro este fin de semana!
¿Guerra y paz? ¿Matar a un ruiseñor?
¿El guardían entre el centeno?¿El corazón es un cazador solitario?
¿Por quién doblan las campanas? ¿El ruido y la furia? 
¿La habitación de Giovanni?¿La campana de cristal? 
Estos libros cambiaron mi vida

En la cada vez más estandarizada escena de la música que llega de forma masiva a los jóvenes, encontrar pistas, referencias o influencias literarias en géneros como el reguetón, o el EDM (música electrónica de baile) es más difícil, que escuchar un hit de éxito con más de cuatro acordes (y que nadie interprete esto como una crítica).

E inevitablemente volvemos a figuras que aún manteniéndose presentes en la escena actual, provienen de largas carreras y cuyo alcance masivo se ha reducido entre los más jóvenes.

El anticipo del último disco de David Bowie en forma de vídeo, Blackstar, es un auténtico vendaval de referencias, no sólo literarias, a la ciencia ficción. Y una devota fiel al universo de Bowie como es Alaska, exhibía recientemente su biblioteca personal a través un reportaje que da numerosas pistas para cualquier fan o no de la música de Fangoria.



Una biblioteca que ahora podrá tener perfectamente ordenada, clasificada y catalogada gracias a que su marido Mario Vaquerizo (y aquí volvemos al extraño tándem Houellebecq-Vaquerizo) se ha matriculado en Biblioteconomía, empeñado en sumar a su currículum el ser bibliotecario titulado.

Que el universo cultural de Alaska es interesante, independientemente de que te guste o no su música y demás actividades mediáticas; es algo casi incontestable. Por eso precisamente acudimos a ella como colaboradora en nuestra segunda Brújula para tebeos, y desde entonces recibimos puntualmente cada Navidad el christmas que realizan conjuntamente las Nancys Rubias y Fangoria.



Pero si hablamos de christmas navideños y de Mario Vaquerizo, el que han llevado a cabo nuestras compañeras de la Biblioteca Salvador García Aguilar de Molina de Segura se lleva la palma. Si hace unos meses nos trajeron a Houellebecq en persona, ahora nos sorprenden sacándole una felicitación navideña dedicada, al aspirante a bibliotecario más mediático.

Que les tenemos tirria por todo lo que hacen, y lo bien que lo hacen, se lo hemos dicho en varias ocasiones; pero no sólo a ellas, sino a muchos otros profesionales de la Red de Bibliotecas de la Región de Murcia, que con recursos escasísimos y pocos apoyos, consiguen mantener sus bibliotecas vivas y activas de manera envidiable.

Bienvenido sea pues Mario Vaquerizo al gremio bibliotecario, si con ello conseguimos que algunos de sus seguidores, se interesen algo más por las bibliotecas y la lectura al tener un representante tan pop:


lunes, 27 de julio de 2015

El aura y Spotify

El logo de la mítica compañía discográfica: La voz de su amo


Walter Benjamin falleció en 1940, por lo que difícilmente podía prever lo que iba a suceder con la industria de la música casi un siglo después. Pero sin ánimo de profetizar nada, el filósofo y ensayista alemán más amado por las nuevas generaciones, ya dejó claro en la primera y convulsa mitad del siglo XX, lo que iba a acontecer con la música a partir de entonces.




Totalmente desacralizada, manufacturada, y expoliada su aura, la experiencia musical que en los siglos precedentes suponía toda una liturgia, un acto exclusivo y único: se convertía en objeto de usar y tirar a partir del momento en que el gramófono permitía reproducirla una y otra vez en el salón de casa. Así que no es de extrañar que la primera industria que ha quedado herida de muerte ante el empuje tecnológico, haya sido precisamente la de la música. La industria del cine le siguió (el todopoderoso productor Harvey Weinstein declaraba hace poco que: "cuando alguien ve una película en un móvil solo te queda llorar"); y ahora es la industria editorial, la última por ser alcanzada por la onda expansiva de lo digital.

¿Será por eso que la gastronomía y la moda ocupan cada vez más espacios en los medios? En el texto de presentación de Fernando Aliaga en nuestra Pasarela BRMU, sosteníamos que las sociedades necesitan rituales, y tanto la moda como la gastronomía resultan efímeros, consumibles y altamente ritualizables. ¿Los chefs y los diseñadores han venido a competir con las estrellas del rock y del cine?

Pero elucubraciones aparte, el promotor Pino Sagliocco, todo un referente durante las últimas décadas, se lamentaba en una entrevista de la falta de renovación generacional entre las grandes estrellas internacionales de la música. Décadas después de su irrupción, los únicos que siguen agotando las entradas en los macroconciertos de estadio son bandas como U2, AC/DC, Los Rolling o Madonna. Figuras marginadas en las radios comerciales anglosajonas, que excluyen a todo artista que supere los 40; pero que preservan aún el estatus de sumos sacerdotes para feligreses de todo el mundo.

Ya no hay presupuesto para grandes vídeos, y el streaming o los politonos hacen que consumir música se parezca cada vez más a comer pipas. Los festivales de música siguen gozando de muy buena salud; pero muchas veces, se confunde el genuino amor por la música en directo, con la sospecha de servir como mera excusa para un macrobotellón. Como contrapartida,  el aumento de ventas de vinilos supone un movimiento de resistencia a todo esto, que deja claro que en estos tiempos vertiginosos: a cada tendencia le acompaña su movimiento de resistencia.





Por todo eso, resulta tan interesante el Mapa Musical de las Ciudades del Mundo, que ha publicado la plataforma Spotify, y que desvela lo que más se escucha en las ciudades de tres continentes. Una estupenda manera de perder el tiempo, ir pinchando en las mil ciudades que aparecen señaladas en el mapa, e indagar sobre qué tipo de música copa los primeros puestos. Y es un buen ejercicio, porque en contra de lo que pudiera pensarse, tras dejar claro que el género que más se escucha en general es el hip hop; Spotify ha discriminado en cada ciudad lo que la distingue del resto, lo cual depara no pocas sorpresas.

Y una de ellas, es que entre esas mil ciudades se encuentra Murcia. ¿Qué se escucha en Murcia a través de Spotify? David Bisbal aparece, pero prácticamente como solitario representante de su estilo de música. El listado está dominado por grupos indies, y por una evidente querencia por la tierra.

Los grupos murcianos Varry Brava, Viva Suecia, Second, comparten puestos con Lori Meyers, Supersubmarina, Izal o Robe. Es una buena noticia que los usuarios de Spotify en Murcia, apoyen la escena local; ya hemos hablado en varias ocasiones de la estupenda época que está viviendo la música con denominación de origen murciana; y esa acogida por parte de los melómanos murcianos, siempre es positiva.



La alucinante Hyundai Car Libray of Music de Seul

Y es que por mucho que se desacralice, que pierda el aura, o que determinadas formas de consumo la maltraten: la evidencia es que no podemos vivir sin música. Sólo hay que mirar una vez más a una de las potencias emergentes que más lecciones nos dan en su defensa de las bibliotecas: Corea del Sur. La Hyundai Car Library de Seul, abrió sus puertas recientemente para ofrecer sus más de 10.000 vinilos, en la que es desde ya, la biblioteca dedicada a la música más grande del mundo. Un alucinante espacio con todos los estilos de música imaginables, que se puede escuchar en tocadiscos disponibles para el público.

En la BRMU (aunque ya dijimos que Queremos ser surcoreanos) no podemos aspirar a tanto, pero en lo que respecta al momento musical que está viviendo Murcia; estamos pendientes de lo que se va editando, para así conservarlo en nuestra sección de Fondo Regional, al tiempo que se disponen ejemplares para el préstamo en nuestra Mediateca.

Pero queremos ir más allá, estamos fraguando un proyecto sobre música hecha aquí durante las últimas décadas, que esperamos que pueda ver la luz con el nuevo curso. De momento, hasta aquí podemos leer. Mientras tanto, nos conformamos con disfrutarla, a ver si así conseguimos recomponer en algo ese aura de respeto que toda disciplina creativa se merece.





viernes, 20 de febrero de 2015

Las bibliotecas somos el nuevo rock and roll


Hay obras que saben cómo engancharte con muy poco. El cómic recién llegado a nuestra Comicteca, Nowhere Men, es uno de esos títulos que con una sola frase hacen que ya te pique la curiosidad.

La combinación entre la imagen chulesca y desafiante de la chica dibujada en la cubierta, junto con el eslogan de su camiseta (La ciencia es el nuevo rock and roll) te llevan como mínimo, a echarle un vistazo a ver de qué va.

Y lo que te encuentras, es una original primera entrega de una historia que va más allá de la ciencia ficción, y que promete una serie de lo más innovadora e intrigante. Cual McCartney, Lennon, Starr y Harrison, cuatro científicos protagonizan esta historia, en la que sus referencias a The Beatles no resultan para nada gratuitas; y donde la ciencia como el nuevo rock and roll, va cobrando cada vez más sentido.

El ingeniero padre de
la electricidad comercial
El rock and roll surgió como una respuesta al anquilosamiento social y de costumbres de una época; y siempre ha sido (o debería serlo, antes de que la radiofórmula y los OT y sucedáneos arrasasen) un permanente instrumento para el cuestionamiento, y la rebeldía ante esquemas mentales estancados (tal cual como debe aspirar a ser toda biblioteca de pro). Y eso también es lo que vienen ofreciendo los avances científicos desde el siglo XIX (por no remontarnos más atrás).

No vamos a decir que Eduard Punset tenga categoría de rockstar, pero casi. Sus fans se cuentan por miles, y figuras como Stephen Hawking son ya iconos de la cultura pop, plenamente asentados, por no hablar de los Bill Gates o Steve Jobs, deidades de esta era tecnológica que nos empuja a mirar el mundo desde otras perspectivas.

Además, la ciencia se ha convertido en un tema estrella que da para muchos, muchos artículos en la prensa generalista. Los tan socorridos estudios sobre las cuestiones más peregrinas de universidades extranjeras que por supuesto ni sabíamos que existían, y que dan pie a tantos jocosos comentarios en las tertulias televisivas. Por ejemplo, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Howard Gardner sostiene en su obra Estructuras de la mente que Si pudiéramos explicar la música, podríamos encontrar la clave para todo el pensamiento humano”.

Un interesante artículo de la Rolling Stone bajo el nombre de El rock nos hace más listos, lo contaba hace tres años, así como mencionaba el denominado efecto Mozart. Lo que viene a sumarse a los beneficios de la lectura científicamente demostrados  de los que hablábamos en Sheldon Cooper ya lo sabía.

El caso es que desde que en los 90, la psicóloga Frances Rauscher expuso a 36 estudiantes durante 10 minutos a la música de Mozart, y constató los efectos positivos que tuvieron en pruebas de razonamiento espacio temporal; un rosario de estudios posteriores han apoyado o rebatido la idea de que escuchar a Mozart nos haga más inteligentes. En cambio, lo que no precisa de ningún estudio científico que lo corrobore, es el convencimiento puramente empírico de que la música que nos gusta actúa de manera beneficiosa en nuestro ánimo.

El Hawking de los Simpson
Y como hay un estudio para cada asunto, no faltan los que exponen los beneficios y perjuicios de la música según su género. Así, los efectos de escuchar música clásica no sorprenden cuando se la asocia a la relajación, y al aprendizaje activo; pero sí resultan más curiosos en el caso de la salsa, por ejemplo,cuando sostienen que aporta una combinación de dopamina y adrenalina, relaja y activa al mismo tiempo; o que el rock no es un gran aliado de la concentración,pero sí de la resistencia. El resto de géneros (reggateon, rap o techno) quedan en los márgenes, y se asocian a la estimulación física, también muy necesaria, más que a la psíquica. Pero como en todo, dependerá de si la música en cuestión, nos gusta o no.

El caso es que todo esto nos sirve para reafirmarnos en lo acertado que fue combinar matemáticas y música en la selección para nuestra Pasarela BRMU/Pedro Lobo (que ya tiene los días contados); y para chulearnos y asegurar que las bibliotecas también somos el nuevo rock and roll en esta era digital. 

Logo del show televisivo de La 2 dedicado a la ciencia

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Los viejos vinilos nunca mueren


Primero fue la industria de la música, después le tocó al cine, y ahora el tsunami digital está arrasando en el mundo editorial. Si hasta los taxis están resultando perjudicados, está claro que ningún sector queda a salvo de la revolución que está redefiniendo nuestro mundo.

Siguiendo la implacable lógica de la piratería que asola al sector de la cultura, era cuestión de tiempo que ésta llegase al mundo del libro. Por eso, si seguimos observando lo que sucede en el mundo de la música, la conclusión a la que llegamos está clara: el libro en papel retornará con más fuerza.

Es la deducción que sacamos de las últimas noticias sobre el boom de ediciones en vinilo que está conociendo la industria discográfica. Sólo hay que darse una vuelta por la zona de discos de una gran superficie (las que aún las conservan) para observar como pese a que los cedés siguen ocupando el mayor espacio, un apartado en expansión luce las maravillosas portadas long play que hacían que la música fuera todo un ritual.

Walter Benjamin a principios del siglo XX, ya dijo que la reproductibilidad mecánica de la música grabada mataba su aura, su carácter de experiencia única. Y efectivamente así ha sido, la música se ha convertido en un hilo musical continuo que nos acompaña a todos sitios, pero que en vez de formar una banda sonora para nuestros días, que nos emocione cuando toque, o nos calme en los momentos de aflicción: se limita a ejercer un ruido de fondo al que ya ni prestamos atención.

Las nuevas generaciones desconocen el placer de desembalar un elepé, de disfrutar y recrearse con las fotografías, de sostener la aguja sobre los surcos y dejarla caer con delicadeza a la espera de los primeros acordes. Ahora la impoluta eficacia de la música en la nube que está jubilando al cedé, excluye toda clase de ritual. Y quizás sea ya de manera residual, pero aún seguimos necesitando de los rituales para darle importancia a las cosas, para valorarlas y apreciarlas.

El péndulo de los avances tecnológicos se parece cada vez más a los viajes de Gulliver. Los omnipresentes móviles mutaron de auténticos ladrillos a miniaturas hostiles para los usuarios de más edad; y ahora de nuevo inician su crecimiento cual Alicias en el país de las maravillas.

Tal vez lo que nos enseña todo esto, es que la evolución lógica en cualquier ámbito debe pasar por asumir las ventajas que nos traen las innovaciones, sin por ello jubilar lo bueno que teníamos antes. Eso, o que el deseo por significarse y resistirse a la dictadura de los nuevos tiempos cuando llegan, siempre forma parte intrínseca del consumo cultural.

Sea como sea, el libro y el ebook pueden convivir armoniosamente, al igual que la música intangible de la nube, encontrará su complemento corpóreo en el vinilo. Experiencias distintas pero no excluyentes, que nos permiten disfrutar de muchas maneras y formas.

Y puestos a terminar con música, nada mejor que el vídeo de los Red Hot Chili Peppers en el que recreaban toda la historia del rock. Desde Elvis a Nirvana en poco más de cuatro minutos.

martes, 22 de mayo de 2012

¡¡¡¡Estoy leyendo un libro!!!!



Al showman norteamericano Julian Smith, le hubiese venido de perlas este original separador que hace unos años lanzó nuestra Editorial Tres Fronteras, que permitía también colgarlo del picaporte de la puerta, tras la que nos refugiásemos para disfrutar de nuestro libro.

Y es que lo que más le puede molestar a uno, es estar absorto en la apasionante lectura de un libro, y que le molesten. Por eso, si eres lector (o no, ya que es condenadamente pegadizo) todos terminamos tatareando: I'm reading a book, I'm reading a book.... ¿¡¡¡¡ha quedado suficientemente claro!!!?




viernes, 13 de abril de 2012

Lecturas estupefacientes

Snoop Dogg flipando con su libro

No deja de ser curioso como en ocasiones se superponen las noticias. Si esta misma semana se ha votado en Rasquera (Tarragona) la autorización del cultivo de marihuana, y hace unos días recogíamos en este mismo blog, una entrada sobre Leer es la droga: esta semana ha sido el cantante de hip-hop Snoop Dogg el que, sorprendentemente, ha unido lectura y droga con su último lanzamiento.

Ecológico, biodegradable y fumable
Se trata del libro Rolling Words, un libro con una selección de las mejores letras del rapero. Hasta ahí todo normal, la peculiaridad es con qué y cómo está fabricado el libro.

Todas las hojas van impresas en papel de cáñamo, la tinta es inocua a efectos tóxicos, y son fácilmente extraíbles para poder liar "cigarrillos" rellenos con la sustancia que se desee. La encuadernación está elaborada igualmente con cáñamo, y en el lomo nos resultaría muy difícil ponerle el tejuelo, dado que está preparada para poder encender cerillas.

El libro en detalle
Como el libro fumable no se distribuye más que en festivales de música como material promocional, no creemos que pase a engrosar nuestras colecciones nunca (pese a que igual sería estupendo para fomentar la lectura entre algunos de nuestros usuarios). Pero una cosa está clara: es cuando menos difícil que los arrolladores e-books consigan emular algún día a esta auténtica rareza bibliográfica.

El propio músico lo presenta en este vídeo, pero nosotros como no queremos que nos acusen de hacer proselitismo de nada (salvo de la lectura), rescatamos esta maravillosa balada de los 90 de la estupenda banda The Verve: Drugs don´t work.




viernes, 16 de marzo de 2012

Ankawa Chita


Lo africano...
...según Jean-Paul Goude


Hace tres meses fallecía Chita, la famosa mona de Tarzán, que por eso de las mentiras del cine, resultaba ser un macho. La frase ankawa Chita junto con el hakuna matata, son dos de los tópicos que más se repiten en Occidente al pensar en cultura africana. Deformaciones culturales que no tienen mayor importancia más allá del chascarrillo, pero que proyectos como el Proyecto del Patrimonio de Tanzania, podrían ayudar a matizar y combatir.


Lo africano según Hollywood
 
Si la Biblioteca Regional de Murcia tiene entre sus funciones el preservar el patrimonio: ¿cuán difícil sería si nuestro patrimonio estuviera en el aire? Eso es lo que pasa en países como Tanzania, donde la oralidad ha sido y sigue siendo uno de los mayores acervos culturales que poseen; y concretamente su música, es algo consustancial al patrimonio del continente africano en general.

Bruno Nanguka tiene el sobrenombre de El bibliotecario. Desde su trabajo en Radio Tanzania lleva años recopilando gran parte de la enorme tradición musical del país, y ello le ha llevado a convertirse en director de los Servicios Bibliotecarios.

La música de Tanzania es célebre por su combinación pionera entre ritmos tradicionales y guitarras eléctricas; y por eso este proyecto es tan especial. Por un lado, porque está financiado por los ciudadanos voluntariamente (sin apoyo gubernamental alguno), y por otro, porque supondrá digitalizar más de 100.000 horas de grabaciones inéditas que de otro modo desaparecerían.

Bailarín según Goude
Uno de esos proyectos que vistos desde Occidente pueden sonrojarnos un poco, ante el poco respeto que se tiene, muchas veces, en nuestro mundo hipertecnificado hacia la cultura. Pero esquivando demagogias, quedémonos con lo emocionante del empeño, y con ese amor por su música que cohesiona e identifica al atormentado continente africano.

Sin ir más lejos, el mítico cantante senegalés Youssou N’Dour ha optado a las próximas elecciones de su país como presidente; y ojala que esa sensibilidad musical que le llevó a crear temas tan inolvidables como 7 seconds, o este Undecided que recordamos aquí, le sirvan desde la política para contagiar de esperanza a la siempre fascinante África.



Fuente: La información

viernes, 9 de marzo de 2012

Libre, libre, quiero ser…

Jamie Stewart sepultado entre peluches

Ya deberíamos ir creando una sección dedicada a la relación entre los músicos y las bibliotecas. Lo que empezó con una simple curiosidad en Sexo, drogas y tejuelos, va camino de convertirse en un apartado de este blog.

En esta ocasión es el cantante del grupo ultramoderno Xiu Xiu, que actúa como mecenas de un proyecto de lo más solidario: Prisoner’s Literature Project. La primera medida para la reinserción social debería pasar por la cultura; algunas de las películas más célebres de tema carcelario afrontaban esta necesidad (El hombre de Alcatraz , Cadena perpetua), pero en esta ocasión no se trata de ficciones: Jamie Stewart, el líder de la banda colabora en este proyecto que está creando bibliotecas en las cárceles estadounidenses, como una manera de ayudar a cambiar la vida de los presos, y abrirles nuevos horizontes.

Una labor encomiable, que en la Regional también estamos desempeñando colaborando en la creación de una biblioteca en la cárcel de Campos del Río; y en la que queremos que el cómic tenga un papel importante, al ser un medio en ocasiones más atractivo para personas con escaso hábito de lectura.

Se podría decir que la utilidad social de la biblioteca adquiere un significado absoluto en estas instituciones. Como cantaban Los Chichos en ese himno taleguero que fue el: “Libre, libre quiero ser, quiero ser, quiero ser libre…” mientras llega esa libertad y cayendo en el tópico más manido, los libros pueden aportar espacios de libertad hasta dentro de una celda.

Y yendo de música, bibliotecas y prisiones, no podíamos acabar sin algo de música. Tenemos dónde elegir: desde el clásico de Elvis, hasta el disparatadamente divertido número carcelario de Tacones lejanos. Pero vamos a optar por algo novedoso: Al Spx, una nueva cantante que pone el vello de punta, recreando el espíritu que animaba a los esclavos negros a sublimar su infortunio a través de la música:





martes, 18 de octubre de 2011

¿?*** me I'm librarian


Bésame soy bibliotecario/a

Desde hace varios años el (amado y odiado) dj del momento, David Guetta, capitanea unas famosas fiestas veraniegas en la discoteca Pachá de Ibiza, bajo el lema: F*** me I´m famous (un inmenso cartel con la frase te da la bienvenida nada más llegar a la isla). Nosotros estamos obligados a ser más elegantes y correctos, de ahí que parafraseamos la ocurrencia en el título de este post, pero dejamos la primera letra a gusto del consumidor (puede ser la L, de love, o la K, de kiss), pero resulta de lo más oportuna para
reivindicar la supervivencia de las bibliotecas, ahora enlazándola con la música.

Entre las figuras relevantes que están levantando sus voces en contra del cierre de bibliotecas en Inglaterra, se encuentran bastantes músicos y grupos muy conocidos. Pet Shop Boys, Depeche Mode, Nick Cave o Goldfrapp, son algunos de los reputados músicos que se oponen públicamente a la decisión de las autoridades de cerrar bibliotecas; y que están financiando la campaña del dramaturgo Alan Bennett para intentar impedirlo.



Con la estupenda Fonoteca con la que contamos en nuestra biblioteca, no podemos dejar de ser unos melómanos empedernidos, así que el apoyo de figuras de este calibre de la música no deja de emocionarnos. De hecho allá por el 2000, cuando se dispuso al préstamo los fondos de nuestra Mediateca (con la edición de un marcapáginas conmemorativo incluido), un grupo de jazz actuó durante todo el día a las puertas de nuestro centro; y no por nada muchos usuarios nos conocen como la Biblioteca del Zigzag (centro de ocio pegado a nuestro centro en el que se suelen dar conciertos); de ahí a formar parte del showbusiness como Dj bibliotecarios, solo nos queda un paso.

Precisamente en otras latitudes, se evidenció hace poco también esa relación bibliotecas-música. Fue en la Henry Miller Memorial Library, donde el veterano grupo punk-rock Red Hot Chili Peppers presentó su última obra con un concierto. Y es que ya lo decíamos en nuestra entrada Flow bibliotecario: la querencia de los músicos más actuales por las bibliotecas parece algo más que una casualidad, que debemos aprovechar como señuelo. El concepto de biblioteca after va a ser la tendencia bibliotecaria del momento, y si no tiempo al tiempo.
Mientras, nos quedamos con los versos con que se inicia el tema Precious de Depeche Mode: “Cosas preciosas y frágiles, necesitan especial manejo”. Eso es la cultura (y por ende las bibliotecas) ante este vendaval de recortes: cosas preciosas y frágiles que debemos cuidar si de verdad pretendemos ahuyentar a los lobos de la ignorancia y la especulación.