Muñeca vudú de Tim Burton |
Empecemos sincerándonos, más de un bibliotecario ha soñado o
fantaseado alguna vez con algo similar a lo que ha sucedido en Estados Unidos.
Ha sido en la ciudad de Charlton, en Massachussets, donde la
biblioteca pública decidió enviar a la policía al domicilio de una niña de
cinco años, para reclamarle dos cuentos que seguía sin devolver tras numerosas
reclamaciones.
Parece una noticia propia de aquel programa viejuno
terriblemente yanqui de That’s incredible!, que recogía noticias inauditas. Pero dejando aparte lo
exagerado del caso, lo cierto es que las bibliotecas tenemos pocos medios para hacernos respetar. Y cuando una obra
especialmente valiosa no se devuelve, pasan los meses, las reclamaciones, y solo hay silencio: el deseo de acudir a métodos más expeditivos es una tentación irresistible.
Pero como no queremos salir en los programas de zapping, hemos optado por algo mucho más sutil: muñecos de vudú sobre
los que ponemos el nombre del moroso en cuestión y clavamos alfileres cada día
en que se retrasa la devolución.
Por eso, si en algún momento nota alguna
dolencia súbita, antes de acudir a los colapsados servicios de urgencia del
ambulatorio más cercano, piense si debe algún préstamo en la biblioteca y apresúrese
a devolverlo. Su salud y su bibliotecario se lo agradecerán.
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