miércoles, 3 de octubre de 2012

Playboy en relieve



Las gracias en torno a esta noticia pueden resultar tan chuscas, como políticamente incorrectas; así pues nos las vamos a ahorrar. No ya por lo de la autocensura pacata de la corrección política; sino porque la obviedad cuanto más se evite, más respeto supone para la inteligencia y el buen gusto.

Playboy 3D
Hace meses recogíamos en Biblioteca Playboy, una reflexión lúdico-sociológica. El objetivo sensual de dicha publicación, no opaca el hecho de que grandes escritores y articulistas han escrito en sus páginas interesantes textos, que acompañaban a los desplegables en los que las dulces conejitas lucían sus encantos al natural.

Playmates en relieve
Pues bien, si entonces hablábamos de la mayor colección de Playboy guardada en una biblioteca, hoy lo retomamos desde el prisma de una de las funciones básicas de cualquier institución bibliotecaria: asegurar el acceso a la cultura a cualquier tipo de personas, y para ello, adaptar nuestros servicios a personas discapacitadas o con minusvalías.

Las dulces conejitas de los 60
En la biblioteca de bibliotecas, la Biblioteca del Congreso en Washington, existe la Biblioteca Nacional para Ciegos y Discapacitados físicos, y en su empeño por dar el mayor acceso a todo tipo de publicaciones para personas invidentes, transcriben la revista Playboy en braille.

El congresista Chalmers Wylie
Desde 1970 la revista se encuentra disponible para que cualquier persona con discapacidad visual pueda leer y sentir dicha revista. La oferta en cuestión no ha estado exenta de polémicas, como cuando en 1985 Chalmers Wylie, miembro del Congreso, intentó oponerse a esta trascripción, reduciendo drásticamente el presupuesto del Departamento de Trascripción.

Pero afortunadamente, tanto la American Library Association, como la propia Playboy, y la Asociación de Veteranos Ciegos unieron sus fuerzas para evitar mediante un litigio judicial, el que se dejase de transcribir la revista. La, ya familiar, Primera Enmienda de la Constitución norteamericana que protege la libertad de expresión, sirve también para garantizar que los invidentes puedan también intuir a las dulces conejitas de Hugh Hefner.

Y si en Biblioteca Playboy, cerrábamos con un impagable vídeo de Nancy Sinatra, en esta Playboy en relieve, es justo que cerremos con otro músico mítico de la época. El invidente y genial Ray Charles, que disfrutó mucho de Playboy gracias a este servicio de la Biblioteca del Congreso, y precisamente uno de sus ejemplares privados de Playboy en braille, se conserva en el Salón de la Música Country de Nashville.



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