Que duda cabe que las bibliotecas públicas estamos inmersas en la batalla (como todos): en la batalla por la supervivencia. Y sería falta muy grave que después de tantas entradas en que hemos recogido el apoyo de intelectuales, artistas y famosos varios del extranjero para con las bibliotecas; ahora no elevásemos a nuestro altar pagano a un santo varón como es el escritor Javier Marías.
Francamente echábamos en falta un apoyo decidido por parte de figuras relevantes de nuestra cultura a las bibliotecas, pero Marías lo ha enmendado magníficamente. No sólo ya por su artículo de hace dos semanas en su columna de El País, en el que expresaba su estupor ante los presupuesto asignados a bibliotecas para el 2013, sino por su gesto de hace tan solo unas horas.
Al haberle sido concedido el Premio de Narrativa por su novela Los enamoramientos, Marías coherente con sus principios lo ha rechazado. Hasta aquí un gesto que le honra, no ya por rechazar el premio que sus razones tiene, sino por declarar que ojalá se destine el importe del premio a las bibliotecas públicas, que en 2013 tendremos 0 presupuesto por parte del Ministerio.
Estas declaraciones junto con algo que huelga recordar, como es su talento literario, hace que se eleve a uno de los más altos puestos en nuestro Santoral bibliotecario.
Estas declaraciones junto con algo que huelga recordar, como es su talento literario, hace que se eleve a uno de los más altos puestos en nuestro Santoral bibliotecario.
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