Cada nuevo año acumulamos propósitos de enmienda, persiguiendo alcanzar la mejor versión posible de nosotros mismos. Coleccionamos ideales de perfección, ejemplos edificantes con los que medirnos, metas que cuesta tantísimo alcanzar...
Todos, todos queremos ser santos (sea lo que sea lo que cada uno quiera entender por santidad) pero pocos lo consiguen. Por eso, nuestro primer Picoesquina del año va dedicado a las Vidas de santos: existencias ejemplarizantes (dependiendo de cuál sea el ejemplo que queramos seguir), biografías de figuras que han quedado para la posteridad, y que ofrecemos a través de fascinantes libros, películas, cómics o música.
Vidas fabulosas que ninguna hagiografía albergaría. Lecciones de vida de las que puede ser que no obtengamos demasiadas enseñanzas morales, ni pautas de conducta, ni tan siquiera en algunos casos, hábitos saludables; pero que nos dejan la mejor enseñanza posible: vivir intensamente, e interiorizar, sin necesidad alguna de libros de autoayuda, aquello que tan estremecedora y orgullosamente proclamaba la Piaf: no, no me arrepiento de nada.
Marion Cotillard como Edith Piaf en La vida en rosa (2007)
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