martes, 29 de mayo de 2012

Memoria sentimental bibliotecaria


Cómo hemos cambiado, que decía la canción

Con el post de ayer se nos abrió la vena nostálgica, pero como no queremos caer en batallitas, nos centraremos en una que nos toca especialmente de cerca.

El año pasado cumplíamos 15 tiernos años como Biblioteca Regional de Murcia, en su último y estupendo emplazamiento. Pero las bibliotecas públicas en Murcia, tienen un recorrido muuuuuuuucho más largo. De ahí esta pequeña joya que recuperamos en esta entrada: la primera biblioteca pública de la ciudad de Murcia.

El imponente ficus de la plaza de Santo Domingo

Adolfo Domínguez
Si ayer mencionábamos La Granja (y mentimos, pues aquí va una de batallitas), Antonio López, que así se llamaba el espíritu creativo de ese local (y que posa en la foto): se manifestó hace muchos años cuando hubo amenazas de talar el impresionante ficus que ocupa la murciana plaza de Santo Domingo. Otro símbolo murciano, que ha sobrevivido a la falta de respeto en general que, durante mucho años, hubo hacia nuestro patrimonio (el diseñador Adolfo Domínguez declaró en una ocasión que no le gustaría vivir en ciudades como Murcia o Alicante, porque habían destruido su pasado).

Ampliar para no perderse el texto

Y precisamente bajo ese gran ficus, se inauguró en 1926, la primera biblioteca pública de Murcia; y que, como se puede observar en la fotografía, no iba más allá de un quiosco en el que se prestaban libros. El texto que acompaña a la crónica es florido y relamido como corresponde al estilo de la época, y resulta de lo más anacrónicamente delicioso para acompañar a este revival murciano, al que nos hemos entregado en estas dos últimas entradas.

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