Apartamentos en Miraka (Japón) de los arquitectos Arakawa and Gin |
Durante siglos Japón estuvo de espaldas a Occidente para después abrir las puertas a la occidentalización, pero eso sí, siempre tamizada por el inefable filtro japonés. Así que resulta lógico que la irrupción del libro digital en el mercado nipón esté arrasando; pero como siempre en los japoneses con peculiaridades propias.
El romanticismo por el papel impreso tiene poca cabida cuando se vive en miniapartamentos de escasísimos metros cuadrados; así que la digitalización de libros está cogiendo unas velocidades de vértigo en el país. La irrupción del iPad en el mercado ha provocado el nacimiento de 60 compañías que ofrecen sus servicios para convertir libros impresos en libros electrónicos, para después reciclar el papel. Un Fahrenheit 451 para la experiencia sensorial que podía proporcionar hasta ahora la lectura (olor del papel, tacto, el libro como objeto artístico…), pero una solución inevitablemente práctica.
La dificultad de la escritura japonesa, junto con cuestiones de propiedad intelectual y un sistema de precios muy rígido, habían retrasado la adopción del ebook en Japón (algo que suena extraño dado su furor tecnológico), pero la criatura de Steve Jobs ha conseguido invertir la tendencia, y el escaneo de libros crece a velocidad vertiginosa con los subsiguientes problemas de piratería.
Cocinando para uno mismo es el slogan con que Bookscan, una de las más florecientes empresas que se dedican a la digitalización, ofrece servicios de escaneo de libros para convertirlos en archivos PDF. Un yo me lo guiso, yo me lo como a la japonesa, que promete seguir arrasando en el mercado nipón favorecido, en parte, por los problemas del sector inmobiliario.
Fuente: El nuevo Herald
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