miércoles, 2 de enero de 2013

Literatura tupperware para divas catódicas


En un reciente artículo del semanario de moda de El País, se recoge una nueva tendencia que nada tiene que ver con ropa, perfumes o peinados. Se trata de la literatura tupperware, o lo que es lo mismo, la moda de reuniones literarias en las que algunos libreros presentan novedades editoriales como antes se presentaban envases para conservar alimentos, o juguetes sexuales en los populares tupper sex.

Ya de por sí asociar a la literatura con los tupper, hará arrugar la exquisita nariz a más de uno imaginando qué tipo de títulos monopolizarán dichas reuniones, que les llevarían al sobrenombre despectivo de literatura para marujas. 

Alternativas de calidad a las 50 sombras
Sin ir más lejos, y sin querer que se note demasiado  nuestra tirria a la trilogía de las 50 sombras de Grey: sin duda éste sería uno de esos títulos que fomentarían este tipo de prejuicios (a este respecto resulta de lo más gratificante el artículo de la escritora Elisabeth de Mariaffi títulado: 10 lecturas eróticas que no apestan, en el que recomienda diez títulos clásicos del erotismo como alternativa de calidad a la lamentable trilogía), pero no tiene porque ser forzosamente así.

Desde hace años la todopoderosa estrella de la televisión norteamericana Oprah Winfrey, pone todo su potencial populista al servicio de la literatura, a través de sus influyentes clubes de lectura. La diva catódica utiliza su inmenso poder mediático explotando una faceta de crítica literaria a través de sus shows primero, y recientemente, a través de la web. Ser elogiado o recomendado por Oprah es un pasaporte directo a convertirse en best seller, y los autores ensalzados por la estrella, no son necesariamente carne de grandes superficies.

Jonathan Franzen, Cormac McCarthy, Gabriel García Márquez, William Faulkner, Leon Tolstoi o Toni Morrison, se entremezclan en desprejuiciada mescolanza con Ken Follet, Maeve Binchy, o Bill Cosby. ¿Las consecuencias de todo ello?, que en el ranking de libros más vendidos en los Estados Unidos, muchas de las primeras posiciones las ocupan libros recomendados por la presentadora.




Y si tanto copiamos a los americanos (en series, formatos de programas, modas, cine…), ¿por qué a nuestras divas catódicas no les da por copiar a la norteamericana en esta idea? Sin ir más lejos. Ana Rosa Quintana ha trasladado con éxito la idea de publicar una revista con su nombre AR, tal y como lleva años haciendo Oprah (claro está, que en el caso de Ana Rosa, es comprensible que rehúya todo lo relacionado con la literatura tras su experiencia como escritora)


Pero, ¿y el resto de nuestras divas?, ¿por qué Mercedes Milá entre reality y denuncia no vuelca toda su vehemente tirón mediático en fomentar la lectura, como ha hecho con tantas otras causas sociales?, ¿o la eterna María Teresa Campos aprovecha su veteranía para seducir literariamente a sus espectadores?, ¿será que el incisivo Michel Houellebecq tenía toda la razón del mundo cuando en su novela La posibilidad de una isla, escribía que sintonizar un programa cultural en España:

"era más que un azar, era un milagro, porque los programas culturales son raros en la televisión española, los españoles no aman los programas culturales, ni la cultura en general, es un territorio que les resulta profundamente hostil, a veces se tiene la impresión, cuando se les habla de cultura, de que se les hace una especie de ofensa personal"
En fin es una idea, igual enemiga de los audímetros, pero que nosotros dejamos ahí por si alguna diva o divo televisivo de nuestro país, se atreve a ponerla en práctica entre tanto edredoning, escándalo prefabricado, cantantes en serie, lacrimógenos reencuentros o denuncias acuna-conciencias.

3 comentarios:

Luis Sánchez dijo...

Sinceramente, Houellebecq cada día me cae mejor. No estoy siendo irónico. Me parece lamentable (y me avergüenza) que quien venga de fuera, además de disfrutar de una visita a La Alhambra o La Sagrada Familia (menos mal), apenas tarde dos días en darse cuenta que al poner el televisor es más fácil encontrar un deporte de masas como el hockey sobre hierba (ahora sí estoy siendo irónico) que un debate en el que no haya que aguantar a payasos como Loquillo, Ramoncín, Mario Conde o Boris Izaguirre. Y aunque La 2 salva un poco el tipo, sus documentales se repiten hasta la saciedad. En fin, supongo que si tenemos eso en pantalla y 50 sombras en el expositor es porque es lo que la gente quiere :(

El blog de la BRMU dijo...

Houellebecq siempre tiene un ojo clínico en todos sus libros para describir la realidad. Su diagnóstico es demoledor, pero no puede ser más cierto.¡Por eso es cada vez más importante ofrecer resistencia!!!;)

Jorge Ramiro dijo...

La literatura me gusta mucho y por eso soy de leer muchos libros, incluso cuando agarro la notebook tambien me gusta averiguar acerca de que libros son recomendados, y pore so siempre estoy vinculada con la literatura