Abril, pese al colorido estacional, se estrenó en blanco y negro en nuestro blog. No se trató de ninguna regresión al pasado, ni de ninguna alergia primaveral que nos afectase: es que fueron el blanco y el negro, los colores protagonistas de la Pasarela BRMU dedicada a la diseñadora Constanza Mas.
Ropa simple para gente compleja. Gracias a los diseños de
Constanza, pudimos mirar a través de un telescopio panorámico, que nos ofreció una
de las selecciones de libros, películas y cómics más pegada a la actualidad que
cupiera imaginar. La revolución digital, los
fundamentalismos, la política, la crisis, la corrupción…, todos estos asuntos y
muchos más hicieron que arrancásemos el mes tomando conciencia de lo que
estamos viviendo a través de la moda.
Los medios iban calentando
el ambiente de cara a las elecciones, y nosotros desde la Biblioteca nos
adelantábamos iniciando nuestra propia campaña electoral. Olvidándonos por completo de la exigible neutralidad,
pedíamos decididamente el voto por el Partido Bibliotecario Progresista por la Cultura.
No precisamos de mítines, ni debates, los mejores argumentos de nuestro programa electoral se encuentran, sea o no sea tiempo de campaña, en nuestras estanterías. A la hora de defender la cultura, no sobran las palabras, todo lo contrario: las bibliotecas deben alzar fuerte y clara la voz, nos va en ello la vida. Por ello, resultaba inevitable que abogásemos por ser una Biblioteca sin mordaza.
En tiempos de jaurías digitales, las instituciones nos la jugamos cada día en las redes, saltamos como todos sin red. Siempre habrá alguien dispuesto a molestarse por algo que publiques (por inocuo que te parezca), a criticar lo que programas u organizas; pero son las reglas del juego, de la lectura y la escritura en 5,5 pulgadas: las aceptas o dejas de existir en la esfera digital. Pero por ganas que den a veces de decir aquello de "que paren Internet que me bajo", nunca es en serio, las bibliotecas tenemos que estar en cuantos más sitios (digitales o no) mejor.
Emulando al druida Panorámix, jugamos a aprendices de mago buscando la poción mágica que inocule la lectura entre nuestros paisanos. Queríamos desterrar al feo color gris que pinta a la Región de Murcia en el mapa que sobre los hábitos de lectura, publica la Federación del Gremio de Editores, y que indica un porcentaje tan pobre de lectores habituales en Murcia. Por eso nos preguntábamos el porqué, y si acaso en las bibliotecas murcianas vivimos en otra realidad paralela. Y precisamente por esos resultados, y con más moral que el Alcoyano, nos lanzamos con más ganas a festejar el Día Internacional del Libro.
Al día siguiente nos levantamos resacosos, pero mereció la pena.
En tiempos de jaurías digitales, las instituciones nos la jugamos cada día en las redes, saltamos como todos sin red. Siempre habrá alguien dispuesto a molestarse por algo que publiques (por inocuo que te parezca), a criticar lo que programas u organizas; pero son las reglas del juego, de la lectura y la escritura en 5,5 pulgadas: las aceptas o dejas de existir en la esfera digital. Pero por ganas que den a veces de decir aquello de "que paren Internet que me bajo", nunca es en serio, las bibliotecas tenemos que estar en cuantos más sitios (digitales o no) mejor.
Emulando al druida Panorámix, jugamos a aprendices de mago buscando la poción mágica que inocule la lectura entre nuestros paisanos. Queríamos desterrar al feo color gris que pinta a la Región de Murcia en el mapa que sobre los hábitos de lectura, publica la Federación del Gremio de Editores, y que indica un porcentaje tan pobre de lectores habituales en Murcia. Por eso nos preguntábamos el porqué, y si acaso en las bibliotecas murcianas vivimos en otra realidad paralela. Y precisamente por esos resultados, y con más moral que el Alcoyano, nos lanzamos con más ganas a festejar el Día Internacional del Libro.
Al día siguiente nos levantamos resacosos, pero mereció la pena.