lunes, 25 de mayo de 2015

De sinestesias varias

Ensalada del chef Charles Michel según la pintura 201 del "sinestésico"
pintor Wassily Kadinsky. Según sus comensales sabía mucho mejor.



Será porque cada vez todo es más permeable, porque todo influye en todo, que la sinestesia ha pasado de ser una alteración de los sentidos, al sexto sentido que todos deberíamos poseer para manejarnos por el siglo XXI.

Al menos en este blog es norma imprescindible en su inexistente manual de estilo, el rastrear cualquier relación posible entre los asuntos más peregrinos, como una manera de estimular sensaciones, y sobre todo pensamientos. Por ello, lo que ofrece la web Musicinamages nos parece algo de lo más habitual por estos pagos blogueros-bibliotecarios. Puedes subir una imagen a dicha web, y un algoritmo recoge las formas y colores de la imagen, y genera una melodía que pueda irle bien. Escépticos ante esta mecanización algorítmica de  las emociones, hemos acudido a la web en cuestión.




La imagen elegida para subir, y así comprobar “cómo suena” ha sido un cuadro clásico: La masacre de los inocentes de Rubens. La representación pictórica del famoso episodio bíblico en el que Herodes ordena asesinar a todos los recién nacidos en Belén, está lógicamente cargado de dramatismo, escena truculenta donde las haya, que sólo la belleza y armonía de la pintura clásica flamenca (junto con la distancia histórica del supuesto hecho) nos puede permitir disfrutar.

Pues bien, la banda sonora que la mencionada web ha puesto al cuadro no es que haga excesivas distinciones entre el tremebundo cuadro de Rubens y los alegres girasoles de Van Gogh. Y es que ya dijimos que esto de los algoritmos aplicados a asuntos como el éxito literario, o el amor, no nos terminaba de convencer.



No resulta mucho más interesante a niveles sinestésicos, lo que hizo el museo del Prado, ofreciendo cuadros en relieve para que los invidentes pudieran “leer” grandes pinturas de la pinacoteca. O yendo un paso más allá, la creación llevada a cabo por parte del artista Matt Collishaw gracias a la tecnología de las impresosas 3-D.

En las bibliotecas los Estados Unidos, los fab lab (o espacios para emprendedores que se habilitan en las bibliotecas) tienen en las susodichas impresoras 3-D una de sus mejores bazas. Disponer de este tipo de equipamiento, y permitir que los ciudadanos puedan utilizarlo para fabricar prototipos y así vender sus proyectos de negocios, es una de las vías a través de las cuales las bibliotecas estadounidenses están demostrando su aportación práctica a las empresas.

Pues bien, el siguiente vídeo es la aplicación de estas impresoras al cuadro de Rubens por parte del artista Matt Collishaw, que unido a la animación stop-motion de Sebastián Burdon, proporciona una experiencia mucho más impactante que la de la música añadida de Musicinamages:



 Y por ese relacionar continuo en el que nos movemos, otro ejemplo reciente del uso de las impresoras 3-D ha sido los diseños de zapatos diseñados por grandes arquitectos. El abaratamiento de esta tecnología va a ser clave en los próximos años, y las bibliotecas que podamos ofrecer este servicio, demostraremos, una vez más, nuestra capacidad de modernización. De momento, sin tecnología 3-D mediante, en la Biblioteca Regional también tenemos zapatos, pero zapatos pintados a mano por Carmen Ramil, y que han venido a enriquecer nuestra Pasarela BRMU.

No es por despreciar, pero nos quedamos con los zapatos pintados a mano
por Carmen Ramil antes que con los fabricados por una impresora


La coda final en este cruce de sensaciones va a venir de nuevo de mano de la pintura, en este caso animada, y con el sonido más irreverente posible, el de la pedorreta. Ya lo pusimos en el post De la belleza y la risa, pero no nos resistimos a recuperar un fragmento de este vídeo en el que las apariencias engañan, y el resultado final de unos delicados besos se transforma sinestésicamente en un cosquilleo de simple y sano cachondeo.


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