jueves, 30 de abril de 2015

Centrifugando el 2015 [marzo]

[Haz clic en las letras verdes, y centrifuga tu cerebro]


“No sabría si llevarte a un botellón, no sabría si llevarte a Benidorm con los yayos” canta el grupo de subnopop Ojete calor, e inevitablemente su machacón estribillo nos martilleaba en los oídos cuando estrenamos el mes de marzo en este blog. Todo un canto a la madurez-vejez activa, que nos permitía el declararnos orgullosamente viejóvenes.


Tal vez, fuera cosa de la inminencia primaveral, pero lo cierto es que estábamos de lo más decididos a ver la vida de otro color. Nos negábamos a que nos marcasen el ritmo los nuevos tiempos en Deprisa, deprisa, algo que cada vez se hace más difícil, pero que sabíamos más o menos solventar, como tantas veces en este blog, a través de la buena música. 




Y atentos como nos mantenemos a todo lo que pasa en nuestro entorno, nos administramos unas Pequeñas dosis de realidad, y como suele pasar tantas veces esa realidad terminó por superar a cualquier ficción. ¿Qué otra explicación puede haber al hecho de que una encuesta proclame que los oficios más deseados son los de: escritor, bibliotecario y académico? Fue algo que nos sonó, no ya a ciencia ficción, si a ciencia fricción.




Lo que tristemente no nos pareció nada fuera de lo común, siguiendo la tónica de los últimos años, fue el hecho de que el último informe de la OCDE dejara en evidencia al sexo masculino y su poca afición a la lectura. Por ello, cual Clint Eastwood en El sargento de hierro vociferamos en imperativo lo de: Sé un hombre y lee. Un post, por cierto, con muchas seguidoras féminas gracias al eco que nos hacíamos del grupo de Facebook que recoge fotografías de hombres sexys leyendo (y que cerrábamos con un vídeo impagable de El Fary).



El complemento a este post, que exudaba virilidad y lectura, vino a través de una pregunta: ¿Por qué lo llaman biblioteca cuando quieren decir SEXO? Un regocijante repaso a algunas de las relaciones que el erotismo y las bibliotecas han tenido a lo largo de la historia; y que daba hasta descubrimientos tan sorprendentes como que Susana Estrada (la diva más destroyer de la época del destape) fue bibliotecaria. Uno de los post más extensos de los últimos tiempos en este blog, pero es que teníamos muchas y jugosas cosas que contar.

Y hablando de impulsos irrefrenables, aunque el punto de partida fuera algo escatológico, regresamos a lo más actual, en este caso a la necesidad imperiosa de las nuevas generaciones por escribir, por narrar. Lo que nos dio una nueva oportunidad para retomar la vena de ciencia ficción que ha recorrido el blog durante marzo, y nos llevó a cerrar preguntándonos si acaso:

  

miércoles, 29 de abril de 2015

Sobran las palabras


Alguna vez han tildado a este blog de rollero (ante lo cual ni asentimos, ni disentimos), claro que ha sido desde Twitter, donde el límite de los 140 caracteres por tweet hace que todo por comparación resulte más denso. Pero esto es un blog, y para más inri de una biblioteca (cuna por excelencia de la palabra escrita), así que pese a los tiempos digitales, y a que nos marquemos siempre objetivos de mesura y contención: nunca vamos a temerle a la palabra escrita.

En cambio en este post, si que sobran (salvo estas pocas). Una sola imagen resume a la perfección lo que sosteníamos hace unos años en el post Camino de la telepatía (hay que ver qué chulitos nos ponemos cuándo se nos da la razón). No deja de resultar paradójico, porque lo que se reivindica con esta imagen es precisamente el poder de la palabra escrita.



lunes, 27 de abril de 2015

Lectura en 5,5 pulgadas



En los últimos tiempos, en foros y webs especializadas en telefonía móvil, se debate si la tendencia de los móviles con pantallas de 5 o 6 pulgadas terminará imponiéndose. Problemas del primer mundo que diría Laura Pacheco, autora del cómic del mismo título  (por supuesto, disponible en nuestra Comicteca). Pero más allá del primer mundo, el asunto de las pulgadas de los móviles tiene implicaciones mucho más trascendentales que las que nos retrata este cómic.



La UNESCO advierte en un informe reciente del enorme potencial de los teléfonos móviles para la alfabetización y el aprendizaje en países en vías de desarrollo. Para muchas mujeres y niños de países subdesarrollados, la tecnología móvil y las tabletas son su único acceso a la cultura, su única posibilidad para aprender a leer. La organización sin ánimo de lucro Worldreader, a través de los e-readers, los móviles u otras formas de tecnología digital, está desarrollando programas en 50 países para alfabetizar a la población.


Leer en la era del móvil: los libros son escasos, pero los móviles están
en todas partes

A través de esta organización, desde el año 2010, más de 400.000 personas al mes han leído cerca de 2 millones de libros electrónicos. Libros traducidos a las lenguas locales, libros de texto y clásicos de la literatura universal. Y una vez más, se confirma que las mujeres son el futuro en muchos países subdesarrollados: son ellas las que mejor rendimiento sacan a la lectura a través del móvil y demás dispositivos.




David Risher, cofundador de Worldreader, tuvo la idea de crear algo así al encontrarse con una biblioteca cerrada con un candado, en uno de los países que visitaba invitado por la Clinton Global Initiative en el 2009. Allá donde no podían llegar los libros impresos, podría llegar la lectura a través de la tecnología digital. Y un año después, los primeros 20 e-readers llegaron a Ghana. Cinco años después, Mark West, encargado de proyectos de la UNESCO, ha declarado al respecto:

"He visto a personas que leen 10 libros al mes en una pantalla monocroma, donde se pueden visualizar sólo 4 líneas de texto".



Inevitablemente nos ha venido a la memoria una anécdota que contaba un catedrático de la Universidad de Murcia (y cuyo nombre omitimos, ya que contamos la anécdota sin haber pedido permiso previo). Un estudiante matriculado en Biblioteconomía y Documentación, se jactaba ante el docente en cuestión, de pasar completamente de la lectura (no sabemos cuál ha sido la deriva profesional del muchacho, pero por el bien de la profesión confiemos en que cambiase de rumbo laboral). Ante la orgullosa declaración del estudiante, el catedrático le contestó que no paraba de leer cada vez que usaba su móvil, cada vez que navegaba por internet, que chateaba o utilizaba alguna red social. No consta réplica alguna por parte del feliz ignorante.

Paradojas de nuestro tiempo. Si en el 2012 le dedicábamos un poema a una biblioteca sin puerta en el supuesto Primer Mundo; ahora sabemos de esa otra biblioteca del Tercer Mundo cerrada con candado, que fue el origen de un proyecto tan ilusionante como Worldreader.




Todo ello, mientras la Fundación de Bill Gates, que tanto está haciendo por el desarrollo de las redes de bibliotecas en países en vías de desarrollo: ha anunciado que su programa Global Libraries incluirá a España como beneficiaria de dicha iniciativa. Con dicho programa se busca concentrar la mayor actividad cultural en las bibliotecas (ya era hora de que se dieran cuenta de que las bibliotecas somos las únicas instituciones culturales que lo aglutinamos todo: libros, cine, música, arte, tecnología, formación, etc….), y para ello se empieza por dar cursos de formación a los bibliotecarios.

A raíz del altruismo de famosos como Bill Gates, hace unos años un seguidor en Facebook nos recriminaba que no lo viéramos mal, discutiendo sus auténticas motivaciones. Nosotros no hemos cambiado de opinión, como mantuvimos entonces, estaremos encantados de formar parte de dicho programa si acaso tenemos la suerte de que tengan en cuenta a la Red de Bibliotecas de la Región de Murcia. Cual habitantes del pueblo protagonista de la obra maestra de Berlanga: estamos dispuestos a disfrazarnos de flamencos si hace falta, con tal de que este Mr. Marshall tecnológico no pase de largo por nuestras bibliotecas.




Fuente: ActuaLitté


viernes, 24 de abril de 2015

Día de resaca


Hoy estamos de resaca, y no hay café por cargado que esté, capaz de espabilarnos de la celebración un año más del Día del Libro. Estamos resacosos de citas de escritores famosos, de recomendaciones de libros, de imágenes idealizadas de lectores y libros, de frases entrecomilladas sobre las bondades de la lectura, de mil y una noticias y especiales en todos los medios celebrando al libro y a la lectura. Y ¿hoy qué?, ¿se habrá incrementado el número de lectores por ello?, ¿se cerrarán menos librerías?


Que no, que no, que no estamos en la última fase de la borrachera, y después del subidón, subidón, nos hemos instalado en el muermo. Que no estamos patéticamente llorosos, proclamando que queremos mucho a nuestros usuarios, que la lectura es maravillosa, que los libros son maravillosos, que el muuuuuundooooo es maravilloso, y que sois lo más importante de nuestras vidas. Que no, que no vamos de descreídos, todo lo contrario. El que exista un Día Internacional del Libro está muy bien.

Como mínimo las librerías habrán aumentado sus ventas, y las bibliotecas hemos podido programar actividades para deleite de nuestros usuarios. Pero es que para promocionar la lectura no queremos un día, queremos todos los días del año. A veces esto de los Días Internacionales de…. es como los propósitos de año nuevo: lavan la conciencia a base de buenos propósitos y después se olvidan con la misma facilidad que se formularon.



En las bibliotecas el Día del Libro son 365 (bueno restando festivos que cerramos), y no estaría mal que  si de verdad se quiere fomentar la lectura, se apostase por las mayores redes de circulación y fomento de la lectura que somos las bibliotecas. Pero en pleno día de resaca, no es cuestión de ponernos intensos, por eso hemos recurrido a algo liviano para engalanar el post: a algunas de las viñetas del delicioso cómic Los libros en The New Yorker (disfrutable en nuestra Comicteca) con el que rebajamos un poco el empacho de ayer.



Pero, casualidades de la vida, hoy, 24 de abril, el día después del Día del Libro (¿quedará algún día del año que no sea Día Internacional de algo?) se celebra el Fashion Revolution Day. De más reciente creación, que el del Libro; el Fashion Revolution Day surgió a raíz del derrumbe en 2013, del edificio en Bangladesh en el que trabajaban, en condiciones pésimas, miles de trabajadoras para empresas textiles extranjeras.



Bajo el lema: ¿Quién hizo mi ropa?, este día busca una toma de conciencia en los consumidores respecto del origen de lo que cuelga de las perchas en nuestros armarios. Slow Fashion Spain quiere que todo el que se sienta concienciado con el asunto, se haga un selfie con su ropa del revés y lo publique acompañado por la pregunta ¿Quién hizo mi ropa? en las redes sociales.


Biblioteca de cine diseñada por Thatcher Wine
Que el Día Internacional del Libro le dé el relevo en lo que a recordatorios-reivindicaciones mundiales se refiere, al Fashion Revolution Day, parece hecho a propósito para que nuestra Pasarela BRMU tenga aún más sentido. Pero hablando de vestir y libros, volvamos con un viejo conocido de este blog.

Thatcher Wine (menudo apellido para un día de resaca), el diseñador de bibliotecas privadas del que hablamos hace tiempo en Bibliotecas pijas, ha presentado su nueva creación dedicada a los libros de viajes. Esto nos sirve para repasar algunos de sus últimos proyectos en lo que a diseño de bibliotecas decorativas se refiere.

Para más de un bibliófilo radical lo que hace Wine puede llegar a sonar a herejía, recordar un poco a los libros huecos con que se daba empaque al saloncito pequeñoburgués en una burda imitación del espíritu ilustrado aristocrático. Pero convertir al libro en objeto estético, y de deseo, como puede hacer la moda con nuestros cuerpos, no tiene porque resultar frívolo, viviendo como vivimos en la era de la imagen.

Biblioteca sobre libros de viaje diseñada por Thatcher Wine

Las obras completas de Jack London



Y para cerrar con banda sonora, hilvanando muy fino (lo sentimos pero hoy no estamos para hilar), elegimos a Beth Ditto. La líder de la banda The Gossip, cantaba aquel tema de I wrote the book (Escribí el libro) que podía ser un himno perfecto para el Día del Libro, y también fue una de las presencias más rotundas en la Fashion Rocks de hace unos años. Así pues, el Día del Libro y el Fashion Revolution Day unidos gracias a la energía reivindicativa de una Beth Ditto, que eso sí, no sabemos si será lo más aconsejable para un día de resaca.




miércoles, 22 de abril de 2015

Partido Bibliotecario Progresista por la Cultura: vota futuro, vota cultura


Hace unos días el presidente estadounidense Barack Obama visitó la ciudad de Charlotte (Carolina del Norte), y como lugar para la rueda de prensa que dio con motivo de la visita, eligió la biblioteca. Hace unos años, el antecesor de Obama, Georges Bush, se retrató para la posteridad en el momento en que recibió la noticia del ataque a las torres gemelas durante un acto público (momento que Michael Moore resaltaba con deleite  en su documental Fahrenheit 9/11). Y, ¿dónde se estaba celebrando dicho acto público?: en la biblioteca de un colegio.


Lo de Obama con las bibliotecas viene de lejos

Volviendo a Obama, el debate sobre la ubicación y el coste de su biblioteca presidencial (ya hablamos de esta tradición norteamericana en Memorabilia presidencial) lleva meses ocupando titulares en numerosos medios. A la hora de poner en marcha su plan de sanidad pública, el actual presidente norteamericano, no dudó en cuáles eran las infraestructuras y el personal que necesitaba, y reclutó a un ejército de bibliotecarios. Si repasamos las ofertas de empleo recientes en los Estados Unidos, abruma el gran número de plazas que diversas instituciones ofertan para bibliotecarios.

¿Cómo es posible que la primera potencia económica mundial, que está dejando atrás la recesión de estos años, siga apostando por las bibliotecas? ¿Es casualidad que al mismo tiempo potencias económicas como Corea del Sur estén reforzando sus redes de bibliotecas como nunca? Y todo eso,  mientras muchos hablan de la obsolescencia de las bibliotecas frente al empuje digital.

Biblioteca del Congreso de los diputados

Y saltando el charco, en plena pre-campaña electoral, el blog de la revista Infobibliotecas (de la que éramos fans desde siempre, pero desde hace unos días, que puso como ejemplo de creatividad y buen marketing a este blog, y a las acciones de la Biblioteca Regional, no podemos más que seguirla aún con más pasión) ha publicado un anticipo del artículo que sobre bibliotecas y política, incluirá en su próximo número, y que no puede resultar más oportuno y necesario.

Bajo el título Elecciones y bibliotecas: las propuestas de los partidos y de los bibliotecarios en Andalucía, se realiza un repaso a los distintos programas de los principales partidos (incluidos los de reciente aparición) concretamente en lo que se refiere a las políticas culturales que prometen llevar a cabo, y más específicamente, en si hacen mención a las bibliotecas. Por ejemplo, en Finlandia, espejo en el que siempre nos miramos a la hora de hablar de sistema educativo: todos los partidos políticos incluyen en sus programas puntos respecto del sistema de bibliotecas.

Si los analistas políticos repiten que los resultados de los comicios andaluces, pueden ser extrapolados en muchos aspectos a las municipales y autonómicas del resto de comunidades en mayo; será bueno repasar lo que al respecto de la cultura y las bibliotecas se dice en sus respectivos programas. No creemos que el asunto bibliotecario sea decisivo a la hora de sumar más votantes; pero en política ya se sabe que todo suma, nada resta.

Tal vez, ahora que la sociedad española se está movilizando políticamente (afortunadamente hasta los jóvenes muestran más interés) sea el momento para que surgiera un partido político bibliotecario. Cosas más raras se han visto. Si en el Ministerio del Interior hay inscritos partidos con nombres tales como PIS (Partido Irreverente Surrealista), el DD (Democracia Directa, del amor, la sonrisa y el método científico) o las Panteras Grises de España (partido político de los jubilados). ¿Por qué no un Partido Bibliotecario Progresista por la Cultura (PBPC), cuyo eslogan podría ser algo así como: “al progreso por la cultura”?



Después de todo el gremio posee muchos activos de cara a gestionar la cosa pública. Amplia experiencia en gestionar recursos precarios, en atender a todo tipo de público y sensibilidades sociales, en integrar a minorías, en favorecer el progreso económico de la comunidad a través de la educación, en cooperación internacional, en resolución de conflictos, y así un largo rosario de virtudes que quedarían de lo más aparentes en cualquier programa electoral. Prácticamente sólo nos faltaría una sintonía con gancho para arrancar la campaña electoral.


En los años 80, el partido de las Panteras Grises de España, en un delirio electoralista sin parangón, tiró del popular A quién le importa de Alaska y Dinarama. El himno gay español por excelencia, como sintonía para un partido de jubilados. Eso sí que fue un puntazo progresista, y un ejemplo de lo fácil que resulta en política apropiarse de discursos ajenos. Nada que objetar, siempre que realmente se crea en ellos y se cumpla lo prometido.


Así que nada mejor que cerrar con dicho tema, pero incidiendo en lo de apropiarse de lo ajeno para hacerlo propio, no lo haremos con la archiconocida versión original, sino con el tango que la cantante Bebe hizo del mismo. Y es que la política en ocasiones puede resultar tan intensa como un tango.



lunes, 20 de abril de 2015

Poción mágica lectora



No tenemos muy claro si el sostener una lupa  sobre la región de Murcia en el mapa, tal cual, como lo hacían Uderzo-Goscinny sobre el mapa de la Galia para presentar cada nueva aventura de Astérix: nos beneficia o perjudica.

Aún seguimos impactados por el mapa resultante del último baremo sobre hábitos de lectura del CIS,  en el que Murcia desluce con un triste gris ese azul marino que pinta todo el levante español, y que unido al azul violáceo que une a Andalucía con Castilla La Mancha y Aragón: bordean de manera excluyente al territorio murciano, indicando el porcentaje de lectores habituales.

Si contrastamos dicho mapa con los datos que suele arrojar la Federación del Gremio de Editores, según los cuales: las bibliotecas murcianas quedamos en el podio de las mejor valoradas por los ciudadanos. Una de dos, o la Región de Murcia es esa "aldea" de irreductibles españoles que resiste al hábito lector (con más comunidades desde luego, pero eso no es consuelo), o somos las bibliotecas murcianas, las que actuamos como aldeas-refugio para los irreductibles murcianos que pese a todo, aman la lectura.


Por proximidad, compartimos gastronomía, clima, folclore, costumbres y por supuesto historia, con esas otras regiones que nos circundan. Entonces, ¿por qué no compartimos también un porcentaje de lectores habituales más alto?, ¿qué atraso cultural y educativo aqueja a nuestra Región para que se den estos datos? No vale con apelar a que la benignidad del clima y el modo de vida favorecen más el querer vivir la calle, que la intimidad de la lectura (Andalucía y la Comunidad Valenciana, comparten esta llamada al hedonismo y no dan tan malos resultados). Y por la parte que nos toca: ¿qué deberíamos hacer las bibliotecas murcianas para invertir esta tendencia?

Esta semana precisamente, es la ideal para repasar la cantidad de programaciones que la Red de Bibliotecas Públicas de la Región de Murcia, pone en marcha para celebrar el Día del Libro. Desde la Red Municipal de Bibliotecas del Ayuntamiento de Murcia, pasando por la Semana de la Lectura de la Biblioteca Regional, la red de bibliotecas de Lorca que además de la programación de esta semana, prosigue con proyectos tan emocionantes como Nosotros te leemos, o la programación de las Bibliotecas Municipales de Cartagena, por citar sólo algunos de los 94 puntos de servicio, más cinco bibliobúses, con que cuenta la Red de Bibliotecas de la Región.




Y que nadie piense que la lectura sólo está presente de manera estática en las instalaciones de las bibliotecas, y de forma móvil en los bibliobúses. En Cartagena la llevan a los bares, en Ceutí leer tiene premio en descuentos para actividades deportivas y culturales, peluquerías del centro de Murcia se han convertido en sucursales de la Biblioteca Regional tras la tercera acción artístico-bibliotecaria, o celebraciones lúdicas en torno a las bibliotecas como el flashmob previsto para el día 23 en la Biblioteca del Río Segura.

Cientos de actividades, que resaltamos en la semana del libro, pero que se extienden de manera estable a lo largo de todo el año en las bibliotecas murcianas. Pero la pregunta sigue siendo la misma, ¿qué más podemos hacer?, ¿cuál es la fórmula de la poción mágica de la lectura?

En los últimos años, de la Región de Murcia han surgido algunos de los escritores con mayor tirón popular (Pérez Reverte, María Dueñas, Jerónimo Tristante), surgen nuevas voces tan interesantes como Enrique Rubio, María Yuste, o el Colectivo Iletrados; y siguen con igual pujanza los escritores del meteorito de Molina de Segura. Materia prima no nos falta, ahora sólo faltaría que la lectura invadiera nuestras ciudades y pueblos.



Y en este sentido, el proyecto del colectivo Occupación poética (que incluye a Murcia entre sus objetivos) es una alternativa estupenda para seguir convocando a la lectura de la manera más insospechada. Se trata de un proyecto que aúna arte y nuevas tecnologías. Basta con descargarse en un smartphone o una tablet la aplicación para poder geolocalizar poemas, música, vídeos o actuaciones que el proyecto Occupación poética ha ido diseminando virtualmente, en los espacios públicos de las ciudades que convierte en sus objetivos.

No nos va quedar otra que unirnos a las huestes de Occupació poética, salir de las aldeas bibliotecarias en las que habitamos, y convencer pacíficamente a esos irreductibles no lectores para que no sigan pintando de gris a Murcia.


viernes, 17 de abril de 2015

Bibliotecas sin mordaza


Que Michel Houellebecq es un provocador, no lo vamos a descubrir aquí. Uno de esos provocadores necesarios en toda sociedad, para salvarnos de tanto exceso de corrección política. Su última novela, Sumisión, es todo un récord de ventas en cada país en que ha sido publicada; y no es para menos dada su temática. La distopía que relata Houellebecq se sitúa en una República Islámica de Francia, allá por el 2020, donde las elecciones generales han sido ganadas por el partido islamista Fraternidad Musulmana.

 La vitriólica visión del escritor galo (abusamos de los tópicos, como todos a la hora de adjetivar, pero al menos nos vamos ahorrar lo de enfant terrible), resultó aún más impactante al publicarse en fechas cercanas al terrible atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo.

No sabemos aún cuál será la ilustración de portada que elegirá la editorial Anagrama, que tiene los derechos de edición, pero lo va a tener difícil para superar la portada de la Mona Lisa con burka de la edición húngara. Uno de los máximos símbolos de la cultura occidental, escondido por el oscurantismo del islamismo más radical. Continente y contenido en perfecta sintonía.

Y a tenor del efecto autocensurador que puede provocar hechos como el atentado a la revista satírica francesa, se ha publicado un interesantísimo artículo de Lisa Peet en el Library Journal, que no nos resistimos a citar aquí. Bajo el título Libraries after Charlie Hebdo: the treath of violence, the fear of self-censorship (Las bibliotecas después de Charlie Hebdo: la amenaza de la violencia, el miedo de la autocensura) se plantea un tema de lo más interesante.

La alucinante manifestación de hologramas frente al Congreso hace unos días,
en protesta por la Ley mordaza


Houellebecq según Charlie Hedbo
Pese a que tantas voces hayan hecho suyo la frase de Je suis Charlie Hebdo, como manera de reafirmarse
ante el fanatismo; ¿cómo influye esto a las bibliotecas? En Francia, se generó todo un movimiento de apoyo y reivindicación a raíz de los atentados. Durante los días posteriores, se hizo una selección de las obras de Cabu, Wolinski y Bernard Maris (tres de los autores asesinados) en las bibliotecas francesas, que se prestaron en menos de 24 horas; y la movilización a través de las redes sociales de las bibliotecas fue absoluta.

El artículo da un interesante repaso a algunos casos de censura en bibliotecas. No deja de ser algo previsible, dado que somos las instituciones culturales que acumulamos la mayor diversidad de opiniones, ideologías, credos o expresiones artísticas, a través de nuestras colecciones.

Storm center (En el ojo del huracán, 1956), película sobre censura y bibliotecas,
en la que una aguerrida Bette Davis lucha por la libertad de expresión


Precisamente el artículo de Lisa Peet se centra mucho en las circunstancias que rodean a las expresiones gráficas, es decir, mayoritariamente a los cómics. Por supuesto, por su vinculación con la polémica de las caricaturas sobre Mahoma, pero es que de todos los documentos de que disponemos en una biblioteca, el que permite un acceso más inmediato a sus contenidos son los cómics. De ahí que se recojan las palabras de Barbara Jones, directora ejecutiva de la Oficina para la Libertad Intelectual de la Asociación Americana de Bibliotecas:

“los dibujos son un problema particular en nuestra oficina, las novelas gráficas y los libros con ilustraciones, a menudo, reciben denuncias”

En 2008, la Biblioteca Real danesa acometió un ambicioso proyecto para recopilar y conservar los dibujos originales de los artistas daneses, y esto promovió un renovado interés por la importancia que tiene que el cómic, y todo lo relacionado con la narración en ilustraciones, se ofrezca en las bibliotecas.

El estupendo cartel de Daniel Acuña para el Salón del cómic


En nuestra biblioteca resulta aburrido, con la Comicteca que tenemos, que incidiéramos en algo que tenemos tan asumido. Y precisamente justo el día en que arranca el Salón Internacional del cómic de Barcelona (en el que nuestra Comicteca estuvo presente en ediciones pasadas), queremos celebrar el magnífico cartel que el dibujante murciano Daniel Acuña (autor de la portada de nuestra primera Brújula para tebeos) ha realizado para la ocasión; y de paso insuflarnos una dosis de moral repasando las razones por la que bibliotecarios y superhéroes, somos equiparables.

En el blog Grammarly blog aprovechando que la  próxima semana se celebra el Día del Libro (para la que la BRMU, sin necesidad de superpoderes, ha ideado una programación de lo más atrayente).  dan algunas razones por las que los bibliotecarios somos mejores que Los Vengadores a la hora de lograr un mundo mejor. Todo un final feliz para combatir cualquier forma de oscurantismo.


jueves, 9 de abril de 2015

La jauría digital



Muchos clásicos del cine de la edad de oro hollywoodense acontecían en comunidades pequeñas. Esas ciudades de impoluta apariencia, que a la mínima disidencia, veían transformarse a sus, hasta entonces, respetables ciudadanos en auténticos salvajes, a la caza y captura del que se atreviera a ser o pensar diferente.

Dramas sureños en los que se masticaba la tragedia a la vuelta de la esquina; y cuya atmósfera tan bien captó el teatro de Tennessee Williams. En nuestros días, el autor de La gata sobre el tejado de zinc, tendría un auténtico filón con las redes sociales como marco para seguir retratando, no ya esa Norteamérica profunda, sino un mundo profundo en el peor sentido del término. Y es que ya lo decíamos en otro post: la aldea global copia con descaro a la aldea rural, y muestra su cara más siniestra con los linchamientos digitales que cada día se suceden en Internet.



Sin entrar en consideraciones de si son merecedores o no de críticas severas, lo cierto es que casos recientes como el del inefable José Luis Moreno, crucificado por su casposo retorno al ruedo televisivo, o el cantante Pitingo y su criticada falta de cintura para encajar bromas a su costa: denotan tal inquina en algunos comentarios y ataques digitales, que dan argumentos a los que abogan por un control estricto de Internet, tan del gusto de regímenes totalitarios.


El bochornoso asunto de los tweets de seguidores de un programa de televisión molestos por el retraso en su emisión, debido al accidente aéreo de Los Alpes, la imputación del joven de Molina de Segura que amenazó con detonar una bomba en la Copa del Rey: son algunos de los numerosos episodios recientes que muestran esa cara oscura de la red. Pero en este post queremos compensarlo con algunos ejemplos luminosos, que nos ofrezcan la cara más amable y productiva de las nuevas tecnologías.

Ya hemos hablado/recomendado más de una vez de los interesantes estudios de Frédéric Martel en este blog (todos incluidos en la selección de nuestra Pasarela BRMU/Constanza Mas). En el dedicado a estudiar Internet a lo largo y ancho del planeta, (Smart, Internet (s) una investigación), Martel se pregunta tras visitar favelas en Brasil, suburbios en Colombia, Venezuela, México o Sudáfrica, guetos negros y latinos en los Estados Unidos o campos de refugiados palestinos y chabolas en la India: ¿realmente la cultura digital ayuda a progresar a las sociedades, sirve para salir adelante?

No alcanza una respuesta concluyente al respecto, pero sí nos deja algunos ejemplos de casos concretos en los que sí que está ayudando a cambiar las cosas. Como en el barrio de Kibera en Kenia, donde los móviles están suponiendo una esperanza para el progreso. A este respecto, no nos resistimos a reproducir lo que cuenta sobre la biblioteca del barrio:

"la filial de la Kenya National Library está situada en el corazón del barrio. Se llega por un camino de tierra ocre, lleno de baches. ¿Una biblioteca? Es mucho decir. Más bien parece un almacén con techo de uralita, cercado de alambradas. "Electrificadas", puntualiza Jesse. En los estantes hay unos 8.000 libros y cada día acuden unas 200 personas a consultarlos [...] me muestra unas tabletas Samsung que acaban de llegar y que guarda en un armario cerrado con llave, esperando la instalación del wifi. Ello debería permitir un mejor acceso a internet [...] por ahora hay que subirse al tejado para acceder con un smartphone a la conexión 3G" 

Ilustración de Dan Page
Los fuertes contrastes entre las realidades sociales tan extremas de los países que visita Martel en su periplo, y la manera en cómo las nuevas tecnologías han ido introduciéndose, resulta de lo más interesante.

Y sin salir de África, otra noticia reciente aúna (cargada de polémica) progreso y tecnología. Según un estudio publicado por el Instituto para el Desarrollo y el Gobierno Africano, la piratería en África favorece la alfabetización y el desarrollo humano.


Una vez asumido este dato, ahora el debate vuelve a recaer sobre la protección de los derechos de autor. Confiemos en que esta noticia, comprensible en el contexto africano, no sea extrapolada como argumento a países plenamente desarrollados para justificar la piratería.

Y para terminar, nada más a propósito que el último vídeo del fantástico Stromae, en el que advierte de los peligros del abuso de las redes sociales. Cara y cruz de un mundo al que ya ninguno podemos sustraernos.