jueves, 30 de abril de 2015

Centrifugando el 2015 [marzo]

[Haz clic en las letras verdes, y centrifuga tu cerebro]


“No sabría si llevarte a un botellón, no sabría si llevarte a Benidorm con los yayos” canta el grupo de subnopop Ojete calor, e inevitablemente su machacón estribillo nos martilleaba en los oídos cuando estrenamos el mes de marzo en este blog. Todo un canto a la madurez-vejez activa, que nos permitía el declararnos orgullosamente viejóvenes.


Tal vez, fuera cosa de la inminencia primaveral, pero lo cierto es que estábamos de lo más decididos a ver la vida de otro color. Nos negábamos a que nos marcasen el ritmo los nuevos tiempos en Deprisa, deprisa, algo que cada vez se hace más difícil, pero que sabíamos más o menos solventar, como tantas veces en este blog, a través de la buena música. 




Y atentos como nos mantenemos a todo lo que pasa en nuestro entorno, nos administramos unas Pequeñas dosis de realidad, y como suele pasar tantas veces esa realidad terminó por superar a cualquier ficción. ¿Qué otra explicación puede haber al hecho de que una encuesta proclame que los oficios más deseados son los de: escritor, bibliotecario y académico? Fue algo que nos sonó, no ya a ciencia ficción, si a ciencia fricción.




Lo que tristemente no nos pareció nada fuera de lo común, siguiendo la tónica de los últimos años, fue el hecho de que el último informe de la OCDE dejara en evidencia al sexo masculino y su poca afición a la lectura. Por ello, cual Clint Eastwood en El sargento de hierro vociferamos en imperativo lo de: Sé un hombre y lee. Un post, por cierto, con muchas seguidoras féminas gracias al eco que nos hacíamos del grupo de Facebook que recoge fotografías de hombres sexys leyendo (y que cerrábamos con un vídeo impagable de El Fary).



El complemento a este post, que exudaba virilidad y lectura, vino a través de una pregunta: ¿Por qué lo llaman biblioteca cuando quieren decir SEXO? Un regocijante repaso a algunas de las relaciones que el erotismo y las bibliotecas han tenido a lo largo de la historia; y que daba hasta descubrimientos tan sorprendentes como que Susana Estrada (la diva más destroyer de la época del destape) fue bibliotecaria. Uno de los post más extensos de los últimos tiempos en este blog, pero es que teníamos muchas y jugosas cosas que contar.

Y hablando de impulsos irrefrenables, aunque el punto de partida fuera algo escatológico, regresamos a lo más actual, en este caso a la necesidad imperiosa de las nuevas generaciones por escribir, por narrar. Lo que nos dio una nueva oportunidad para retomar la vena de ciencia ficción que ha recorrido el blog durante marzo, y nos llevó a cerrar preguntándonos si acaso:

  

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