miércoles, 21 de diciembre de 2016

Si eres de la BRMU, que se entere el mundo























Nos han tomado la delantera, pero en esto no nos importa que nos adelanten, se trata de una carrera de fondo y queremos que corras con nosotros.


Llevamos tiempo barruntando la idea de convertir a nuestros usuarios en ¿influencers?, ¿prescriptores? (no nos gusta ninguna de las dos) de los fondos de la BRMU.

En Madrid lo hacen con la campaña Si lees, dilo. Como bien dicen en un momento en el que hasta está bien visto proclamar con orgullo que no se lee, esta campaña pretende dar el valor suficiente a los que llevan la contraria para que a través del hashtag #Yosíqueleo declaren públicamente su afición, tal cual como un alcohólico en una reunión de terapia. La diferencia es que no se trata de dejarlo, sino de convencer a otros de lo bueno que resulta.

La campaña de Si lees, dilo tiene el objetivo de extenderse por todo el país, así que es de esperar que Murcia no sea una excepción; pero por si acaso nosotros vamos adelantando trabajo.

Más de una vez hemos insistido en que la biblioteca del siglo XXI es el único centro cultural en el que es posible encontrar de todo, para todos. Los museos se especializan en su materia correspondiente, las filmotecas en el cine, los teatros en espectáculos en vivo. Pero, ¿cuál es el centro cultural que tiene capacidad para dar a cabida a todo (libros, películas, música, arte y hasta espectáculos en vivo)?: pues está claro que las bibliotecas.


Usuarios ilustres de la BRMU en un homenaje a nuestro antiguo carné




Ya contamos con algún que otro seguidor que nos está ayudando mucho con esta labor de fomento de los fondos, actividades, y diversos proyectos que ponemos en funcionamiento; pero queremos más, muchos más. Sabemos que no es fácil, que igual da pereza, que uno se olvida por mucha buena voluntad que se tenga. Y es que sin ningún incentivo la cosa no es lo mismo.


El blog de la Biblioteca Bellvitge (Hospitalet de Llobegrat)
lo llevan los propios lectores que recomiendan fondos de la biblioteca



A lo que vamos, a aquellos internautas que quieran compartir sus gustos de lectura, cine, música, cómics de los cuales se proveen en la BRMU, les vamos a dar un trato preferente. Pero cuidado, que nadie se ponga en guardia tachándonos de clasistas, no podemos hablar de socios VIP, porque para nosotros todos nuestros usuarios son VIP: estamos hablando de agradecer de manera práctica a aquellos fans de la BRMU (que los tenemos) que quieran "infectar" al resto con sus gustos, elecciones, recomendaciones o decepciones a través de las redes.






Si eres de la BRMU, que se entere el mundo. Podría ser un eslogan, mucho mejor que Si eres de la BRMU, sal del armario, que con lo políticamente correcto que está el ambiente enseguida alguien se te molesta. El caso es que queremos agradecer a quienes nos ayudan a publicitar todo lo que tenemos de bueno, y por eso hemos creado un carné especial.

Con este carné nuestros presciptores (no nos gusta la palabra, pero "recomendadores" aún queda peor, y no digamos ya "voceros") tendrán más superpoderes aparte de los que da de por sí la cultura. Mayor número de documentos a retirar en préstamo, más plazo para devolución, y otros beneficios por colaborar en la difusión de la cultura. Es un primer paso para llegar a crear un carné especial que valore a nuestros más fieles seguidores, y en el que vayamos añadiendo más beneficios en el futuro.

¿Te animas a colaborar con nosotros? Es tan simple como hacer fotos de lo que te llevas en préstamo y compartirlo en Twitter o Facebook añadiendo @brmu; o comentar las actividades a las que has asistido o estas interesado. Queremos crear una comunidad virtual aún más grande que la que tenemos, y que tú amplíes tus contactos en el mundo digital. Pero, eso sí,  ahorrándote trolls y pelmazos digitales gracias a que el punto de unión entre todos serán vuestras inquietudes culturales.

En definitiva queremos que vivas la BRMU, en vivo o en digital, pero siempre intensamente.





lunes, 5 de diciembre de 2016

Cómics con aura

Hace ya un año de Bibliofrki, y ya parece que hace un siglo
de tanto como lo echamos de menos


Facebook no ha parado de recordarnos durante esta semana que hace un año que celebramos Bibliofriki. Confiamos que en 2017 podamos volver a programar una nueva edición, pero mientras tanto nos vamos entreteniendo con la reciente remodelación de la Comiteca que aún guarda varias sorpresas en la manga (manga de vestir, que no de cómic).

Pero nuestra antena friki nunca descansa. La última noticia que une el universo Bibliofriki con las últimas tecnologías son la gama de juguetes tecnológicos que han desarrollado entre Disney y la compañía Sphero. Desde el pasado 30 de septiembre están en el mercado las pulseras denominadas Force Band, con las que es posible controlar mentalmente, cual caballero Jedi, diferentes objetos.

Force Band, la pulsera que 
te da la Fuerza


Desde el redondo robot de la última entrega de la saga, BB-8 hasta espadas láser; pero la mejor adaptación práctica del poder de la Fuerza ha sido el hecho de adaptarlo al hogar. De esta forma cual Obi Wan Kenobi, o Lord Darth Vader (según nos posicionemos a un lado u otro de la Fuerza) es posible controlar pequeños electrodomésticos caseros, e incluso abrir las puertas sin ni siquiera rozar el pomo. Todo ello es gracias a la tecnología IFTTT que transforma a las pulseras hasta ahora ideadas para hacer el friki, en auténticos mandos a distancia con los que controlar dispositivos mediantes gestos.




I am your father, el documental friki sobre
el actor bajo la máscara de Darth Vader

 ¿Quién cuando ha sido crío no ha soñado con algo así? Pero los bibliotecarios sin ser precisamente críos (al menos físicamente, mentalmente ya es otra cosa) nos encantaría contar con ello en nuestro trabajo diario. ¿No habrá forma de incorporar la susodicha tecnología en los libros para que así los pudiéramos colocar a través de la Fuerza? Existe el RFID (la radiofrecuencia) con la cual se supone que cuando lo tengamos todo activo, la mayoría de nuestras colecciones ya están radiofrecuenciadas: podremos detectar si un documento está mal colocado. Pero no, lo que queremos es magia, como la de Mary Poppins de los niños recogiendo la habitación, o la Bruja novata dándole vida a las armaduras en la batalla final. En fin, ¡cuánto daño ha hecho el cine, la televisión y los cómics!

En la relanzada Comicteca de la BRMU por supuesto tenemos todos los cómics de Star wars (o pocos faltan) pero aún nos queda por practicar y controlar algo más la Fuerza. Por eso de momento nos quedamos con algo más cercano, pero no por ello menos alucinante. Estamos experimentando con la realidad aumentada para añadir"valor añadido" a algunos comics, y que la visita a la Comicteca vaya acompañada de algo más que el placer de leer las viñetas.


El Little Nemo que da la bienvenida a todo al que se acerca a nuestra Comicteca


Si quien da la bienvenida a la misma es la edición facsímil en gran tamaño de Little Nemo (expuesta en un atril) resulta oportuno que algunos cómics lleven a ese mundo de los sueños incluso antes de abrirlos. ¿Tendrían en mente los creadores de la aplicación de realidad aumentada, Aurasma, el concepto de aura de la obra artística que desarrolló Walter Benjamin?

Según el filósofo alemán la obra artística perdía su aura ante el empuje de la técnica y la reproducción en serie que inventos como el cine o las grabaciones sonoras (o sin ir más lejos la industria del cómic) impusieron a principios del siglo XX. De este modo la creación artística llegaba a las masas a costa de perder su carácter de experiencia única y exclusiva; de extraviar por el camino de su reproductibilidad técnica todo el ritual que la hacía única. Y esto lo decía a principios del siglo pasado, ¿qué diría hoy día cuando los conceptos de original y copia han perdido todo el sentido?

Pues bien, sería toda una blasfemia decir que el aura que a partir de ahora van a llevar algunos cómics de nuestra Comicteca, gracias a la realidad aumentada: suponga una recuperación de ese aura al que se refería Benjamín, pero lo que no resulta nada osado es decir que simplemente seguimos el signo de los tiempos.



En breve, descargándose la app gratuíta de realidad aumentada Aurasma, cualquiera que tenga un smartphone podrá descubrir los secretos que guardan algunos cómics selectos de nuestra Comicteca con sólo enfocar sus portadas.

Manténgase atentos a sus viñetas/pantallas, en breve la Fuerza del noveno arte se verá ampliada en sus pantallas móviles. Mientras tanto para ir abriendo boca, hemos "enriquecido" el delicioso cómic Una chica Dior con nuestra Pasarela BRMU, y aquí está la prueba:







Nota. Si quieres probarlo sin esperar más puedes hacerlo aquí mismo en el blog. Puedes bajarte la aplicación Aurasma (en Google Play) no hace falta registrarse. Localizas la cuenta comictecabrmu y te haces seguidor, y una vez hecho: enfoca con la pantalla de tu móvil la portada del ejemplar de Una chica Dior que tenemos en nuestra Comicteca, y aparece debajo. La primera experiencia de realidad aumentada de la BRMU surgirá en la pantalla de tu móvil.





miércoles, 9 de noviembre de 2016

Eligiendo tu destino: la vida no es un videojuego




En El juego de Hollywood, el personaje interpretado por Greta Scacchi desconcertaba al alto ejecutivo de la industria del cine que interpretaba Tim Robbins, al confesarle que ella no iba nunca al cine, ni veía películas, que prefería vivir la vida real y no vivir por delegación (más o menos, no es el diálogo exacto pero sí el sentido). Hoy día la pintora que encarnaba Scacchi en esa película de 1992 sería aún más marciana de lo que resultaba entonces.

Aquí estamos deseando tener una sala (y colección) de videojuegos, pero no por eso comulgamos con convertir la evasión en el centro de nuestras vidas. Se habitúa uno a evadirse, a despegarse de la realidad, a destruir villanos y criaturas infernales a través de la pantalla, y mientras tanto los monstruos reales siguen implacables medrando para hacerse con el mundo real.


Escena del documental Farenheit 9/11 de Michael Moore, 
en la que un soldado norteamericano en Irak muestra los cascos que lleva
para escuchar heavy a todo volumen durante las batallas.
La realidad imitando a los videojuegos.



Por eso nos interesa, y mucho, la compañía finlandesa de desarrollo de videojuegos Remedy Entertainment. Esta compañía está detrás de una innovación en el mundo de los videojuegos que nos reafirma en lo que en la BRMU pensamos cuando queremos incluirlos en nuestra oferta. Con su juego Quantum Break han dado un paso más allá en esto de convertir en toda una experiencia el hecho de jugar digitalmente. El juego supone un nuevo acercamiento al entretenimiento transmedia tan en boga. Combina partes rodadas en imagen real con las digitales del videojuego, y es el jugador el que decide el argumento según tome unas decisiones u otras.

Se trata de un juego de acción, aún no sabemos hasta qué punto podremos sacarle jugo para nuestras aviesas intenciones bibliotecarias; pero cumple lo que ya es un clásico: una escena ambientada en una biblioteca. Va siendo hora de que vayamos haciendo recuento de las escenas bibliotecarias detectadas en videojuegos; y eso que no lo hemos hecho adrede simplemente nos hemos ido topando con ellas.


La biblioteca de Gears of war antes de saltar por los aires


En Biblioteca gore era la del juego Gears of war, en Videojuego de biblioteca era el juego de los Cazafantasmas, y en Perpetuando estereotipos, destrozando bibliotecas no era un videojuego sino la película de Spiderman, pero el resultado era el mismo: ambientar escenas en bibliotecas para destrozarlas con saña.

A ver que no nos vamos a poner ahora tiquismiquis, que se trata de acción trepidante y de entretenimiento sin más, pero también podían utilizar el escenario bibliotecario como en tantas películas de aventuras: como lugar del que partir hacia la aventura por descubrir secretos que esconden sus estanterías. Ahora que se ha celebrado una Jornada sobre futuros profesionales en la Biblioteca Nacional, es el momento de proponerles finales alternativos a los creadores de videojuegos, que cuenten con los bibliotecarios; después de todo somos los que convivimos día a día con todas las historias del mundo.


No es un lector de RFID (etiquetas de radiofrecuencia que ponemos en las bibliotecas).
Es un detector de residuos ectoplamásticos en la escena de la Biblioteca de Nueva York
 en el videojuego de Los Cazafantasmas



Cualquier cosa antes que alienarnos fascinados por la irresistible tentación de destruir por destruir. Si se usaran más las bibliotecas cosas como el auge de los populismos no pasarían con tanta facilidad. Por eso apoyemos los videojuegos, disfrutémoslos, que salgan muchas bibliotecas en ellos, pero que el objetivo no sea siempre hacerlas saltar por los aires. Es más dificil construir que destruir, menos impactante, menos sencillo: pero a la larga es el único camino posible para progresar.








lunes, 31 de octubre de 2016

puZle 2016 [septiembre]

Rómpete la cabeza pinchando en las letras verdes


Quedaría bien resumir el mes de septiembre en el blog con un clásico como El final del verano del Dúo Dinámico, pero sonaría impostado. ¿Quién en Murcia puede cantar con convicción algo así cuando los termómetros han rondado en octubre los 30 grados?

En esas circunstancias seguir guandando la ropa interior en el refrigerador, como hacía Marilyn Monroe, no es ninguna tontería. Con Marilyn y su lencería bajo cero empezábamos el mes, y nos servía para presentar la colección verano-verano de ropa interior bibliotecaria. Un desfile de libros refrigerados y frases bibliotecarias impresas en braguitas y calzoncillos que puede servir como demostración empírica de que Leer es sexy (los cuerpos que los luzcan también son un factor a tener en cuenta para que eso sea así).

Pese a empezar tan obvios (es lo que tiene el calor) enmendamos un poco la cosa poníendonos románticos; pero sin pasarse porque: ¿puede ser realmente romántico el reggaeton? Romántico, romántico no sabemos, pero que sirve para fomentar la lectura de poesía lo descubrimos en: ¿Qué es poesía? Poesía eres tú perreando reggaeton.



Con tanta agitación poético-libidinosa-musical nos vino bien saturarnos de azules. Azul mar, azul cielo, azul pitufo, azul de Kieslowski, azul de Terciopelo azul, azul como un color cálido...  Nos envenenamos de azules en un post que, aunque quede mal decirlo, nos quedó de lo más cool.




Y no sabemos si cool o fachoso, pero el post que más visitantes atrajo fue uno con vocación de espejo; de espejo de feria concretamente. Nos atrevimos a poner espejos de feria, de esos que te deforman, que te reflejan ridículo o monstruoso. Y ¿a quiénes pusimos delante de los espejos? Pues a todos los murcianos, así en bloque, y estudiamos detenidamente si nos merecemos o no la imagen que nos devolvían. Fue en ¿La BRMU como biblioteca de un nuevo Lepe? un repaso a unos cuantos estereotipos clásicos y renovados en torno a los murcianos que parece que están conociendo un rebrotar inédito en las redes, y que pueden convertir a Murcia en la protagonista de un chiste infinito.




Y en consonancia con los aires marinos del mes (el color azul, el reggaeton, el final del verano, el calor, los chistes) cerramos el mes encendiendo el faro. Concretamente el Faro de la Comicteca, una insinuación de lo que está por venir en la BRMU este otoño, si es que acaso se gana ese nombre la estación este año.

sábado, 29 de octubre de 2016

La calle es nuestra


"La calle es mía", tras el debate de investidura arrancar con una frase como esta puede sonar provocador, pero tranquilos, no vamos a hablar de política, ni siquiera de urbanismo. El tiempo hace que todo se desvanezca, y es necesario recordar el sentido que tenía esta frase cuando Fraga Iribarne la dijo allá por 1976. Los resabios franquistas de la misma no es necesario evidenciarlos mucho, pero lo que sigue sorprendiendo es su actualidad.

El espacio público como espacio político está más disputado que nunca ahora que los populismos (vengan del signo político que vengan) están en auge y se postulan para defender los intereses comunes. Y ante este panorama, ¿por qué no hacerlo también las bibliotecas?




La hipotética toma de las calles por parte de las bibliotecas sería algo parecido a la acción artística urbana del colectivo artístico Luzinterruptus. Este grupo de artistas basan sus intervenciones en sembrar el asfalto urbano con objetos iluminados de lo más dispar. Iniciaron sus actividades en el 2008 en Madrid, interviniendo espacios urbanos con objetos iluminados que denuncian problemas de los ciudadanos que las autoridades no atienden.

Sus intervenciones se consideraban ilegales, puesto que no pedían autorizaciones municipales para hacerlas (su frase: "Dejamos nuestros destellos de luz encendidos... para que otros nos los apaguen...", lo dejaba claro). Pero en Toronto, que es donde desarrollaron esta invasión libraria, lo han llevado a cabo con todos los permisos en regla. ¿Perderán la carga de crítica social? esperemos que no, lo que no pierden desde luego es su poder de fascinación.




En 2015 instalaron espacios del Madrid nocturno con tapas de váteres iluminados que actuaban como marcos para páginas impresas. Hubiera sido una buena publicidad para nuestra campaña de ¿Lees en el baño?, o una llamada de atención sobre la porquería en que alguno se empeñan a convertir a la cultura; pero en realidad se trataba de una crítica a la conocida como Ley mordaza.


Afortunadamente su acción en las calles de Toronto no admite otra lectura que no sea la del homenaje, la de la reivindicación del poder de los libros que son los que deberían iluminar las calles, y sobre todo, las mentes.

Un momento, como el actual, en que la guerra de las aceras entre peatones, bicicletas, terrazas y otros artilugios rodantes está protagonizando el debate urbano resulta de lo más oportuno que también los libros tomen las calles.





Literatura versus tráfico, así de titula esta intervención de las calles torontonianas gracias a la cual la letra impresa hacía suyas las calles para entregárselas a los peatones, a los lectores. Nos recuerda a lo que decíamos en nuestro BibliOkupa: "colonizando espacios ciudadanos para que nadie se quede sin cultura", y los 10.000 libros iluminados que tomaron las calles de la capital canadiense, en la Noche blanca del 30 de septiembre, son la mejor representación de este eslogan, y la mejor reivindicación del papel de la biblioteca en el espacio urbano.


En mayo del 68 (ese tiempo en el que algunos siguen instalados) se decía que bajo los adoquines de las calles de París había una playa. Tras la intervención de la francófona Toronto se podría decir por encima del asfalto y del cemento siempre deberíamos tener a la literatura.



Literature vs. Traffic. from lmartinez on Vimeo.


Fuente: Ebook Friendly

miércoles, 26 de octubre de 2016

Vosotras antes molábais





En el mundo de la música pop llega un momento en la carrera de todo grupo o cantante (siempre que no haya sido prefabricado por la industria) en el que tiene que tomar una decisión: seguir siendo minoritario y conservar su aura de íntegro artísticamente según el cliché de lo alternativo, o atender los cantos de sirena de las multinacionales que le prometen una carrera directa al estrellato de masas.


La cada vez más frágil e irrelevante línea entre lo indie y lo mainstream


 A las bibliotecas esa disyuntiva no se les da: o naces estrella o naces humilde, y ríete tú de la sociedad de castas de la India si pretendes ir a más, salvo que sea en la consideración de tus usuarios, gracias al trabajo del día a día de los profesionales que las regentan. Estas cosas no pasan en cambio con unas viejas amigas nuestras: las pequeñas biblioteca libres.

Ellas que nacieron en los suburbios, se podría decir que hasta en el underground, que basaban su existencia en el DIY (Do It Yourself, el "háztelo tú mismo"), que desafiaron ordenanzas municipales en plan okupas para invadir vecindarios,  y se enfrentaron al establishment aburguesado de los gnomos de jardín: ahora se ven tentadas por el demonio de lo mainstream (agobio de anglicismos, oye).


Dos princesas Leia acudiendo a su pequeña biblioteca libre más cercana


Si es que lo de llevar ese libre en el nombre fue una provocación desde el principio, ahora que todos estamos más que vigilados, controlados y monitorizados. Tarde o temprano tenía que llegar quien se apropiara de la idea para fines comerciales, y ese alguien ha tenido que ser un payaso, concretamente Ronald McDonald. Él fue el encargado de inaugurar la primera biblioteca libre bajo la égida de la cadena de comida rápida McDonalds el pasado 8 de este mes en la ciudad norteamericana de Phoenix.

No sólo Donald Trump hace llorar a los niños, hay
más payasos que también provocan el mismo efecto

En anteriores posts hemos pintado a los gnomos de jardín con tintes un tanto siniestros y vengativos en su lucha contra las pequeñas bibliotecas libres, pero nada comparable a los payasos. En plena ola de invasión de payasos diabólicos (ya se han avistado hasta en Badajoz) y acercándose Halloween, lo cierto es que no creemos que las pequeñas bibliotecas libres hayan elegido el mejor momento para fichar por la multinacional McDonalds.

Hace sólo unos días la propia cadena de comida rápida decidía retirar durante un tiempo a su payaso Ronald, ante el auge de los payasos siniestros.

El clown que ha atemorizado a Gijón recientemente


Y es que estudiándolo con detenimiento: ¿quién sale más beneficiado en este trato? Según los últimos datos, más de 45000 pequeñas bibliotecas libres han surgido a lo largo del planeta en los últimos siete años, su aceptación por parte de las comunidades es cada vez mayor, han conseguido hasta el tutelaje de sus hermanas mayores: las bibliotecas públicas, que como contábamos en Acto de contrición las están utilizando para expandir sus servicios. Mientras, la cadena de comida rápida McDonalds pasa por momentos delicados por la competencia tan feroz, las campañas promovidas desde la misma Casa Blanca contra la comida rápida y ahora le faltaba que hasta el Vaticano casi la excomulgue urbanísticamente hablando.




Puede que la multinacional del payaso haya financiado bibliotecas públicas, regalado libros con sus menús, y hasta lanzado líneas editoriales para fomentar la lectura entre los más pequeños. Pero no parece los más idóneo el aliarse ahora mismo con el imperio de la hamburguesa. Menos aún  hablando de fomentar la lectura.

Por nuestra parte no dudamos que la buena reputación que las pequeñas bibliotecas libres acumulan les permitirán mantener su imagen pública con dignidad, pese a estas amistades peligrosas. Pero mucho nos tememos que esto sólo puede terminar de una forma: más tarde o más temprano terminarán abocadas al cliché de lo indie.

Eso lo que hacen alguna estrellas cuando quieren reflotar sus carreras (y sino ahí está Lady Gaga, que de diva pop interplanetaria ahora opta por disfrazarse de indie). Por eso, por la mención a la estrella de Bad romance, los payasos inquietantes y lo de volverse indie: ¿qué mejor que cerrar este nuevo post sobre las little free libraries que con una figura como Klaus Nomi?

Klaus Nomi fue una figura de lo más peculiar. Contratenor alemán, maquillado y vestido como un payaso futurista, mezcló entre las décadas de los 70 y los 80 el pop con la ópera y los sintetizadores en un cóctel inclasificable, que aún décadas después de su muerte, sigue resultando difícil de ubicar y casi tan inquietante como que ver a Ronald McDonald promoviendo la lectura.



viernes, 14 de octubre de 2016

Estación polar bibliotecaria BRMU



Desde hace varios años un titular resulta recurrente en muchos artículos y foros a la hora de hablar de educación: 'la letra con juego entra'. La tan en boga gamificación es una de las tendencias innegables en el ámbito educativo. Algunos la siguen mirando con recelo, otros en cambio la han abrazado con determinación. Los primeros tienen sus razones, acostumbrados a una cultura en la que el aprendizaje era sinónimo de esfuerzo y superación; mientras que los segundos tienen las estadísticas a su favor.

Pero independientemente de la postura que se defienda al respecto, sólo hay que remitirse a la experiencia personal de cada uno para constatar que lo que se aprende con placer se asimila a una velocidad que pocos pueden rebatir. Y en esas estamos cuando la Consejería de Educación y Universidad de Murcia ha lanzado un proyecto que promete dar mucho de que hablar. Tal y como describen en la web del proyecto:


"El Proyecto Antártica es una propuesta piloto de Fundación Telefónica, impulsada en colaboración con la Fundación Séneca, la Consejería de Educación y Universidades de la Región de Murcia, el Comité Polar Español, el Ejército de Tierra y la Armada; dirigida a la promoción de la ciencia y al fomento de las vocaciones científicas entre los jóvenes mediante tecnologías educativas innovadoras."




El asunto no puede sonar mejor. Una plataforma con narrativa transmedia (algo en lo que este blog siempre está interesado) que permite a los estudiantes de institutos de toda la Región sumergirse en una aventura a bordo del buque de investigaciones oceanográficas Hespérides, y que les transportará hasta la Base Antártica Gabriel de Castilla.

El juego consiste en resolver numerosas situaciones que pondrán a prueba sus conocimientos de ciencias mientras adquieren conciencia medioambiental. Los que superen con mejores notas las pruebas podrán acceder a actividades de divulgación científica exclusivas.

En el segmento de edad en el que los videojuegos, las redes sociales, la realidad aumentada y las nuevas tecnologías más influencia tienen: el plantearse un proyecto educativo que combine muchos de estos recursos al servicio de la pedagogía científica es claramente un acierto.




Hace años nos planteamos en la BRMU llevar a cabo un videojuego localizado en la biblioteca, y en el que explicásemos de manera lúdica todos sus servicios y ofertas transformándolo en una trepidante aventuras. Seguiremos soñando. Mientras esperemos que todo este boom de la realidad aumentada y las aplicaciones que surgen día sí, día también, terminen por hacer más accesibles económicamente este tipo de proyectos, y algún día...algún día podamos convertirlo en realidad.

Por el momento nos postulamos como escenario bibliotecario para cualquier otra aventura que de estas características pudiera surgir. Nos encantaría ser la biblioteca de una base polar, de una estación espacial, de un buque de investigación o de un submarino tipo Nautilus. Nos da igual, el caso es formar parte de alguna de estas emocionantes aventuras y aprovechar el mundo de posibilidades que nos abren.




martes, 11 de octubre de 2016

A Murcia le sacan los colores (para bien)

Fotografía de Emilio A. Cano


La vuelta de las vacaciones y el menor ritmo de publicaciones del blog nos ha impedido hablar de una noticia que surgió a finales de agosto, y que no podíamos dejar de comentar.

Según la Encuesta de hábitos  y prácticas culturales de España en 2015, Madrid es la comunidad más lectora del país. Hasta ahí nada demasiado sorprendente, lo que nos hizo abrir los ojos y sentir un escalofrío de placer recorriéndonos las neuronas fue el dato de que la Región de Murcia se erige como el lugar donde más libros impresos de media por persona se lee (5.1%). Siendo Cantabria la que gana en lo que a lectura digital se refiere (7.4%). Está claro que tenemos que hacer más publicidad de eBiblio Murcia para aumentar la lectura digital. Pero a lo que íbamos.

Una de las cosas que más ilusión nos hizo fue comprobar el color naranja tostado con que aparece Murcia en el mapa que indica el porcentaje de población lectora. Probablemente pocos lo recuerden pero en Poción mágica lectora, allá por abril del 2015, nos deprimía mucho el color grisáceo que evidenciaba la excepción murciana en esto de los lectores habituales según el Barómetro del CIS.



Mapa de la Encuesta de hábitos y prácticas culturales de España 2015 
Barómetro sobre hábitos de lectura del CIS


¿Qué ha pasado en tan pocos meses para que el color cambie hasta esa tonalidad? Vale que aún no estamos en el rojo intenso de otras comunidades, pero del gris al naranja tostado ya nos vale para celebrarlo. ¿Estaban equivocados los porcentajes de hace un año y pico? ¿tendremos algo que ver las bibliotecas en ese vuelco cromático? Que después vengan los análisis que se quieran, pero que no nos agüen la fiesta, que Murcia ha dejado de ser (o igual no lo ha sido nunca) esa "aldea" irreductible que se resiste al placer de la lectura.





Y ya una vez lanzados nos atrevemos a todo (es el efecto euforizante que tienen las estadísticas favorables). Si bien en lo relativo a la cultura podemos esbozar un tímida sonrisa, en lo que concierne a lo futbolístico no estamos últimamente en racha. El Real Murcia no está pasando una buena racha, los analistas le achacan falta de personalidad y aconsejan un cambio de táctica. Puede que no sea de lo más oportuno proponer algo así ahora: ¿pero porqué no prueban a fijarse en el Athlétic Club de Bilbao? De acuerdo que es un club de primera con mucha historia detrás, y que en los últimos tiempos está remontando; pero es que no es tanto en fútbol en lo que quisiéramos que el Real Murcia copiase al conjunto rojiblanco, sino en lectura.




 ¿Y qué tendrán que ver los balones con los libros? Pues lo que a ellos les dé la gana que para eso son de Bilbao.

El Festival Letras y Fútbol alcanzará su séptima edición el próximo mes de noviembre. Este festival reúne a escritores, artistas y jugadores con lectores y aficionados al fútbol y a la lectura en San Mames. La nómina para la próxima edición suena de lo más interesante: Juan Soto Ivars, el murciano Miguel Ángel Hernández, Agustín Fernández Mallo, Jota (de Los Planetas) o Milena Busquets, son algunos de los que participarán en esta edición.

Además el festival dispone de un club de lectura en el que personas anónimas y aficionados recomiendan lecturas a un equipo compuesto por jugadores, leyendas, técnicos y directivos del club. Una vez lo leen, se reúnen para compartir su experiencia lectora. ¿A qué suena genial?

 ¿No podríamos adaptar algo así con los colores del equipo grana en colaboración con la BRMU? No sabemos si eso haría que el club llegase a primera división pero si que es posible que consiguiera que ese naranja tostado del mapa terminase por encenderse en un granate pimentonero.

Los jugadores de la NBA promueven la lectura.
¿Para cuándo campañas similares con los de fútbol?


jueves, 29 de septiembre de 2016

puZle 2016 [junio-agosto]



Rómpete la cabeza pinchando en las letras verdes


Repasar lo que ha sido el verano desde el inicio del otoño puede que a muchos les haga caer en cierta melancolía. Pero en cambio la caída de la hoja en bibliotecas siempre es una buena oportunidad para lanzar nuevos proyectos, así que nadie espere muermo alguno en nuestro ánimo.

Antes de saber si el verano sería infernal, como acostumbra en Murcia o amable (como afortunadamente ha sido al final) nos preparábamos para la operación bikini allá por junio, desvelando los resultados de nuestra encuesta quijotesca sobre el carácter murciano




Y un debate que está candente en Murcia ahora mismo y en principio no tiene mucho que ver con el carácter de los murcianos, pero igual sí. Se trata del  relativo al uso de la bicicleta en la ciudad, algo que muchos deseábamos trasladar a nuestras ciudades tras visitar o vivir en otras capitales europeas, pero que lógicamente requiere un proceso de adaptación, y sobre todo, de normalización. Bibliotecas para todos, aceras para peatones, reivindicaba la cultura, las bicicletas, pero sobre todo el respeto a los espacios de cada uno en la vía pública. Un asunto apropiado para la estación del año en que más gente recurre a este medio de transporte.




Y este verano si algo ha estado de vigente actualidad ha sido la fiebre Pokémon Go. Una cabañuela de tontería mundial o algo que empezó como un juego y va a cambiar nuestra realidad a pasos agigantados. El caso es que la BRMU no podía ser indiferente a este fenómeno que eclosionó en agosto, y sobre todo teniendo como tenemos una pokeparada en plena fachada de la biblioteca.

En verano baja el consumo de televisión, pero con la afición por las series que lleva espoleando nuestro servicio de Packs de préstamo el uso de los televisores estaba asegurada. Una noticia sobre los hábitos de los espectadores de series nos daba pie para una pregunta jocosa: ¿Con qué serie de TV identificas más a la BRMU?, pero con una foto que la acompañaba no demasiado inocente:




Sería la relajación de costumbres a la que lleva el verano que nos llevo a algo impropio de una biblioteca, pero el caso es que nos pusimos un pelín ordinarios. ¡Leer es la hostia!
proclamábamos exaltados en junio, pero tanta es nuestra pasión por la lectura. Aunque enmendamos en parte el exabrupto en V de viral, V de vulgar, un post en el recurríamos de nuevo a la netiqueta para hacer frente al aluvión de groserías cotidianas con que nos saturan los medios.

El remate final de elegancia que nos terminó de redimir de este desliz en lo vulgar nos lo proporcionó exquisita Ana Manzano. Una ilustradora murciana fantástica que fue la responsable de abrir el ciclo de conferencias de Ilustración promovidas por el Colectivo Ilustra en nuestra biblioteca.
la

Y una vez recopiladas las piezas dispersas del puzle veraniego, sólo nos queda aguardar expectantes las novedades que nos traerá el nuevo curso.