viernes, 30 de enero de 2015

La biblioteca como musa



Si en los 80 corrían malos tiempos para la lírica, según Golpes bajos; no queremos ni pensar qué tiempos corren ahora. Pero tiempos peores se padecieron, y eso no impidió que el talento y la necesidad de expresarse moviera a la gente. Son muchas las historias sobre artistas, o no tan artistas, que sobrellevaron los reveses transformándolos en obras furiosamente personales; y de entre todas las posibles historias al respecto, pocas tan emocionantes como la de la joven Charlotte Salomon.

Las "viñetas" de Charlotte Salomon

Descendiente de una familia en la que las mujeres acabaron suicidándose (una tía, su abuela, y hasta su propia madre), Charlotte decidió vivir por todas ellas; y lo consiguió, al menos en el arte. Porque en la vida, su condición de judía la llevó a ser ejecutada en Auschwitz, a la edad de 26 años. Sus dibujos, realizados algunos de ellos en el campo de concentración, resultan sobrecogedores. ¿Vida? o ¿Teatro?, llamó al repaso pintado de su corta vida, que en muchos casos recuerda claramente al cómic por su composición, y las resoluciones narrativas que utilizó.

Todos, tengamos habilidades pictóricas o no, dibujamos nuestra vida como nos dejan o podemos; pero los que han sido agraciados con talento para el dibujo pueden dibujarse a sí mismos como les venga en gana, y eso siempre resulta de lo más terapéutico. Como el artista de origen francés Sébastien del Grosso, que se realiza efectistas autorretratos, en los que abre un diálogo entre la verosimilitud de la fotografía, y la libertad expresiva del dibujo a la hora de expresar emociones.

Sébastien del Grosso dibujándose a sí mismo

Inspirarse en la propia vida, resulta de lo más práctico ( de ahí quizás la explosión de la literatura del yo de los últimos años); nada resulta más inmediato y empático que contarse a uno mismo. Pero como las bibliotecas no pueden retratarse a sí mismas, afortunadamente contamos con artistas para los que son toda una inspiración.



Primero fueron las acuarelas de Alison Rector que celebrábamos en Bibliotecas de clase media; y ahora es desde Canadá, desde donde nos llegan los 99 dibujos de las bibliotecas públicas de Toronto gracias a Daniel Rotszstai. Un proyecto que surgió donde mejor pueden surgir las ideas: estando de cervezas con unos amigos, que le recomendaron visitar algunas de las estupendas bibliotecas de la ciudad que no conocía. Daniel (de 25 años, uno menos que Charlotte cuando la asesinaron) se lo tomó como un trabajo, y en bici, autobús o a pie, fue dibujando hasta un total de 8 bibliotecas por día. Todos sus dibujos pueden verse en su web Todas las bibliotecas de Toronto, y actualmente se encuentra empeñado en la idea de publicar un libro con ellos.


El resultado de sus periplos por la ciudad, fue una visión única del sistema bibliotecario y de su ciudad; y llegó a conclusiones tan aparentemente obvias que en ocasiones se nos olvidan, y siempre viene bien remarcar:

  
"las bibliotecas son uno de los últimos espacios interiores de acceso público no comercializados [...] necesitamos más espacios como estos"

Y en espera de que algún artista local decida viajar por nuestra región dibujando nuestra (igual no tan bonita, pero sí estupenda) red de bibliotecas públicas, le ponemos banda sonora. Acostumbrados a pasear por nuestra ciudad, la mayoría de las veces no nos fijamos en los cambios que se van produciendo. A Daniel Rotszstai le pasaba algo así, hasta que sus amigos supieron abrirle los ojos a través de las maravillosas bibliotecas de Toronto.

Y el innovador director de cine Michel Gondry, en su vídeo para Kylie Minogue, nos demostró que siempre hay que intentar arrojar una mirada nueva a lo que nos rodea, para no perdernos los mil detalles que lo van cambiando todo, paso a paso.


martes, 27 de enero de 2015

Centrifugando el 2014


[Haz clic en las letras verdes, y centrifuga tu cerebro] 


No, no vamos a dejar de hacer balance de lo que ha sido el 2014 en este blog. Hemos dejado pasar un tiempo más que prudencial para mirarlo con más perspectiva, y así llegar mejor a una definición perfilada y precisa de lo que ha supuesto.

Y una vez reposado, estamos en condiciones de declarar sin temor a equivocarnos que no tenemos ni pajolera idea de lo que ha supuesto. La única conclusión es que no tenemos conclusión, y que en todo caso será cada seguidor el que deba decidir lo que le ha gustado o no. Aún así, hay constantes que no nos abandonan. Nuestro amor por la lectura nos llevó a proclamar que sentíamos la lectura como una necesidad fisiológica.

Arrancamos el año con afán justiciero, y ánimo vengativo hacia ciertos especímenes; pero la sangre no llegó al río, porque ante todo no perdemos de vista el manual de urbanidad bibliotecaria por el que nos regimos. Proclamamos que queríamos ser surcoreanos sin que dicha proclama tuviera nada que ver con un desvarío transitorio; porque meses más tarde, a raíz de una anécdota bibliotecaria en el concurso televisivo de Ahora caigo, insistimos en nuestro sueño de tener otras nacionalidades según en qué cosas.


Y por aquello de iniciar el año con buen pie nos ocupamos de la belleza y de la risa, con un post que aportaba elementos para celebrar ambas cosas. Seguimos esbozando sonrisas, coherentemente, con Sonrisa de bibliotecario o con el Kamasutra del lector: una manera como cualquier otra de alcanzar el ideal de instituirnos como una biblioteca de la empatía, cuyo eslogan podría ser perfectamente aquello de menos face y más book.
Como sin referentes no somos nada, rememoramos a la insigne María Moliner en Zurciendo calcetines, un post que gustó mucho a aquellos seguidores que en el post Sintiendo lecturas habían cuestionado el estilo de este blog. No fue el único debate (¿polémica?) que suscitó algún post durante este año. En La mano que mece a la biblioteca, el difícil equilibrio entre lo público y lo privado dio para opiniones de lo más contrapuestas.

El mens sana in corpore sano estuvo también muy presente, bien eliminando toxinas, o reclamando clases de pilates literario en los gimnasios. El caso era moverse, como el panorama cultural murciano, que se está moviendo prometedoramente y cuyo ritmo aspira a poder seguir la biblioteca. Murcianos totales nos sentíamos no por tonto chauvinismo, sino por convicción, sin rastro de Postureo bibliotecario por nuestra parte.


La actualidad más inmediata y preocupante se plasmó en post como Biblioteca terrorista, que tuvo su contrapunto esperanzador con la respuesta al fanatismo que nos proporcionaba No en mi nombre. La crónica de sucesos también nos dio pie para temas candentes como los que comentábamos en Háblame del mar, marinero; o en tono más distendido, con una nueva crónica sobre los gnomos de jardín y su ofensiva en pos de hacerse con el mundo.

Seguimos postulando a las bibliotecas como nidos, incluso como graneros (literal y metafóricamente). La inspiración africana fue una constante a partir del mes de abril, lo africano fue el argumento de nuestra tercera acción artístico-bibliotecaria más chocante hasta la fecha; que convirtió a peluquerías del centro de Murcia en sucursales bibliotecarias; y que nos dio pie para crear una sección con vocación de continuidad: los Cuestionarios BRMU.




La acción se expandió de tal forma que hasta nos proporcionó una visión impagable: usuarias (e incluso algún usuario) de la biblioteca, siendo maquilladas por profesionales en nuestras salas, al tiempo que se les regalaba un libro, en una acción estético-bibliotecaria que descolocó hasta al más pintado.


Nuestro alias como biblioteca del Zig Zag , nos dio pie a una reflexión sobre exposición pública y anonimato: el filo de la navaja tecnológica por el que nos movemos todos en la actualidad. Un anuncio publicitario de golosinas se empeñó en volver a pintarnos como sitios aburridos y amuermantes, en vez de reconocer que desde hace años somos descaradamente diferentes. Tan, tan diferentes que hasta nos atrevimos a calificarnos como una biblioteca digna de la mítica serie Twin Peaks.



Todo vino a cuento de nuestra cuarta acción artístico-bibliotecaria, a lomos de la cual hemos pasado al 2015, durante cuyos primeros seis meses, seguirá haciendo de la moda, una excusa perfecta para promover la cultura mediante nuestra Pasarela BRMU. Alta costura, alta cultura, decíamos para promocionar la Pasarela, pero sin ánimo excluyente; sería algo absurdo hablar de exclusividad cuando nos calificamos orgullosamente como Biblioteca de clase media.



La tecnología y sus servidumbres dieron como era de esperar mucho juego. Desde la mala reputación 2.0, a los niños que vienen con una tablet bajo el brazo, al amor en tiempos de la web (Hashtag ya no te quiero), pasando por el agobio ante tanto invento en posts como La ciencia avanza,pero yo no. Pero nosotros como siempre, arrimando el ascua a nuestra sardina, nos ofrecíamos como solución a tanto teléfono roto.

Y sin modestia aparte que valga, reclamábamos igual que tantos otros gremios, un reconocimiento en forma de Tejuelo de oro a nuestra labor bibliotecaria.



Una vez repasado, no estuvo tan mal el 2014. Lo iniciamos reivindicativos y lo terminamos orgullosos, al menos podemos decir que moral no nos ha faltado. Y con la misma moral, o incluso más, afrontamos este 2015. Como siempre seguiremos dependiendo de nuestros seguidores y usuarios, para que al 2016, lleguemos conservando un espíritu parecido.


viernes, 23 de enero de 2015

Placeres culpables

Ouka Lele, la fotógrafa más cool de la movida, retratando el Olimpo de Sálvame

Será por aquello de que muchas veces no tenemos claro lo nos gusta; pero sí lo que nos disgusta: que en el mundo de Internet, los comentarios que acompañan a cualquier publicación, suelen acumular más comentarios negativos que positivos. Debe ser por aquello de definirse por oposición, o por otra razón, que muchos no quieren reconocer: porque esas webs, esos vídeos, esos personajes, forman parte de los placeres culpables de los que escriben.

Si no es así, ¿cómo se explica que haya internautas que siguen a medios digitales ideológicamente opuestos a sus ideas (algo fácil en nuestro país, con lo polarizados que están los medios), o que entran a vídeos, blogs o noticias que ya saben previamente que no les gustan, y se molestan en comentar? En muchos casos la red no es más que un patio de vecinos global, en el que criticar sale gratis, al tener asegurado que no se va a  compartir viaje en ascensor.

A estas alturas de la película, avergonzarse porque algo te guste, salvo que caiga en lo delictivo (en estos casos ojala que sobreviviese la vergüenza), denota inseguridad en uno mismo. Por eso resulta tan divertido descubrir los placeres culpables de algunos escritores o músicos.



El prestigioso sociólogo británico Anthony Giddens, reconoció que estaba enganchadísimo a los programas televisivos yanquis de lucha libre, o lo que conocemos como Pressing Catch. Podría haber esgrimido perfectamente una coartada sociológica, pero honestamente no lo hizo, simplemente reconoció lo ridículo de estos programas, al mismo tiempo que su inexplicable fascinación por ellos.

El mediático biólogo Richard Dawkins, autor del famoso ensayo El gen egoísta, reconocía que sentía una afición por programar ordenadores. Nada malo per se, salvo por el hecho de que era realmente obsesivo, interfiriendo en su vida cotidiana, y hasta en la sexual; y encima para más vergüenza, sin que demostrase grandes aptitudes para ello. Afortunadamente Dawkins reconocía haberlo dejado, aunque tal vez algún día, aunque fuera un poquito…

El filósofo francés Bernard-Henri Lévy, también declaró su amor por las novelas de espionaje del autor galo Gérard de Villiers, despreciado por los intelectuales, pero que Lévy defiende por la calidad de sus informes sobre las zonas en conflicto; aunque sus tramas sigan siempre el mismo poco imaginativo esquema.

Pero quizás, donde se dan los placeres culpables más divertidos sea entre los músicos. Resulta divertido leer cómo músicos de estilos totalmente opuestos, reconocen sus aficiones secretas.

Como Dave Grohl, epítome de la música grunge primero con Nirvana, y más tarde con los Foo Fighters, confesaba no poder sacarse de la cabeza a las Spice Girls.

No sabemos si el jocoso cómic Britney forever (actualmente en la selección que hemos hecho para la PasarelaBRMU/Pedro Lobo), se inspiraría en este hecho al narrar la historia de un exigente aficionado al jazz, que de repente, se contagia de las chiclosas canciones de Britney Spears. Pero lo parece.

El binomio chico duro-gusto poppy, se vuelve a cumplir en el caso del cavernoso cantante del grupo de rock metal alternativo System of down, Serj Tankian, que no podía dejar de tararear a la hipercomercial Rihanna. O Miles Kane, músico indie, ídolo para hipster y gafapastas que reconocía su fijación con el Stayin’ alive de los Bee Gees.




El crítico musical Victor Lenore en su recién estrenada obra: Indies, hipsters y gafapastas (también incluida en nuestra selección PasarelaBRMU/Pedro Lobo), ataca inmisericorde a la tribu urbana y musical que ha dominado durante los últimos años las tendencias del mercado de lo cool. Si hay un rasgo que los hipster-gafapastas-indies han elevado a la categoría de axioma, ese ha sido el de ironizar con los gustos de las masas, con esa mirada condescendiente que les vacuna de cualquier sospecha mainstream.

En este sentido, el delicioso programa de La 2: Cachitos de hierro y cromo, explota el maravilloso archivo de TVE, haciendo un auténtico muestrario de lo que podrían considerarse placeres culpables (no por nada lo confeccionan periodistas de Radio 3, desde siempre la cadena de la modernidad). Y los presentan como redimidos de su naturaleza bastarda, gracias a la mirada que los guays del momento arrojan sobre ellos. De seguir así la cosa, dentro de poco el veterano programa cultural Metrópolis dedicará un monográfico a Pablo Alborán; y en Sálvame Deluxe actuará Silvia Pérez Cruz; y si no, tiempo al tiempo.





¿Qué eres indie y te gusta Pablo Alborán?, ¿qué eres choni y te pierdes por Anthony and the Johnsons?, ¿qué eres heavy y te vuelve loco Luis Miguel? No problemo que diría Terminator. En las bibliotecas públicas  no hay placeres culpables; y lo mismo se llevan discos de Enrique Iglesias que de Beach house, cómics de Mortadelo que de Bretch Evens. La única vergüenza es no encontrar nada que te guste con la cantidad de cosas que tenemos.

Eso sí, como si no hablan de mal de ti, no eres nadie en la red: aspiramos a que este blog sea el placer culpable de más de uno.



miércoles, 21 de enero de 2015

Pasarela BRMU: Pedro Lobo


Mientras que la música nos abstrae de la realidad más inmediata; la matemáticas nos ayudan a organizarla. Una, nos eleva los pies del suelo, y la otra, nos los sujeta con la más incuestionable de las lógicas; y paradójicamente, ambas no pueden ser más similares.

Desde mucho antes que Arnold Schönberg crease el dodecafonismo, la música siempre había dependido de las matemáticas. "Toda la naturaleza consiste en armonía que brota de los números" que sostenían los griegos. Sin las escalas, el ritmo, la métrica o las notas que siguen las pautas que marcan las matemáticas: la emoción que nos proporciona la música no existiría.

Por todo ello, nuestra Pasarela BRMU dedicada en esta ocasión a la colección Instrumental de Pedro Lobo (ganadora del premio a mejor colección en el Festival Internacional de Benicassim), combina matemáticas y música de forma indisoluble. Novelas por cuyas tramas se deslizan las matemáticas, hasta biografías, ensayos, películas o cómics con el mundo de la música y los músicos como protagonistas.

Pedro Lobo, permanente ebullición mental
Foto: MMOD

Los diseños de Pedro Lobo inspirados en la música son como ecuaciones resueltas. Su visión de la moda, sin pentagramas ni algoritmos que la limiten, se adapta a quien la viste con el estilo más libre. Combina la estructura propia de una sinfonía, con la improvisación del jazz en unas prendas que apelan tanto a la lógica como al sentimiento.

La moda de Pedro Lobo no tiene estribillo, ni lo necesita. Su melodía es tan pegadiza que una vez oída, ya dificilmente se olvida.



Si en la sinfonía de Prokófiev, Pedro y el lobo, el niño protagonista vencía al lobo gracias a su astucia y resolución; Pedro Lobo, formado entre Murcia, Madrid y Milán: está venciendo cualquier duda que pudiera albergarse sobre el talento y la proyección de los nuevos diseñadores murcianos. Y durante el siguiente mes, todos estamos invitados a disfrutarlo.

Y como Pedro Lobo, entre otras cosas, ha sido estilista en cortometrajes y vídeos musicales, nada mejor que cerrar con música, con uno de los vídeos del grupo La buena vida en el que participó como estilista:




lunes, 19 de enero de 2015

Cartas de amor BRMU



Por muchos “powerpoint” de colores saturados, por mucho “emoticono” de corazones palpitantes, o por mucho vídeo con fotos de parejas sobre fondo de balada empalagosa: lo sentimos, pero lo digital no casa bien con la idea del amor que desde los cátaros, se ha grabado a fuego en la imaginación de Occidente.

Por eso, la Biblioteca Regional de Murcia quiere que este año por San Valentín, sus usuarios se olviden por un momento de los whatsapp, sms, emails, y redes sociales, y demuestren que pese a los tiempos que corren, aún son capaces de tomarse su tiempo para escribir una carta de amor.

Una carta de amor a la cultura, a tu biblioteca, a tu mascota, a tu comunidad de propietarios, a tus amores imposibles, o a lo que te apetezca. Si Víctor Hugo dijo aquello de que el invierno esté en nuestras cabezas, y la primavera en nuestros corazones; ayúdanos este año a que la primavera llegue a la Biblioteca Regional antes que a ningún gran almacén.

Toda la información para participar en: Cartas de amor BRMU



jueves, 15 de enero de 2015

Frikis contra hipsters: guerra sin cuartel


Que se adapte una película de éxito para un videojuego, no es noticia. Que sea una novela la que aporte la base argumental, cada vez menos, ya lo contamos en otros post; incluso Jane Austen está ya en formato videojuego. Que la película elegida sea de ciencia-ficción, pues mucho menos; pero que sea de un director de culto, famoso por sus tramas crípticas, repletas de simbolismos, con un alto grado de lirismo, y que abordaba cuestiones de índole existencialista (vamos lo que antes se llamaba cine de arte y ensayo), pues no, no es nada habitual.

Escena de la densa película Stalker de Andréi Tarkovski

Y echándole un vistazo al videojuego Stalker, repleto de disparos, zombis y explosiones por doquier; poca similitud se puede encontrar con la película del mismo título que el director de cine ruso Andréi Tarkovski rodó en 1979, pero no ha faltado algún crítico literario que encuentra paralelismos entre videojuego y película. Después de todo, ¿hay algo más existencialistas que un zombi?

"La existencia precede a la esencia", una frase Jean Paul Sartre que actúa casi como lema del pensamiento existencialista. Pero, ¿alguien se imagina a Sartre, o su pareja, Simone de Beauvoir interesados por los videojuegos, de haber existido en su época? Su curiosidad intelectual seguro que les habría hecho interesarse por lo que se está constituyendo como una industria cultural de primer orden.




Y como en todo sector emergente, no faltan las situaciones cuando menos curiosas. En un artículo del semanario de El País de este último fin de semana, se relatan algunas de las tensiones que están surgiendo entre la vieja guardia fanática de los videojuegos, y los arribistas hipsters que se están apropiando del medio para sus intereses. Un enfrentamiento jocoso, y fácilmente caricaturizable, en el que los fans de los videojuegos según el tópico de toda la vida, locos por la combinación: tías buenas+acción descerebrada+violencia por doquier, están en pie de guerra contra los modernos que cada vez más, consumen y crean videojuegos que supongan "experiencias estéticas y narrativas".

Indie-o-rama, la revista para estar al día de los videojuegos indies


Como siempre los guardianes de las esencias sin dejar evolucionar a lo que supuestamente tanto aman. El videojuego frikis versus hipster es cuestión de poco tiempo que a alguien se le ocurra. Pero exceptuando las  nada graciosas amenazas que algunas mujeres implicadas en la creación de videojuegos distintos, han recibido vía redes sociales, o el homófobo juego Asshole: lo cierto es que este conflicto frikis-hipsters se podría haber dado perfectamente también en el mundo del cómic. Y en cambio, no ha sido así.

Matar gais para que no te violen: el lado oscuro de los videojuegos

Uno de los cuadros de la exposición
Desde la irrupción de la etiqueta de novela gráfica, un nuevo público que hasta ahora había despreciado o mirado con indiferencia al cómic, se ha interesado por él. Leer cómic es guay, es moderno, ya no es cosa sólo de frikis obsesionados por los superhéroes (e incluso su estereotipo ahora es más querido gracias a series como The big bang theory). En nuestra Comicteca lo sabemos bien, la reconsideración del cómic como producto cultural respetable ha evolucionado paralelamente al desarrollo de nuestra Comicteca. Vista así, la Comicteca de la BRMU ¿sería friki o hipster?

Afortunadamente no tenemos que definir nada, tenemos para todos los gustos y aficiones; aquí no se discrimina a nadie, y el hipotético sentido peyorativo o prestigioso de los términos friki o hipster, pierde todo sentido. Puestos a ponernos etiquetas, las queremos todas o ninguna. Y el próximo 31 de enero tendremos otra ocasión para demostrarlo.

El juego de miniaturas basado en Star Wars, X-Wing, está arrasando a nivel mundial; y en la sala de exposiciones de la biblioteca, precisamente el último día en que estará la exposición Descontextualizando al cómic: se va a celebrar, durante todo el día, uno de los torneos más importantes a nivel nacional dirigido por los entusiastas chicos de de 7 héroes.

Y por terminar volviendo al existencialismo con el que arrancábamos, nada mejor que cerrar con una de sus musas. ¿Qué mejor banda sonora para un videojuego existencialista que la intensa Juliette Grecó en un vídeo que resulta todo un homenaje a París? Homenaje oportuno en estos días, en que la bella capital tan presente está en la mente de todos.

Existencialismo, videojuegos, cómics y juegos de miniaturas: todo interesa en una biblioteca pública.

jueves, 8 de enero de 2015

Gracias, Mark

Gracias Mark, gracias sinceramente. Puede  que en la magnífica película que David Fincher hizo sobre los orígenes de tu creación, Facebook, te dibujase como un resentido, y algo traicionero (algo que lógicamente te escoció bastante). Pero nos da igual como seas, después de tus últimas declaraciones, el mundo bibliotecario sólo puede darte las gracias por haber descubierto algo tan simple como los libros.

Mucho se habla del predicamento de los dioses de Silicon Valley a nivel tecnológico, pero no sabemos si su influencia a nivel social cala de igual manera. Para los adoradores del sello de la manzana mordisqueada, Steve Jobs es casi un santo, la labor filantrópica de Bill Gates hace que el culto a su figura se reparta entre los que critican a Microsoft, y los que reconocen su interés social. Pero la influencia más allá de lo tecnológico de Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, resulta mucho más difusa.

El caso es que Zuckerberg quiere introducir como novedad en su red social: un club de lectura. Algo más que visto en bibliotecas, y también en muchos blogs y webs volcadas en la literatura; pero menos habitual en redes sociales. La idea será compartir un libro durante dos semanas, y una vez leído por los facebookeros, comentarlo a través lógicamente de Facebook. Algo muy propio, dado el nombre de la red (Caralibro).



Y parece que Mark ha descubierto un mundo que desconocía por completo. Según sus declaraciones: "Estoy muy entusiasmado con este desafío. Encontré libros de lectura muy gratificantes. Los libros te permiten explorar completamente un tema, y sumergirse en una manera más profunda que la mayoría de los medios de comunicación contemporáneos. Espero poder cambiar mi dieta, de los medios de comunicación a los libros"

Hace tan sólo dos décadas, que una figura con la importancia en los medios de comunicación como es actualmente Zuckerberg, hubiese dicho algo tan obvio habría resultado impensable. Ahora en cambio hasta nos parece normal. Ya recogíamos las palabras del escritor Junot Díaz en Trastorno bipolar bibliotecario, pero vienen tan a cuento que no nos resistimos a volver a reproducirlas:

“cada vez que un joven abre un libro es tiempo que pasa sin pulsar botones, sin entrar en Facebook, sin pedir papel higiénico por Amazon. Si a una chica o a un chico les da por leer poesía, se salen de la cadena de producción de dinero y obtención de beneficios. […] . A las corporaciones les resulta insoportable la idea de que nadie le dedique a una novela las 20 o 30 horas que exige su lectura.”

¿Será consciente de ello Zuckerberg? En cualquier caso, sólo cabe celebrar que una figura como él, anime a sus millones de seguidores a sumergirse en el ya para muchos desconocido planeta de los libros.



Tal vez así, se conseguirá que los referentes culturales pre-Internet se mantengan vigentes entre las nuevas generaciones, y no se den casos tan bochornosos como los recientes comentarios en Internet a cuenta del último tema del músico Kanye West en colaboración con Paul McCartney. El tema Only one, dedicado por West a su madre, ha sido compuesto en colaboracion con el ex-Beatle (todo un lujo para el marido de Kim Kardashian); y aunque West ha firmado algunos de los mejores discos editados en los últimos años, el caso es que la cultura musical de algunos de sus seguidores, debe ser como un páramo desierto más allá de los últimos diez años.

El caso es que los comentarios felicitando a West por darle la oportunidad a un nuevo músico, o directamente preguntando ¿quién es ese tal Paul McCartney?, parecen más bien una broma que algo que haya podido pasar en realidad.



Pero sólo hay que fijarse en el desconocimiento musical, literario o cinematográfico en amplios sectores de las nuevas generaciones. Una pena, que muchos niños no hayan visto nunca una película de Charlot, o de Buster Keaton o Harold Lloyd; que para muchos jóvenes Humphrey Bogart, Greta Garbo, Bette Davis, Katharine Hepburn o Cary Grant, no son más que fotos antiguas en alguna revista que hojean por casualidad.

Precisamente, si el fundador de Facebook quiere explotar la vertiente más educativa de su red social: ¿no deberíamos las bibliotecas explotar nuestro fondos en este sentido? ¿En qué otro lugar es posible localizar, ya no sólo películas, sino libros, músicas, cómics; que han desaparecido de los catálogos de las librerías, y que pueden servir para desarrollar un plan de formación en historia del cine, la música o la literatura?



Los que ya tenemos una edad, gracias a la labor de la televisión de los años 70 y 80, pudimos acceder a las maravillas del cine clásico a través de innumerables ciclos. Pero en la actualidad, el cine clásico (salvo fallecimiento de alguna superestrella mediante) no se contempla en la parrilla de casi ninguna televisión generalista. Una estupenda ocasión para que las bibliotecas suplamos estas lagunas de las nuevas generaciones.

Gracias de nuevo Mark, y que tu poder mediático sirva para que aparte de compartir vídeos de gatitos, bebés y demás fauna: se socialice a través de la cultura. Todos saldremos ganando.


Fuente: ActuaLitté