jueves, 3 de abril de 2014

La ciencia avanza, pero yo no

 


No es que estemos pensando en hacernos amish (ya saben el grupo etnorreligioso que reniegan de las tecnologías modernas), pero ante ciertos inventos recientes que nos venden como mejoras, algunos no podemos evitar sentirnos casi cavernícolas.

Es el caso de la aplicación de lectura rápida que ha desarrollado la empresa Spritz. En un vertiginoso mareo de cifras, el sistema permite doblar o triplicar la velocidad de lectura, hasta pasar de las 250 palabras que solemos leer de media, a las 1000 palabras por minuto.



Para ello han ahorrado en lo que más tiempo se pierde en la lectura de textos: en el desplazamiento de los ojos para recorrer las líneas. Para ello han marcado una letra de la palabra que permita reconocerla inmediatamente, y haga que las palabras aparezcan consecutivamente en único espacio de la pantalla.

Si a algunos les diagnostican el síndrome del ojo vago, no queremos ni pensar en la desidia ocular que la proliferación de este tipo de dispositivos puede provocar. No lo podemos evitar, seremos unos apocalípticos integrados (como nos definió una seguidora en Twitter) nos encantan los avances tecnológicos, pero hay que prevenirse de las tecnoadicciones.




No queremos ponernos melodramáticos, pero poco a poco vamos cediendo cada vez más soberanía corporal a las máquinas, y: o bien optamos por convertirnos en ciborgs (que igual no estaría mal), o Hal 9000 (la computadora tiránica de 2001, una odisea del espacio) nos aguarda a la vuelta de la esquina.

Tantos libros,
y tan poco tiempo

De acuerdo en que hay muuuuuchos libros, y muy poco tiempo. Y esa es una frustración permanente de cualquier letraherido, pero ¿de qué sirve acumular tantos datos, tanta información, si no se traduce en conocimiento? El ABC de cualquier manual básico de psicología del aprendizaje lo deja claro: para aprehender es necesario pensar, respetar nuestra mente no como un simple contenedor, sino como una máquina eficiente que hace ejercicio diario


Lo de "vive deprisa y deja un bonito cadáver", quedaba genial como consigna roquera. Pero ¿a qué engañarnos? a todos nos puede la curiosidad por lo que pasará en el futuro, y la mayoría seguimos empeñados en durar lo más posible. ¿Para qué tanto correr?

La publicidad, las películas, la comida rápida, la obsolescencia programada, los índices de audiencia, más rápido, más rápido… Como dice el filósofo coreano afincado en Alemania, Byung-Chul Han en Babelia:


 “la acumulación de la información no es capaz de generar la verdad. Cuanta más información nos llega, más intrincado nos parece el mundo” 

Y por tanto, añadimos nosotros, más manipulables somos. La urgencia del capitalismo salvaje trasladado a la lectura.

No suscribimos cien por cien la letra del tema La ciencia avanza (pero yo no) del grupo Los Vegetales, pero sí el espíritu. Queremos seguir siendo nosotros los que nos marquemos el ritmo, al menos en los placeres en los que podemos simular algo de soberanía. Y la lectura es uno de ellos.

Así que terminaremos con otro de los placeres a los que no es bueno meterles prisa: la música. El clásico Teardrop de Massive Attack, es uno de esos temas al que no es bueno acelerar, hay que dejarlo fluir, para que nos vaya calando poco a poco, y termine por quedarse para siempre con nosotros.



Fuente: Xataka

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya lo decía mi padre " Leo, leo, cuanto más leo, más tonto me quedo".

Yo no suscribo en sentido estricto dicha afirmación, ni mucho menos, pero si reivindico la necesidad de tener tiempo para también poder perderlo, quizá en contemplar un amanecer o simplemente a unos niños en un jardín, acaso he dicho perder cuando quería decir disfrutar el tiempo. Es lo que creo, que debemos lanzarnos a la lectura pero también a las vivencias. A poder asimilar las cosas lenta y pausadamente sin agobios y con cierta poesía. Si no de que sirve leer si no para aportar belleza, imaginación e inteligencia a la vida y sin tiempo para disfrutarla de que me sirve pues....

Las nuevas tecnologías son muy útiles y a veces apasionantes pero también están permitiendo que algunas personas se hagan adictas y se pierdan y se olviden en disfrutar de lo que realmente importa que son LAS PERSONAS, EL MAR, LA NATURALEZA, LOS MUSEOS, LOS TEATROS ( en fin todo lo que huela humanidad a civilización a comunicación ).

Pues eso que avancemos con la ciencia pero de forma inteligente.

El blog de la BRMU dijo...

Al hilo de esto, sólo hay que observar la cantidad de peatones que tienes que ir esquivando por las aceras, totalmente absortos en sus móviles. Caminar por la ciudad cada vez es más una carrera de obstáculos.

Las nuevas tecnologías son fantásticas, siempre que no nos convirtamos en esclavos de las mismas. O peor aún, en esclavos de nosotros mismos como mantiene el filósofo Byung-Chul Han en la interesantísima entrevista que enlazamos en el post.

Anónimo dijo...

Gracias a la BRMU, he podido descubrir a Byung-Chul Han. Supongo que siempre hay alguien que exprese mejor que nosotros mismos lo que sentimos o pensamos. Supongo que esto hace que la admiración hacia alguien se puede confundir con otros sentimientos. En cualquier caso suscribo el mensaje que nos ha transmitido el coreano, bueno hasta me parece guapo, creo que si, que me acabo de enamorar ( intelectualmente hablando ) porque de la otra manera como bien dice el coreano sólo se puede experimentar en vivo y directo.

Fuera de bromas, soberbio lo que este filosofo nos dice.


El blog de la BRMU dijo...

Y ya tenemos pedidas las obras editadas en castellano de Byung-Chul Han. En breve, estarán disponibles para préstamo.