jueves, 13 de junio de 2013

Biblioteca caníbal

"Cada lucha es una lucha por la comida cuando eres un caníbal"
Hannibal Lecter

Si en el post precedente hablábamos de cultivar la carne en el sentido más amplio, ahora hilvanamos un relato en torno a supervivencia, gastronomía y papel. Y es que según los apóstoles de lo digital, al libro en papel le quedan dos telediarios. Si se cumplieran sus augurios: ¿qué haremos las bibliotecas con las toneladas que acumulamos? Como diría algún grosero: comérnoslo con patatas, algo que gracias al cocinero murciano de adopción, Firo Vázquez, ahora tendríamos un poco más fácil.

Sus investigaciones con la Universidad de Murcia, le han llevado a crear papeles comestibles, que hacen que lo que contábamos en Dieta Dukan para librófagos, adopte otro enfoque mucho más interesante. Degustar un Quijote (como elaboró para la inauguración del Instituto Cervantes en Pekín), el periódico El País (procurando evitar noticias indigestas), o la portada de una revista: es posible gracias al arte culinario de este chef que nos convierte a todos en librófagos felices.

Las creaciones de Firo Vázquez con delicioso papel comestible

Comer papel para los bibliotecarios es casi caer en el canibalismo, es engullir lo que hasta el momento ha sido la materia prima que ha dado cuerpo a la profesión. Y pese a que algunos quieran vernos como zombis arrastrándose por la esfera digital, si la profesión sobrevive: será gracias a nuestra capacidad para ser omnívoros, fagocitando todo lo que nos rodea.



Galleta impresa con chocolate en The
Library Test Kitchen
Es el caso de The Labrary, el innovador espacio diseñado por The Library Test Kitchen (un seminario para reinventar las bibliotecas de la universidad de Harvard), donde se está cocinando otra visión de nuestros centros, otras utilidades a sus espacios y colecciones (como modestamente estamos intentando nosotros, con nuestra primera acción artístico-bibliotecaria).

Algunas de las ideas de The Labrary son para relamerse: propuestas conceptuales, como posar cual víctima de homicidio bajo un libro, catalogar plantas por su aroma, o imprimir textos en galletas con chocolate, listas para saborear. Juegos de diseñadores, ahora, pero quién sabe si de alguna de esas ideas, sale un enfoque que merezca ser desarrrollado e implantado en un futuro cercano.

Si la FAO recomendaba comer insectos y medusas para combatir la hambruna, y las bibliotecas de Miami ofrecen almuerzos a sus usuarios: está claro que ha llegado el momento de cocinar nuestras bibliotecas, y servirlas de manera tan elaborada como hace Firo Vázquez.


Chato murciano prehistórico elaborado por Firo Vázquez


3 comentarios:

Luis Sánchez dijo...

Ya estoy viendo a José Coronado y Carmen Machi anunciando los libros de Activia (porque fijo que tienen fibra).
Bromas aparte, sigo pensando que si el cd no extinguió el vinilo (las cassettes sí, por desgracia, porque tenían su encanto) el e-book tampoco podrá con el papel impreso.

bixerdo dijo...

Jo, el post me ha traído el recuerdo de las Confesiones de un bibliófago de Jorge Ordaz que, en su día, me impactó bastante.

Más sobre bibliofagia en el blog de la biblioteca de Universidad de Zaragoza.

El blog de la BRMU dijo...

Las bibliotecas estamos como Coronado y Machi después del Activia: en tránsito...Confiamos en que sea a algo mejor, a sentirnos más livianos, y preparados para lo que vendrá.

Interesantísimo el post del blog de la Universidad de Zaragoza.