martes, 31 de marzo de 2015

Centrifugando el 2015 [febrero]

[Haz clic en las letras verdes, y centrifuga tu cerebro] 


El mes de febrero en este blog, ha tenido una naturaleza de lo más bipolar. O no. Lo bueno de estos centrifugados (y esto lo firmamos ante notario si es necesario) es que empezamos repasando lo que ha dado de sí el mes precedente: sin guión, ni rumbo alguno, de manera totalmente intuitiva. El relato que hacemos se construye a golpe de teclado, y al final, igual nos llevamos la sorpresa de que todo el batiburrillo resultante ha sido de lo más coherente. ¿Quién sabe?, vamos a verlo.




Los dos polos que en un primer vistazo nos saltan a la vista, han ido desde la celebración del amor (música de violines, por favor) a cuenta del ineludible San Valentín, para luego dar un bandazo a mitad de mes y terminar punkis y rabiosamente reivindicativos. Pero en medio de esos dos extremos (que como todos los extremos terminan conectándose por algún lado, seguro) tuvimos tiempo para algo que nos gusta mucho en este blog el reciclaje de libros dados por perdidos y transformados en objetos de lo más sugerentes.

También tuvimos nuestra andanada encubierta contra la piratería que está boicoteando el desarrollo normal de la industria musical gracias a Internet en Mono ve, mono hace. Puede que sea una batalla perdida por nuestra parte, pero las bibliotecas tienen la obligación de apoyar a las industrias culturales: nos va en ello también nuestro futuro.

Pero salvo en estos dos asuntos, la temática del mes se polarizó de manera marcada. Celebrábamos el amor, sí, pero no a la manera cursi de un gran almacén. Aspirábamos a que nuestros usuarios nos ayudasen a que la primavera llegase antes a la BRMU, que a ningún gran almacén. Y llegó, gracias al concurso de Carta de amor a la biblioteca.



El amor de pareja puede caducar, el amor a tu equipo de fútbol, no debería, pero a veces también pasa: en cambio, el amor a una biblioteca bien surtida no tiene porque extinguirse nunca, y además no te exige exclusividad, ni tan siquiera fidelidad. ¿Hay amor más desinteresado? Por eso nos hacíamos eco del algoritmo del amor, un burbujeante invento de una marca de refresco para convertir todo el odio acumulado de la red de redes en amor. Si lo consiguió o no, sólo se sabrá leyendo el post, pero en este caso más que nunca, lo que valía era la intención.

Y la culminación de toda esta celebración del 14 de febrero, fue la publicación de la carta ganadora del concurso de cartas de amor que convocó la BRMU. La carta de amor de un libro a una usuaria, nos salvó del grave pecado de la cursilería más desbocada, haciendo que las estadísticas de visitas al blog se elevasen cual pico del Himalaya. Y no era para menos por lo deliciosa, sin pizca de merengue, que resultaba.



Y a mitad de mes, fueron cambiando las tornas. Calentábamos motores con una fiesta salvaje, una Rave bibliotecaria o Biblioteca okupa2,  Para después, más chulos que un ocho, proclamar a los cuatro vientos que:



Y es que estábamos preparándonos para la irrupción en nuestra Pasarela BRMU del duo punk-feminista de Las culpaSS. Una de las propuestas más cañeras, divertidas, y refrescantes del panorama de la moda murciana, que nos ha permitido ofrecer lo mejor de nuestras colecciones en asuntos tales como la igualdad, el feminismo, los roles sexuales, y mil cuestiones más en forma de libros, películas o cómics.  No por casualidad, durante todo el mes en que se celebraba el Día Internacional de la Mujer. 



¿Es posible encontrar ese enlace entre ambos extremos que han polarizado al mes? De la celebración del amor más comercializada a la reivindicación punki feminista. Está clara la conexión, ¿no?

Si queremos seguir celebrando al amor, pero al de verdad, al amor que se elige libremente, sin condicionantes de ningún tipo, y sin intervenciones ajenas a la voluntad de los individuos, sólo cabe un camino: el de la igualdad definitiva entre hombres y mujeres.

Y una vez dicho lo cual, ahora a ver quién se cree que este final feliz no estaba pensado de antemano. Que llamen al notario.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen sumario.

Sólo matizar que hay cosas que para algunos son cursí y para otros no, sino todo lo contrario: son síntomas de refinamiento, de evolución social, de simbolismo y sobre todo de mucho amor del bueno, del que dura toda la vida. Porque el amor y la amistad son como los diamantes, para toda la vida, lo demás son baratijas.

El blog de la BRMU dijo...

Lo de cursi o no, desde luego depende de cada uno. Hay ciertas convenciones que caen en lo excesivo a la hora de representar los sentimientos, sobre todo si son los relativos al amor. Pero que cada uno sea libre de expresarlos como sea, y sobre todo de disfrutarlos.

Muy buena puntualización por tu parte.