martes, 8 de septiembre de 2015

Las bibliotecas nos dieron el poder

La urgencia de leer

Hace poco más de un año, en el post Bibliotecas-nido contra Godzilla, fue la última vez en la que hablamos de la biblioteca como refugio en situaciones límites. En plena vorágine de dramáticas noticias sobre los refugiados que estos días están llegando a Europa, cuando palabras como: solidaridad, acogida, puertas abiertas, humanidad o deber moral: proliferan en columnas y noticias de todos los medios; resulta positivo que la palabra biblioteca, también haya aparecido en alguna de esas noticias.

El último en pronunciarla ha sido el padre Ángel, fundador de la Asociación Mensajeros de la Paz, que en unas declaraciones a cuenta de la labor que su asociación está realizando para traer refugiados a nuestro país; se plantea la posibilidad de que las bibliotecas (entre otros locales pertenecientes a la administración), se conviertan en centros de acogida. Soluciones drásticas ante situaciones extremas. Pero en este post, más que de campamentos de refugiados montados en bibliotecas, vamos a hablar de bibliotecas montadas en campos de refugiados.

Biblioteca de Bubisher en los campos de refugiados saharauis


En España la organización Bubisher (Bibliotecas y bibliobúses para los refugiados saharauis), lleva desde el 2008, proveyendo de libros en castellano a los campamentos de refugiados saharauis en los alrededores de Tinduf-Argelia.

En Francia, Bibliotecas sin fronteras, arrancó un año antes que Bubisher, y ya está presente en 20 países con el respaldo de escritores, académicos y hasta ocho Premios Nobel. La organización francesa entró en contacto con el prestigioso diseñador Philippe Starck para diseñar un fantástico artilugio que pudiera transportar la cultura a cualquier rincón del planeta: la Caja de ideas.
El icónico exprimidor de Starck

Tras clásicos del diseño como el exprimidor Alessi, la silla Ghost o el hervidor Hot Bertaa; el talento de Starck se puso al servicio de una labor humanitaria para concebir un dispositivo portátil que permitiera montar una mini-biblioteca en pocos minutos. Dotada con su propia fuente de energía, la Caja de ideas contiene libros, un ordenador portátil, películas, así como acceso a Internet; y puede montarse en menos de 20 minutos, en un espacio de poco más de 90 metros cuadrados. De esta manera, refugiados en Burundi, Jordania o el Líbano, ya tienen mini-bibliotecas gracias a las Cajas de ideas de la organización francesa.




La genial Caja de ideas diseñada por Starck: cerrada y una vez desplegada


Y si Bibliotecas sin fronteras, fue fundada por el historiador Patrick Weil: ahora ha sido una profesora de inglés, la que ha decidido crear una biblioteca en el campo de refugiados que ha surgido en la localidad francesa de Calais, junto al Canal de La Mancha.

Mary Jones, que así se llama la profesora, quería ayudar a los refugiados que esperan poder acceder a Reino Unido, y a través de donaciones, y apoyada por voluntarios, ha creado este espacio con el nombre de Libros de la jungla. Un lugar en el que los acampados pueden aprender inglés, y evadirse gracias a los libros disponibles.

La Jungla de los libros en el campo de refugiados en Calais


En cualquier lugar, y aún en cualquier circunstancia, la cultura puede actuar de salvavidas. Ya lo decíamos en  Bibliotecas low cost: "es el instinto por sobrevivir más allá de lo básico, de preservar la dignidad a través de la cultura". Y eso es lo que hace Al, un indigente que vive bajo un puente en la ciudad de Toronto, y que en su "campamento" ha creado una pequeña biblioteca libre dentro de una caja de cartón. 

Harto de ser expulsado de muchas bibliotecas a las que iba para leer y guarecerse, Al junto con un colega, ha ido acumulando libros que en muchos casos les donan los propios vecinos de la zona, que observan su amor por la lectura.


El "apartamento" de Al bajo un puente de Toronto

Una biblioteca pequeña, por cuestiones eminentemente prácticas, ya que en caso de desalojo (algo habitual), el transporte de sus bártulos ha de ser rápido y ligero. Mientras tanto, Al ve crecer a su pequeña biblioteca, que quiere convertir en biblioteca de intercambio; y que los libros circulen con la misma libertad con la que él se plantea el día a día.
Cartel completo de la campaña La urgencia
de leer de Bibliotecas sin fronteras


La canción  A design for life (Un diseño para la vida) de los Manic Street Preachers, arrancaba con el verso:  "las bibliotecas nos dieron el poder", y no podemos estar más de acuerdo. Al abordar temas tan sensibles como la situación de los refugiados o los indigentes: siempre se está al filo de caer en la manipulación sensiblera de un predicador callejero maníaco.


Pero, en muchas ocasiones, la única manera de llamar la atención pasa por acciones desesperadas: como cuando en plena guerra de los Balcanes, la ganadora y demás participantes del concurso de belleza de Miss Sarajevo, portaron una pancarta con la leyenda Don't let them kill us (No dejes que nos maten). 

El odiado/amado Bono de U2, se unió a Pavarotti, para conmover sin miedo a caer en lo lacrimógeno, con un tema inspirado en este hecho, que no entiende de sutilezas a la hora de apelar a las conciencias a través de las emociones.


Fuente: Actualitte

2 comentarios:

Anónimo dijo...

IMPECABLE post. Muchas gracias.

El blog de la BRMU dijo...

Muchísimas gracias, la actualidad siempre encuentra su reflejo en las bibliotecas.