martes, 16 de febrero de 2016

Biblioteca Tudmiria



Con el post La Murcia de cada uno, tomábamos el pulso a las múltiples fragmentaciones que la idea de Murcia está adquiriendo en los últimos años. Ya no vale una única idea de Murcia (algo por otra parte que nunca ha existido),  ahora hay tantas visiones sobre Murcia como nuevos murcianos dan color a nuestras calles.

Lapislázuli, el primer vino con
denominacion de origen tudmiria
Mirando más allá del acho y de las cuatro gracietas con las que el estereotipo reduce a "la ciudad del sucio río", como describía el juego del Trivial a la capital del Segura (¿lo habrán cambiado ya?): si algo caracteriza al murciano es la falta de chovinismo. Algo a alabar en estos tiempos de exaltación de lo tribal, pero que tiene su contrapartida en un cierto desapego a nuestro patrimonio que ningún bien hace a nuestra tierra. El diseñador Adolfo Domínguez declaró hace años que le horrorizaría vivir en ciudades como Alicante o Murcia porque habían destrozado gran parte de su patrimonio arquitectónico empujadas por el desarrollismo de la década de los 70.

Razón no le faltaba, sólo hay que viajar por regiones limítrofes para encontrar un mayor cuidado en respetar lo propio; en los pueblecitos andaluces, basta un poco de cal y unas macetas con geranios para que la idiosincrasia local se preserve de alguna forma. En cambio, en Murcia, la huerta ha languidecido durante lustros, sin que se haya remediado la pérdida de cultivos autóctonos, o respetado un poco la sencillez de las construcciones típicas.

La postiza una puerta abierta al arte en la huerta


Afortunadamente algo ha ido cambiando, nuevas generaciones están rebuscando en la memoria de los abuelos y rescatando sus raíces. El colectivo Huerta Bizarra, la residencia de artistas La Postiza, son algunos de los ejemplos de este nuevo movimiento que aspira a la modernidad recuperando lo que merece conservar de la tradición, sin necesidad de abusar de tanta retórica de refajo y zaragüel, que hasta hace poco caracterizaba en exceso la defensa de nuestro patrimonio.



Uno de los proyectos de HuertaBizarra: la ChirínBiciSolar

De todo ello es posible que surja un cierto orgullo, o mejor que orgullo: amor, querencia y respeto por lo bueno que atesoramos. Y en esas estamos cuando llega el cineasta, escritor y artista multidisciplinar Juan Manuel Chumilla-Carbajosa y lanza un proyecto que nos viene al pelo: el Proyecto Tudmiria, una irónica forma de reivindicar lo propio de una manera inclusiva, abierta, imaginativa y creativa. Pero sobra palabrería, en la web del proyecto vienen perfectamente delimitado a lo que aspira:

"Tudmiria es un proyecto multidisciplinar [...] una obra de vanguardia que tiene como argumento la existencia virtual de una nación imaginaria a partir de precedentes históricos reales que sustentan el desarrollo apócrifo en el paradigma de la política-ficción [...] Cualquier disciplina creativa tiene cabida en los infinitos lindes de “Tudmiria”; un proyecto artístico abierto a la participación de otros creadores [...] El proyecto culminará con la realización de una película de largometraje titulada Vete a Murcia, y mata al rey"
 

En la BRMU, oportunistas sin complejos que somos: nos autoproclamamos desde ya como Biblioteca tudmiria. Frente a la manipulación de la historia, los nacionalismo excluyentes, y la ensaltación de la tribu en pleno siglo XXI: reinvidiquemos desde una nación abierta, plural, que no excluye a nadie y cuyo único requisito para adquirir la nacionalidad sea el interés común a través de la cultura y la creatividad. En una Europa cuya unidad parece residir en exclusiva en la unión monetaria, los mercados únicos, y el control financiero, hagamos que sea la cultura lo que nos una y afiance de verdad al compartir unos valores y orígenes comunes.


 
Antonete Gálvez, el Cantón murciano o la cora de Tudmir son los mimbres sobre los que se sustenta la historia mítica de Tudmiria, que ha dado su primer fruto en forma de libro ilustrado. La extraordinaria historia del estado imaginable de Tudmiria (o vete a Murcia y mata al rey), es el título de esta obra escrita por Chumilla, e ilustrada deslumbrantemente por Juan Álvarez y Jorge G. que planta la primera piedra de este monumento a la ironía en torno a los nacionalismos, y que vacuna de cualquier tipo de fundamentalismo; a la vez que reclama un espacio propio para la creación interdisciplinar más libre.

Seguiremos atentos al desarrollo de este estado imaginario, a los avances del Cantón Pirulero, y del Movimiento Tudmirio de Liberación. Nos va en ello la fantasía.

2 comentarios:

Más de Historia dijo...

Un interesante resumen de lo que se habló ayer en la comida.
Soy Carmen.

Más de Historia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.