miércoles, 18 de julio de 2012

Delincuencia bibliófila


Luis G. Berlanga no podía imaginar hasta qué punto iba a ser profético el título de una de sus últimas películas: Todos a la cárcel. Pero estamos en un blog de biblioteca, no en uno de actualidad política y económica, así que los ladrones en este caso muestran un perfil delictivo algo más sutil.


El reciente y mediáticamente rentable rescate del Códice Calixtino, se queda en mantillas al lado de otros ladrones de joyas literarias, que nada tienen que ver con el charme de un Fantômas o incluso una Pantera Rosa.

La suntuosa Biblioteca Girolamini
Es el caso del director de la Biblioteca Girolamini de Nápoles, que durante años ha estado saqueando la institución, y robando desde originales de la Divina Comedia, hasta ediciones de L´Enciclopedia de Diderot y D´Alembert. Una historia cutre y chapucera como solo podía surgir de la Italia de Berlusconi, cuya crónica detallada resultaría propia de una comedia, sino fuera en el fondo tan triste.
La excelente Un profeta, o la mafia
vista desde la cárcel

O el caso del ex-estudiante de biblioteconomía brasileño Laéssio Rodrigues de Oliveira, que supo sortear las difíciles salidas laborales de la profesión, montando una red mafiosa que dirigía desde la misma cárcel en la que le recluyeron. Desde el año 1998 en que inició su carrera biblio-delictiva, había sustraído obras de gran valor de hasta 14 bibliotecas y museos de varias ciudades brasileñas.

Dos nuevas menciones honoríficas para la nómina de ladrones bibliófilos que recogíamos en Crímenes bibliotecarios, y de cuyas lamentables hazañas solo cabe colegir para bien: que la cultura pese a lo que se diga es todo un negocio, y que como se lamentaba el duo She & Him en su tema Thieves (Ladrones): "Hay ladrones entre nosotros [...] con toda clase de mentiras y mentiras..." , y ahora que cada cual lo aplique a quien le robe más de cerca:

1 comentario:

Super Furry Librarian dijo...

Rato, Montoro y De Guindos nos roban más de cerca.