viernes, 13 de febrero de 2015

Algoritmo de amor



En Placeres culpables hablábamos de los exóticos seguidores que muchas veces nos cruzamos por este mundo digital (no más exóticos que los que nos cruzamos por la vida en general, pero ¿quién no es exótico para otro en algún momento?). El control de lo que se dice y hace en Internet, siempre supone un delicado equilibrio entre la protección y la censura. Lo ideal, en un mundo ideal, sería disponer de un filtro, una varita mágica digital con la que borrar todo rastro de grosería o agresiones verbales en las redes.

En algo así pensaron en Coca Cola de cara a la última Super Bowl (ya saben, el macro evento deportivo de los USA), y se decidieron a lanzar una ingeniosa campaña publicitaria que aspiraba a llenar las redes sociales de amor y buen rollo, pero los duendes (o demonios de Internet) no se lo iban a poner fácil. 

Dibujos en los que se convertían los tweets desagradables

Bajo el hashtag @MakeItHappy (Hazlo feliz), Coca Cola animaba a los tuiteros a responder a los mensajes cargados de malas vibraciones y odio con el hashtag en cuestión; y un algoritmo actuaría de inmediato transformando los mensajes negativos en dibujitos de color rosa. La campaña arrancó semanas antes de la Super Bowl con spots publicitarios como éste:





Hitler hipster con problemas a la hora
de escribir su libro
El ingenio publicitario del refresco, famoso por ser la chispa de la vida, auguraba una vez más una campaña brillante; pero los trolls recalcitrantes no entienden de filtros, ni de algoritmos de amor. Pacientes y obstinados en su vocación de hooligans digitales, se decidieron por ir publicando un capítulo entero de Mein Kampf (Mi lucha) el ignominioso libro escrito por Hitler, en el que daba rienda suelta a sus delirios ideológicos (y uno de los libros más sustraídos en la biblioteca).

Al final ningún algoritmo fue capaz de transformar tanto odio en amor, y la multinacional del refresco terminó por clausurar la campaña.

Las lecturas sociológicas que pueden hacerse dan escalofríos, no sólo por haber elegido los trolls el libro de Hitler para boicotear la campaña; sino por ese afán por acabar con una idea tan positiva. La dulzura de la zarzaparrilla lo tiene difícil para prosperar en el implacable mundo de las redes sociales.

Michael Sam y su novio compartiendo su
felicidad en las redes

Tal vez, la lección que se pueda sacar de todo esto, la dio el jugador gay de fútbol americano Michael Sam, que precisamente colaboró en uno de los anuncios de la marca. Sam contó en un spot de la marca, su experiencia en las redes sociales. El hecho de mostrarse abiertamente como deportista gay, con su pareja, le hacía recibir miles de mensajes de odio y hasta deseos de muerte (la cobardía del anonimato no conoce límites); y la forma que él tiene de darle la vuelta a todo es la de contestar de manera positiva y educada. Y puede que ahí resida la mejor estrategia posible contra tanto frustrado.

No se trata de poner la otra mejilla, sino de que te resbalen las malas vibraciones, de boicotear a los boicoteadores mostrando la satisfacción que pueden ofrecer las infinitas posibilidades de las redes sociales usadas de forma constructiva. Y después de eso, el que quiera aprender que aprenda, y el que no que siga rumiando su amargura en digital.

Siempre será mejor una estrategia de este tipo, que no lanzarse a cazar trolls por la red como se ha propuesto la empresa de antifraudes cibernéticos Trustev. La empresa de origen irlandés, está adaptando un software desarrollado por ellos para el comercio electrónico, para que se pueda bloquear a los trolls y demás visitantes indeseados que entren en webs de medios de comunicación y blogs.

La empresa irlandesa Trustev, especialistas en rastrear huellas digitales.
Ahora decididos a ser los Van Helsing de la red a la caza de trolls

La idea en sí es buena, sobre en todo en casos clarísimos de ciberacoso, pero como todo, es cuestionable. ¿Hasta que punto no se estaría abriendo la puerta a la censura?, ¿ los medios de comunicación,  blogs, redes sociales, no pueden terminar convirtiéndose en medios sesgados?, ¿no es mejor excluir, por supuesto, todo lo que pueda incurrir en lo delictivo, pero dejar que cada uno exprese su opinión libremente, por desagradable que pueda resultar?

Dudas apasionantes para el encendido debate que plantea el nuevo panorama digital. Un debate que alguien como Michael Sam (un tipo que en un cara a cara, y con un solo meñique, derribaría a más de uno de esos trolls que le insultan por la red) resuelve de la manera más elegante: ignorando lo negativo, y potenciando lo positivo. Y así queremos cerrar este post, con un fantástico vídeo lleno de amor y música del grupo Ok Go (Ok, vamos) para su tema I won't let you down (No te voy a defraudar). Todo una declaración de principios de cuál es la actitud para combatir a tanto troll como nos cruzamos en nuestro día a día.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Ojalá haya más gente como Micael Sam, demuestra madurez y equilibrio en ese saber estar. Pero a veces se hace difícil.

Enhorabuena por esta declaración de mesura y educación. Intentaremos ponerla en práctica pese a trolls e impresentables, mas no significa que perdamos la perspectiva de encajar una buena crítica hecha con objetividad y deferencia, siempre es interesante tener otros puntos de vista...