martes, 3 de febrero de 2015

Reciclarse reciclando

Los libros siempre dando ideas
Pese al título del post que nadie piense que otra vez volvemos a la murga de que las bibliotecas estamos obligadas a reciclarnos, renovarnos, mejorarnos, adaptarnos, bla, bla, bla. No. En esta ocasión volvemos a otro tema recurrente en ocasiones en este blog, pero mucho más divertido: la segunda vida que el ingenio de algunos creativos saben insuflar a los libros deshauciados.

Cada primavera y otoño, coincidiendo con lo que en Murcia se denomina el deshollino de los hogares (lo que en el resto del mundo sería una limpieza general) nuestro servicio de Información y Atención al usuario se llena de cajas y cajas de libros, que sus dueños deciden donar a la biblioteca. Nosotros lo agradecemos, aunque en algunos casos, no estaría mal pensar que si esos libros no sirven ni para remediar la cojera de una mesa: ¿por qué no ejercer la conciencia ecológica y acudir al contenedor de papel?


En esos casos pensamos en qué bien nos vendría en nuestra ciudad un proyecto como el que dos ex-creativos publicitarios han montado en Roquetas de Mar (Almería).  

La reciclería, así se llama la empresa gracias a la cual, esta pareja, aburrida de tantos años frente a un ordenador, han podido dar rienda suelta a sus habilidades manuales, y han conseguido reciclarse en artesanos gracias al reciclaje.



Libros con luz propia (libros convertidos en lámparas), Alma de libro (objetos decorativos formados con libros) o Libros vivos (libros que sirven de maceta), son los principales productos en que se reconvierten los libros deshauciados que encontraban abandonados en contenedores; pero que ahora reciben directamente de muchos lectores que necesitan huecos en sus estanterías.

Sus productos seducen al primer vistazo, pero lo que definitivamente seduce es conocer casos de gente como ellos, que en un determinado momento de sus vidas, cambian el rumbo para hacer lo que realmente les gusta.



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